NAIZ

Sudar la gota gorda hasta alcanzar la cumbre, la vuelta a casa de presos y refugiados

Bastones en mano y mochila al hombro, el reto de Sare ha alcanzado multitud de cimas este caluroso sábado. Esas imágenes suman pasos y lanzan una vez más el mensaje que ha empujado en las cuestas: «defender sus derechos, porque cumpliendo la ley muchos deberían estar ya en la calle».

Participantes en la movilización en los monetes, en Donostia. (Maialen ANDRES/FOKU)
Participantes en la movilización en los monetes, en Donostia. (Maialen ANDRES/FOKU)

Será difícil contabilizar cuántos mendizales y quienes aun no siéndolo tanto no han dudado hoy en calzarse botas y mochila y emprender el camino a las cimas de los montes que salpican el país.

Decenas de fotos dejan ya constancia de la movilización, de solidaridad y reivindicación a partes guales en forma de reto lanzado por Sare, una subida simultánea a 650 montes por el respeto a los derechos de las personas presas, que ha dejado exhaustos a muchos y muchas, pero que deja imágenes que lanzan un nuevo mensaje a los estados y, al menos smbólicamente, «borrarán los muros de las prisiones», como comentan en Laudio.

No pudo ser en octubre por las condiciones climatológicas, pero ha llegado hoy en una soleada jornada que ha despejado el camino hasta completar 350.000 kiómetros, una etapa más, otra vez cuesta arriba, para llegar a la última cumbre, aquella desde la que se divise un escenario de derechos para todas las personas, también para las y los represaliados.

En Laudio, desde donde uno de los grupos ha ascendido al Kamaraka, comentan que en forma de manifestación multitudinaria o a través de iniciativas como las de hoy, es necesario seguir dando pasos, porque «puede que estén ahora más cerca de casa, pero esto no se ha acabado, hay que resolver su situación, esto no se va a resolver hasta que vuelvan a casa».

En ese objetivo de cumplir el reto planteado por Sare hay grupos que han salido a primera hora de la mañana para «subir más despacio y llegar a tiempo a la foto». No hay duda en que hay que llegar a esa foto, pero salvo los más mendizales hay dudas sobre la forma física y los tiempos tras un año largo de pandemia.

Bastones, botellas de agua y crema solar, mucha crema solar antes de emprender la marcha, en el grupo reunido en la Herriko Plaza laudioarra comentan que este es «un paso más» para solucionar un problema que sigue estando ahí, y que ha llevado a chavales de 14 y 16 años a sumarse a la iniciativa.

En la vecina Amurrio, la movilización ha arrancado también con grupos que han partido desde diferentes puntos para llegar a los altos de Gorabea o Burubio, entre otros, y unirse después a la foto en el monte Babio. Pero la comarca miraba también al Tologorri, punto de destino para los urduñarras en pleno Otxomaio y para los montañeros de Mendiko Taldea, que también se han sumado a la movilización.

De hecho, participantes en Laudio comentaban que la elección de los montes no ha sido al azar, sino con arreglo al catálogo de de la federación vasca de montaña. «Por eso, por ejemplo, subimos al Kamaraka y no al Goikogane», precisaban.

Pasos, cuestas y fotos que «borran los muros»

Los más veteranos ahondan en esa idea, «puede que ahora esten más cerca, pero hasta que no vuelvan a casa esto no está resuelto», comentan a NAIZ. «Todavía hay presos a cientos de kilómetros, la mayoría han cumplido ya las tres cuartas partes de la condena, un porcentaje muy alto lleva más de 20 años en prisión, por ley muchos deberáin estar ya en la calle, en casa...», apuntan sobre la realidad que sigue estando ahí aunque «se intente silenciar».

«Hasta que presos y deportados no vuelvan a casa esto no está resuelto, puede que ahora estén más cerca, pero siguen con muchos derechos vulnerados», agregaba a NAIZ uno de los participantes.

Entre los marchistas hay expresos, a los que preguntamos cómo se reciben en prisión movilizaciones como esta, qué mensaje llevarán esas fotos que llegarán los próximos días a las celdas. «La cárcel conlleva asilamiento, de la familia, de los amigos, del pueblo... movilizaciones como las de hoy lo que hacen es romper ese aislamiento, estas fotos y estas movilizaciones lo que hacen es borrar de alguna manera, aunque sea simbólicamente, los muros y las distancias».