Maite Ubiria
Aktualitateko erredaktorea, Ipar Euskal Herrian espezializatua / redactora de actualidad, especializada en Ipar Euskal Herria

La Asamblea Nacional tumba, de entrada, el «pase sanitario» propuesto por Macron

La Asamblea Nacional francesa ha rechazado esta tarde la creación de un «pase sanitario». La medida ha contado con el rechazo de 108 diputados mientras que 103 han votado a favor. Todo un revés para el Elíseo y, de manera indirecta, para los planes de la propia Comisión Europea de cara al verano.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, junto al presidente francés, Emmanuel Macron. (Frederick FLORIN / AFP)
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, junto al presidente francés, Emmanuel Macron. (Frederick FLORIN / AFP)

La creación del llamado «pase sanitario», denominación elegida por Emmanuel Macron para evitar el concepto de pasaporte y eludir así el debate sobre la igualdad de derechos y la protección de la intimidad, recibió un controvertido apoyo en la noche del lunes en la Asamblea Nacional.

La medida, incluida en el primer punto del proyecto de ley que regulará la salida del estado de urgencia en el Estado francés salió adelante en una sesión en la que no participaron 434 de los 577 miembros que integran la cámara baja francesa, lo que generó una fuerte tormenta política.

Hoy, con una presencia más nutrida de diputados en el hemiciclo, la votación ha arrojado un resultado bien diferente. El «pase sanitario» ha recibido el rechazo de 108 diputados mientras que 103 han votado a favor.

Todo un revés para el Elíseo, que gestiona desde el 3 de mayo un plan de desescalada que debe concluir el 30 de junio y que prevé, ya en su última fase, reanudar actividades en las que estaba previsto que se requiriera ese documento en que se acredita desde la vacunación a la realización de pruebas PCR.

Así, según figura en el plan, el Gobierno contempla el uso de ese pase para la celebración de conciertos con un aforo máximo de mil espectadores.

El primer ministro, Jean Castex, corroboró ayer mismo ese plan de desconfinamiento, de acuerdo al guión explicitado días antes por el propio Emmanuel Macron, y reiteró literalmente ese uso del «pase sanitario» para poder acudir a eventos culturales o deportivos.

Ese documento fue avalado, aunque limitando su uso en el tiempo y ciñendo su exigencia a actividades excepcionales, por el propio Consejo Científico francés, el 4 de mayo, lo que dio un balón de oxígeno al Gobierno, sabedor de las fuertes reticiencias que encuentra la creación de ese pase, con la consecuente cesión de datos sanitarios de los ciudadanos, en amplios sectores de la oposición.

Ni siquiera ese respaldo de los expertos ha evitado que hoy el plan del presidente francés haya recibido una sonora bofetada –con protagonismo especial para el voto contra la medida de los centristas del MoDem, aliados de Macron– en la Asamblea Nacional, lo que obligará al gobierno a buscar soluciones alternativas de cara a evitar que París se quede sin un instrumento que ya están implantando distintos gobiernos europeos y con el que Bruselas cuenta para relanzar la actividad económica y en especial el sector del turismo.

¿Y el toque de queda?

Con el reglamento en la mano, el Gobierno puede pedir un segundo análisis de la cuestión, con vistas a cerrar acuerdos que permitan sacar adelante ese artículo y dar luz verde al proyecto de ley que contempla la caída del estado de urgencia sanitaria el 2 de junio, pero permitiendo al Gobierno emplear si fuera necesario medidas excepcionales entre esa fecha y el 31 de octubre.

Con una u otra denominación ese pase, pasaporte o certificado se antoja como un instrumento imprescindible en la estrategia de los socios de la UE para recuperar los viajes y la actividad económica, ya con la vista puesta en los meses de verano.

El Gobierno de Macron tiene, por tanto, todo el interés para buscar un arreglo tras la derrota sufrida hoy en la Asamblea Nacional, ya que sin sacar adelante ese texto la salida del estado de urgencia se antoja compleja.

Sin ir más lejos, el Gobierno no contaría con los instrumentos legales necesarios para seguir aplicando desde el 2 de junio el toque de queda que, en esa última fase del plan de desescalada se fijaría a las 23.00, antes de decaer totalmente el 30 de junio.