Arnaitz Gorriti

El Eurobasket de Valencia abre sus puertas a quien quiera destronar a las españolas

Aunque las de Lucas Mondelo son las vigentes bicampeonas, la edad y los casos de covid-19 han mermado seriamente su potencial. Las selecciones de Bélgica, Serbia y Francia son las principales «retadoras» en una competición llena de outsiders y sin margen de error hasta el final del día 27 de junio.

Ante una selección española avejentada y con ausencias, la Francia de Marine Johannes debe ser capaz de asaltar el oro continental. (FIBA)
Ante una selección española avejentada y con ausencias, la Francia de Marine Johannes debe ser capaz de asaltar el oro continental. (FIBA)

Si hay algo claro en el mundo del baloncesto femenino, es que Estados Unidos manda, Australia está en el segundo escalón y a partir de ahí, el batiburrillo es tremendo y muy atractivo. Y si nos referimos a un Eurobasket como el que arranca este jueves en Valencia –sede principal del evento– y Estrasburgo, y termina el día 27 de este mes en La Fonteta, los pronósticos son más que inciertos.

La selección española es la principal bicampeona, una condición de campeón que revalida un título que no se daba desde el título continental de la URSS, invicta en el concierto europeo entre 1960 y 1991.

Las entrenadas por Lucas Mondelo llevan sin bajarse del podio desde el oro que conquistaran en el Eurobasket del año 2013, sumando los oros de 2017 y 2019 al bronce de 2015. Este Eurobasket, unido a los inminentes Juegos Olímpicos, iba a suponer el adiós de Laia Palau, la eterna capitana a sus 42 años, pero hete aquí que el evento continental ha pillado a Mondelo y su equipo –con Madelen Urieta, la entrenadora de Araski, en el mismo–, con el paso cambiado a cuenta de la pandemia.

Si la selección española logró un brillante oro en 2019 pese a la ausencia de Alba Torrens, sin duda su mejor jugadora y la mejor de basket femenino hispano –por encima de Amaya Valdemoro–, dos años después este grupo ha implosionado. Primero se «borró» Marta Xargay, una de las heroínas de 2019, que a sus 30 años decidía «tomarse un descanso». Y aunque parece que la de Girona está pensando en volver –hizo la pretemporada en Phoenix para disputar la WNBA, se vio que está lejos de su mejor versión– no estarán con la selección hispana.

Otro tanto le ha pasado a una Anna Cruz muy de capa caída, como demostró en su mal año empezado en Araski y culminado en Zaragoza, renunciando en el camino a la selección española, dejando perlas tal que «a la familia –«La Familia» es el apelativo que la FEB ha dado a las selecciones senior de hombres y mujeres– no se le trata así».

La ex de Hondarribia-Irun Laura Nicholls anunciaba su «retirada temporal» aduciendo «motivos personales» después de un año muy mediocre para su nivel. Y para postre, ni siquiera el regreso de Alba Torrens se podrá dar, ya que la covid-19 la ha dejado fuera de combate, junto a su compañera de generación de 1989 Tamara Abalde.

Por ese motivo, la selección hispana ha llamado de urgencia a la jugadora de Lointek Gernika Bizkaia Paula Ginzo –que sustituía a la ex de Gernika Nogaye Lo, víctima de una contusión en la rodilla– y la ex de Araski Laura Quevedo para formar el grupo de 12 jugadoras de las actuales campeonas. Asimismo, la FEB ha organizado una suerte de «burbuja paralela» para atender futuros contratiempos, con seis jugadoras entre las que destacan la iruindarra de La Seu d'Urgell Irati Etxarri y la granadina de Lointek Gernika Belén Arrojo, junto con Laia Flores, Leticia Romero, Ángela Salvadores y Andrea Vilaró.

Todo este desbarajuste hará que Lucas Mondelo, aparte de declaraciones tan estrafalarias tal que «como Asterix y Obelix, que resistían a los romanos; nosotros pretendemos resistir», deba conformar un equipo que cojea en los puestos de alero y ala-pívot, le falta consistencia en el tiro exterior, sobrado de años en las bases con Laia Palau y Silvia Domínguez, y que dependerá en exceso del talento de la senegalesa nacionalizada Astou Ndour para optar a algo.

La patata caliente de «la presión»

Y, sin embargo, nadie quiere llamarse favorita. Desde que ganara en oro en el Eurobasket de 2009, la selección francesa tampoco se ha bajado del podio. Su problema es que su último oro data del Eurobasket de... 2009. Bronce en la edición de 2011 y plata en las cuatro últimas –España es su bestia negra, ya que ha perdido sus cuatro finales ante las hispanas, y cuando en 2015 al fin pudieron superarlas, cayeron en la final ante Serbia–, las entrenadas por Valérie Garnier tienen sin duda el mejor equipo.

Años ha perdieron a Celine Dumerc, pero el número de talento por metro cuadrado impresiona, y no solo por el físico. Sandrine Gruda ahí, sigue, inasequible al desaliento, pero además están la base Olivia Epoupa, las escolta Marine Johannes y Gabby Williams y secundarias de lujo como Endene Miyem o la gigantona Helena Ciak.

«Presión es lo que tiene Francia, porque lleva cuatro finales perdidas después de ser cada año un claro favorito para ganar», ha declarado al respecto la hispana Silvia Domínguez, en referencia al «Power Ranking» de la web del Eurobasket.

A partir de ahí, el abanico se abre a un sinfín de outsiders entre los 16 participantes. Serbia puede ser otro de los candidatos al oro, pese a que el ranking de la FIBA la ubique en cuarta plaza.

Las entrenadas por Marina Maljkovic ganaron el oro en 2015, pero hace dos años se conformaron con un amargo bronce en su casa. Cayeron en una semifinal a cara de perro ante la selección española, fruto en buena medida del mal día de una de sus estrellas: la alero Sonja Vasic.

La propia Vasic ha dicho ya que este verano defenderá por última vez los colores de la «plavi», y toda la generación de 1989 –Dabovic, Brooks, Miljkovic, Butulija –esta es de 1986– o Cadjo–, tiene pinta de ir enfilando ya la puerta de salida.

Como es de esperar, Maljkovic, digna hija de su padre, planteará sus partidos en las trincheras, elevando el nivel defensivo y el listón de las faltas lo más posible. Y aunque partan en segunda fila, esa dureza les dará boletos ante selecciones más inexpertas en esas lides.

Quién se queda, quién se va y quién retorna

Dos grupos se jugarán en Valencia, el A –Bielorrusia, Eslovaquia, España y Suecia– y el B –Grecia, Italia, Montenegro y Serbia–, mientras que los grupos C –Bélgica, Bosnia, Eslovenia y Turquia– y D –Croacia, Francia, República Checa y Francia– dirimirán sus duelos en Estrasburgo.

A partir de ese momento el resto del campeonato se disputará en el pabellón Fuente de San Luis de la capital valenciana. el primero de cada grupo pasará directamente al cruce de cuartos, mientras que habrá un cruce previo de octavos, formándose así los cruces con el formato A-D por un lado y C-D por el otro.

Es decir, el ganador entre B2 y A3 se las verá con A1, y quien sobreviva llegando a las semifinales se enfrentará a quien se imponga entre C2 y D3 en octavos y en el cruce de cuartos a D1. Por la otra parte, B1 recibirá al superviviente del duelo A2, mientras que C1 espera al ganador entre D2 y C3.

Por ende, en ese batiburrillo de cifras y letras queda claro que no hay márgenes para el error y sí muchos outsiders. Por ejemplo, el «Power Ranking» de la FIBA otorga a Bélgica la segunda plaza. Y a fe que las Meesseman, Allemand y las Mestdagh llegaron a tener hasta a los Estados Unidos en jaque en las semifinales del Mundial de 2018, pero su buen juego a veces ha quedado enterrado en partidos más ariscos.

Asimismo, los pronósticos ubican a Rusia en séptima plaza, muy lejos de las medallas, cuando hace dos años la savia nueva de las Vadeeva y Musina parecía abrirles las puertas del cielo. En Belgrado pagaron la novatada, y quizá no les venga mal partir en segunda fila en este Eurobasket 2021.

Por último, la Italia de Zandalasini, la Eslovenia de Nika Baric... hay mucho y bueno en el que, a un partido, pueden hacerle la puñeta al favorito más confiado. La cuestión será ver cuál de las 16 selecciones aprende a seguir su camino, cuál tropieza, cuál levanta el bueno y cuál está de retirada.