Víctor Esquirol
Crítico de cine
CRíTICA DE ‘VOUS NE DéSIREZ QUE MOI’ (SECCIóN OFICIAL)

La vida con (y sin) Marguerite

Cartel de la película de Claire Simon.
Cartel de la película de Claire Simon.

Como sucede en los demás festivales de cine, las películas en Zinemaldia se nos presentan a partir de dos títulos: el original y el internacional, los cuales a veces no se relacionan en calidad de traducción literal. En el caso que ahora nos ocupa, encontramos un film que en francés afirma ‘Vous ne désirez que moi’, o sea, ‘Solo me deseas a mí’, mientras que en su versión inglesa declara ‘I Want to Talk About Duras’, es decir, ‘Quiero hablar sobre Duras’. Dos mensajes que parece que vayan cada uno por su cuenta, pero que en realidad, como no tardaremos en comprobar, se completan el uno al otro.

Prematura declaración de intenciones por parte de un producto evidentemente marcado por quien lo dirige. El cine de autor es exactamente esto: propuestas que se mueven, principalmente, atendiendo a los designios del artista que los comanda. En este sentido, Claire Simon vuelve a comportarse como una de las documentalistas más estimulantes del panorama internacional. Su nueva película es una dramatización (o sea, una ficción, o algo parecido) que, esto sí, está basada en un evento real. En una entrevista, para ser más exactos, en la que Yann Andréa se abrió metafóricamente en canal para diseccionar su relación con Marguerite Duras.

El film arranca a partir de unos títulos de crédito que recuerdan a los de una pieza teatral, y en efecto, lo que está haciendo Claire Simon aquí es una de sus actividades favoritas: hibridar. Mezclar y solapar géneros, tonos, formatos y, por qué no, realidades. Lo que tenemos aquí es una no-ficción ficcionalizada; un conjunto a partir de imágenes inventadas y de archivo, en la que cine, teatro, literatura, pintura y periodismo forman parte de la misma terapia (de shock): dos encuentros marcados por la omnipresencia de un personaje irónicamente ausente.

Como sucedía en, por ejemplo, en la inmortal ‘Rebeca’, de Alfred Hitcock, esa intriga en la que cada frase y acto de Joan Fontaine y Laurence Olivier estaban condicionados por el rastro de esa mujer que ya no estaba allí. Aquí, tenemos poco más de noventa minutos de metraje monotemático. Dígase una vez más, las que haga falta: Marguerite Duras como centro del universo. La escritora, la guionista, la cineasta, la amante… la demiurga. Personas que definen a otras, porque precisamente dan la sensación de ser una creación de estas mismas. «¿Puedo existir, más allá de ella?», se pregunta una y otra vez Swann Arlaud en la piel de Yann Andréa, ese otro novelista, ese asistente de la estrella, ese partenaire inevitablemente definido a partir de «la otra».

‘Vous ne désirez que moi’ (o ‘I Want to Talk About Duras’) es, en esencia, esto: el angustioso retrato de la anulación del individuo. Con el amor, a veces, sucede esto. Que la pareja importa tanto, que tú pasas a desaparecer. ¿Es esto sano? Por supuesto que no. ¿Es esto la prueba de una relación que durará para siempre? Por desgracia, a lo mejor sí. Claire Simon se mueve en esta turbiedad, en estos terrenos condenados a ser ahogados por una tempestad incontenible. Los encargados de dar vida, forma y voz a estas energías con Swann Arlaud y Emmanuelle Devos, dos presencias en perfecta representación de la quintaesencia de la escuela interpretativa francesa.

Dos actores «muy actores», en abrumador control de cada mirada, de cada pausa, de cada gesto perceptible. La película, por cierto, se comporta exactamente así: demostrando que cada decisión (de montaje, de puesta en escena, de guion…) ha sido previamente calculada al milímetro. Ahí está el encanto; ahí está también el principal problema. En lo extremo de un ejercicio intelectual que, como tal, se disfruta más en el a posteriori (ya con la sangre fría) que no durante el visionado. En esta misma línea, tampoco es descabellado afirmar que la función puede rendir mejor como puerta de entrada a ahondar más en la biografía de los personajes, y no tanto como invitación para disfrutar de su compañía.

El caso es que ahí estamos, encerrados en una habitación habitada por seres encerrados en sí mismos: la periodista y la sombra de Duras. Uno habla y la otra escucha, pero también conduce. Porque esto es una entrevista (o una sesión de psico-análisis), pero también porque quien está al otro lado del micro, recordemos, necesita que alguien le dirija. ‘Vous ne désirez que moi’ nos habla de la sumisión en plena coherencia con las herramientas de las que echa mano. En esta historia se invierten los roles de género tradicionales (pues es ella quien le subyuga a él), pero es que el propio aparato fílmico, como se ha dicho, se sustenta en un continuo cuestionamiento de la función que debe jugar cada una de sus imágenes.

Y de nuevo, es inevitable pensar que la propuesta rinde mejor en el plano teórico, y no tanto en la pantalla donde está siendo proyectada; mucho menos en esos silencios afectados, o en esas transiciones que más que permitir que las emociones vayan sedimentando, recuerdan las aberrantes cantidades de tiempo que pueden llegar a perderse en solo hora y media de metraje. La eternidad postrada en el diván: con tantas ideas en mente; con tantas realidades y relatos superpuestos, a Claire Simon no tarda nada en saturársele una mezcla que, de tan densa, se hace indigesta.