Carlos Gil
Analista cultural

Sucedió en el ‘guapo’ Teatro Arriaga

Imagen del Teatro Arriga durante la entrega de los premios Max. (Aritz LOIOLA /FOKU)
Imagen del Teatro Arriga durante la entrega de los premios Max. (Aritz LOIOLA /FOKU)

La ceremonia de entrega de la vigésima cuarta edición de los Premios Max, celebrada la noche del pasado lunes en el Teatro Arriaga de Bilbo, al que Gemma Cuervo, Max de Honor, calificó en emocionante, sincero y sentido discurso como un teatro «muy guapo», mostró de entrada que su director, Calixto Bieito, apostaba por algo ligero, sin posibilidades a otra cosa que a la música y a las canciones interpretadas por un espléndido Asier Etxeandia.

Pero una reivindicación recorrió toda la gala, en forma de una pegatina y unas mascarilla con una equis blanca sobre negro, y la pelea de los técnicos de las unidades de producción del INAEM contra una convocatoria de plazas realizada por el propio Ministerio de Cultura, cuyo titular silente, Miquel Iceta, estaba presente, en la que piden una titulación no existente. Un conflicto que ha provocado alguna huelga y que parece difícil de solucionar.

De los finalistas a los ganadores hay una criba y si antes de saber estos últimos había varios montajes que competían en varios rubros, hubo una clara perdedora: ‘Nise, la tragedia de Inés de Castro’, de Nao d’mores, que solamente se llevó el que primero se proclamó, al del Mejor Vestuario, para Deborah Macías. Ella portaba una pegatina y empezó el discurso reivindicativo que continuó Juanjo Llorens que recibió el Max al mejor diseño de iluminación por ‘La Mort i la Donzella’, una producción del Institut Valencià de Cultura que acaparó la mayoría de Max en el rubro de danza, con el de Mejor Espectáculo de Danza y el de Mejor Coreografía para Asun Noales.

Este cronista conocía un amplio números de los espectáculos finalistas y por ello en algunas decisiones provocaban sorpresa, aunque los tres concurrentes eran siempre de una gran calidad. La mayor sorpresa en positivo es de Mejor Dirección de Escena, que recayó en los jóvenes talentos Nao Albet y Marcel Borrás, por su delirante y espléndido trabajo ‘Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach’. 

Más dentro del orden institucional los tres Max ganados por Alfredo Sanzol por ‘El bar que se tragó a los españoles’, el de Mejor Espectáculo de Teatro y el de Mejor Autoría Teatral. Este espectáculo del CDN, también se llevó el de mejor diseño de espacio escénico a Alejandro Andújar. Todo. Lo grande, muy divertido, muy celebrado por un gran número de espectadores.

Sorpresas fueron algunos Max, como el de Mejor Labor de Producción para Nueve de Nueve Teatro, por un espectáculo zaragozano, de formato medio, ‘Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban)’, que concurría a otros premios y se llevó este que descubrió las penurias de la producción ya que confesaron que fue la suerte de que el público acudió a las representaciones en Teatro Principal de Zaragoza, lo que les salvó para poder pagar lo gastado en la producción.

También se llevó, también con cierta sorpresa, el de Mejor Composición Musical para espectáculo escénico para Mariano Marín que la interpreta él mismo en escena.

Por cierto, este montaje, totalmente recomendable, llega este jueves al Teatro Arriaga.

Como sorpresa también se pueden considerar dos premios recibidos por dos espectáculos vascos, especialmente porque su difusión fue muy corta y, en el caso del Mejor Espectáculo Musical o Lírico, que recibió ‘Kutsidazu bidea, Ixabel’, de Demode Produzioak, porque se hace en euskara.

Unos cuantos espectáculos catalanes se encadenaron en Max tan importantes como el de Mejor Actor, para Joan Carreras por un unipersonal del autor y director uruguayo Gabriel Calderón ‘Historia de un jabalí (alguna cosa de Ricardo)’. También a la mejor actriz para Mireia Aixalá por su trabajo en ‘Tres germanes’, obra que recibió el Max a la Mejor Adaptación Teatral para Marc Artigau, Cristina Genebat y Julio Manrique. Xirriquiteula Teatre se llevó el Max al Mejor Espectáculo Infantil por ‘Laika’.

El Max al Espectáculo revelación fue para ‘Antoine’, de Beon. Entertainment, y la autoría revelación lo consiguió Fernando Delgado-Hierro por un espectáculo muy personal, ‘Los Remedios’, que trata de la vida de este barrio sevillano.