Aitor Agirrezabal
Aktualitateko erredaktorea / redactor de actualidad

Sturgeon vs Johnson: estirar la cuerda propia sin que se rompa

Nicola Sturgeon fijó diciembre de 2023 como límite para un nuevo referéndum en Escocia. Boris Johnson no se ha inmutado. La premier escocesa ha entrado al juego y asegura «tener el tiempo de su lado», pero corre riesgo de que la cuerda que une al independentismo se rompa.

Boris Johnson y Nicola Sturgeon tratan de aguantar el pulso. (AFP)
Boris Johnson y Nicola Sturgeon tratan de aguantar el pulso. (AFP)

Escocia está en un nuevo impasse. El proceso independentista, en los últimos años, vive a golpes. A un acelerón de los mandatarios del norte de la isla, les sigue un frenazo. Y así, sucesivamente. Hace un mes, el Ejecutivo escocés anunció que retomaba los trabajos para organizar un nuevo referéndum, una opción que el primer ministro británico, Boris Johnson, sigue negando.

La ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, ha ofrecido una entrevista al ‘Financial Times’, en la que se dirige directamente a Johnson. La líder del SNP, tras el mayoritario respaldo recibido en las elecciones esocesas de mayo, está en una posición en la que puede enfrentarse de tú a tú con el mandatario londinense. Y así plantea cada aparición pública en la que debate sobre la independencia.

Desde que se hiciese con el cargo en 2014, Sturgeon ha repetido en infinidad de ocasiones su intención de organizar la consulta. Sin embargo, a diferencia de otras ocasiones, la de Irvine ofreció una fecha concreta al inicio del curso político: el referéndum se celebrará antes de que termine el año 2023. No cumplir esta promesa podría crear una herida difícil de curar en el independentismo escocés. En la citada entrevista, a pesar de ello, la premier esocesa ha dado a entender que no tiene prisa y que el tiempo está de su lado. «Tengo la democracia de mi lado. Si piensan que se trata de jugar a la espera, probablemente yo también tenga el tiempo de mi lado, si miras la demografía del apoyo a la independencia», afirma dando por hecho que la gente joven apoya de forma mayoritaria la soberanía escocesa y que esto tendrá su reflejo en futuras votaciones.

Sus previsiones tampoco expresan demasiadas certezas: «No puedo mirar hacia adelante y decirles exactamente cómo se resolverá este impasse constitucional, pero se resolverá solo, y se resolverá solo del lado de la democracia, porque en realidad, la alternativa es bastante impensable».

Desde la primavera de 2020, Sturgeon ha condicionado la nueva votación a superar la crisis socio-sanitaria provocada por el covid-19, sin fijar una fecha para ello. Ahora, apunta a la primavera de 2022 para «decisiones concretas».

Frustración y flexibilidad

Algunos miembros más impacientes del SNP se quejan de que su líder no ha estado presionando con la suficiente urgencia o fuerza para una segunda votación. El último ha sido el parlamentario Angus MacNeil al señalar, después de que la Corte Suprema haya suspendido dos proyectos de ley de Holyrood, que «la gente debe afrontar la realidad» y que «lo primero es que podría bloquear el referéndum». Y ha ido más allá. «La razón por la que el Gobierno escocés no está legislando sobre un proyecto de ley de independencia en este momento es que tiene todas las posibilidades de ser derogado por la Corte Suprema, lo que llevaría a muchos activistas a desilusionarse. Es mejor vivir con una esperanza poco realista que enfrentar una realidad que se derrumba».

Sturgeon reconoce que había frustración por su renuncia a decir cuándo se presentaría al Parlamento escocés la legislación para un referéndum, mientras que insiste en que la incertidumbre sobre la pandemia significaba que era correcto mantener «un cierto grado de flexibilidad».

Asimismo, insiste en que la independencia solo se puede lograr a través de «un proceso constitucional legal y reconocido», poniendo la pelota sobre el tejado de un Johnson que no quiere jugar. Por el momento, el primer ministro del Reino Unido ha dicho que se negará a aprobar otro referéndum de independencia. Y son varios los medios británicos que dan por hecho que ello llevará a una batalla judicial sobre si Edimburgo puede celebrar legalmente uno por su cuenta.

«Si está diciendo que no existe una ruta legítima, democrática y constitucional para que Escocia elija la independencia, ¿dónde nos deja eso?», pregunta la independentista escocesa. «La unión de repente ya no es lo que siempre ha sido, una unión voluntaria y consensuada de naciones».

Por el momento, a pesar de distintas declaraciones de algunos de sus ministros, Johnson parece encontrar cómodo sin mover ficha y resulta más complicado pensar que pueda tener presiones cercanas para tomar la iniciativa. Mientras tanto, a Sturgeon le tocará asumir que la pelota está en su tejado y que el próximo movimiento también deberá llegar, seguramente de forma unilateral, desde el norte de la isla. La forma en que se desarrolle el debate constitucional puede depender en gran parte de si Sturgeon, que no tiene un heredero evidente dentro del SNP, es capaz de mantener sus altos índices de apoyo.