Amaia Odriozola, responsable de la entidad, explica que cada vez es mayor la demanda de verduras ecológicas, pero al mismo tiempo lamenta que a la gente «le cuesta acostumbrarse a consumir verduras de temporada».

«El planteamiento que hacemos con las cestas es muy simple: ofrecer un producto de temporada y ecológico, al mejor precio posible –señala Odriozola–. Pero eso requiere también un compromiso por parte del consumidor, es decir, que se acostumbre a consumir verduras de temporada. Y es lo que vemos que a la gente más le cuesta».

A juicio de la responsable de Karabeleko, «en los caseríos tienen muy interiorizada esa cultura, es decir, consumir lo que hay en cada momento. Pero en la calle, estamos acostumbrados a comprar cualquier producto en cualquier época del año, y por eso a la gente le cuesta adaptarse al producto de temporada. O puede darse el caso de que a un consumidor no le guste un producto determinado de temporada… y no estamos acostumbrados a ofrecérselo al vecino, por ejemplo».