Iker Bizkarguenaga

Manos expertas para hilvanar el sistema educativo del futuro

La escuela concertada y la segregación escolar fueron los temas abordados en la jornada inaugural del simposio organizado por Eusko Ikaskuntza y el Gobierno de Lakua, que sigue la senda del acto celebrado en setiembre en Donostia, en el marco del profundo debate sobre el sistema educativo vasco.

Jokin Bildarratz, consejero de Educación de Lakua, se dirige a los asistentes al simposio celebrado en el Palacio Europa. (Endika PORTILLO/FOKU)
Jokin Bildarratz, consejero de Educación de Lakua, se dirige a los asistentes al simposio celebrado en el Palacio Europa. (Endika PORTILLO/FOKU)

En el contexto del profundo debate abierto en Euskal Herria en torno al sistema educativo, y con la opción de articular una nueva Ley de Educación en la CAV en el horizonte, el Palacio Europa de Gasteiz estos días, de la mano de Eusko Ikaskuntza y del Gobierno de Lakua, un simposio donde varios expertos aportan su experiencia en materias que están siendo objeto de discusión entre los agentes educativos e institucionales.

En la jornada inaugural, la representante de Eusko Ikaskuntza Ana Urkiza y el consejero de Educación, Jokin Bildarratz, expusieron los objetivos de una cita que, como señaló después el profesor de la UPV-EHU Mario Zubiaga, recoge el testigo del acto celebrado el 11 de setiembre en Donostia, donde más de un centenar largo de personas protagonizaron una reflexión colectiva sobre cómo debe ser el futuro sistema educativo vasco.

Hechas las presentaciones y expuesto el contexto, se entró en materia abordando dos asuntos que centrarán, ya lo hacen, parte de la controversia en el camino hacia un nuevo modelo de educación: la escuela concertada y la segregación escolar.   

Concertación e inequidad

Adrián Zancajo, profesor de la Universidad de Manchester, fue el primero en intervenir, y lo hizo para trasladar algunos datos sobre la escuela concertada, es decir, aquella que es de titularidad privada pero cuya financiación depende en gran medida de la Administración pública.

Explicó, en ese sentido, que la mayoría de los países de la OCDE tienen algún tipo de modelo de financiación pública de escuelas privadas, pero matizó que el Estado español se distingue por el alto porcentaje en que se da este modelo. Y dentro del Estado, es en Hego Euskal Herria donde mayor presencia tiene. De hecho, en la CAV, en los cursos de ESO, más de la mitad de todo el alumnado está matriculado en la concertada.

Amelia Barquín (MU) dijo que todo el mundo parece estar de acuerdo en que la segregación es mala, pero se preguntó qué están haciendo quienes se benefician de ella. «Hay que ir más allá de los discursos», consideró.

Aportado el dato, explicó que varios estudios han puesto de relieve que en los sistemas con un porcentaje alto de educación privada subvencionada se aprecia un «tensionamiento en la equidad». En este sentido, citó el informe Eurydice 2020 sobre equidad en los sistemas educativos de Europa, donde se advierte de que cuando se controla el nivel de gasto público por alumno, la segregación escolar es mayor en los sistemas educativos donde hay un sector privado más amplio que depende de los fondos de la Administración.

La conexión le jugó una mala pasada a la intervención telemática de Zancajo, pero su mención de la segregación escolar sirvió como perfecto preludio de la exposición de Xavier Bonal, que se centró en exclusiva en esta materia, de la que es un reputado experto. El profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona (AUB) consideró «de justicia social» actuar contra la segregación, y destacó que ésta «incumple el derecho a la educación», donde, apuntó, se debe garantizar no solo el acceso, sino la igualdad de condiciones.

Añadió, asimismo, que actuar contra este problema es también una cuestión de eficacia, ya que acabar con la segregación propicia una mejora en los resultados en el conjunto del sistema, debido al «efecto compañero». Una mejora que, según apostilló, siendo general es más acentuada entre los alumnos y alumnas más desfavorecidas.

Tras el primer bloque titulado «Educación, diversidad en igualdad», el simposio sigue hoy con otros dos bloques de ponencias: «Organización de la educación» y «Educación en la sociedad del conocimiento».

También se produce una caída del abandono escolar, así como una reducción de los costes sociales a medio y largo plazo, y una mejora de la cohesión social. «La segregación que estamos dispuestos a tolerar es un indicativo de cómo queremos vivir», apostilló Bonal, antes de enumerar formas de incluir el problema de la segregación en la agenda política.

En este apartado, evocó su experiencia en el seno del Sindic de Greuges (como el Ararteko en Catalunya) y mencionó, como primer quehacer, aportar evidencia de la situación. También explicó la importancia de desarrollar iniciativas públicas que ayuden a visibilizar el problema existente y puso sobre la mesa el pacto contra la segregación suscrito en Catalunya por la gran mayoría de agentes educativos, sociales e institucionales.

Como ámbitos clave de la política contra la segregación, citó la regulación de la oferta educativa de interés público y de la admisión del alumnado. En este punto, consideró necesario establecer sistemas de detección de la vulnerabilidad compartidos, eficaces y homogéneos, garantizar la heterogeneidad social de las zonas escolares, una adecuada gestión de ratios y de matricula viva, la protección de centros de elevada complejidad social, y la garantía de gratuidad, entre otros objetivos.

Desnaturalizar el problema

Antes de entrar en el coloquio que puso fin a la jornada, la profesora de Mondragon Unibertsitatea Amelia Barquín centró este mismo asunto, el de la segregación escolar, en el ámbito local, con datos actuales sobre un problema que, explicó, viene siendo diagnosticado en la CAV al menos desde 2003, sin que aún se le haya puesto freno.

En este sentido, lamentó que «la segregación ha estado naturalizada», de modo que «parece que es natural que personas pobres y migrantes estén en determinados centros». Con todo, Barquín añadió que parece que cada vez se naturaliza menos y que hay mayor concienciación.

A su juicio, esta «desnaturalización» puede propiciar que «las cosas se hagan de otra manera», y destacó que ha sido fruto del trabajo de agentes como la plataforma a favor de la escuela pública vasca. «No sé si estaríamos hablando de esto si no fuera por el activismo», valoró