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Se roza otro «Malice at the Palace» después de una agresión de LeBron James en Detroit

Un codazo de la estrella de los Lakers al joven Isaiah Stewart, de los Pistons, estuvo cerca de organizar una pelea monumental en el Palace de Auburn Hills, después de que el 19 de noviembre se cumplieran 17 años de aquella bochornosa tangana entre los Pistons, su público y los Indiana Pacers.

Compañeros de equipo, entrenadores... a duras penas han contenido a un Isaiah Stewart, golpeado por LeBron James en la pelea por un rebote. (Nic ANTAYA / AFP PHOTO)
Compañeros de equipo, entrenadores... a duras penas han contenido a un Isaiah Stewart, golpeado por LeBron James en la pelea por un rebote. (Nic ANTAYA / AFP PHOTO)

No es muy normal ver a las grandes estrellas de la NBA involucradas en una pelea, y mucho menos que ellos mismos hayan sido quienes la han empezado. Como por ejemplo, LeBron James en Detroit en la pasada jornada.

El día 19 de este mes se cumplieron ya 17 años del inolvidable por bochornoso «Malice at the Palace», en el que se tuvo que suspender el partido entre los Detroit Pistons y los Indiana Pacers por una monumental tangana que empezó por una falta dura de Ron Artest y Ben Wallace, y que tuvo su momento álgido cuando Artest –antes de recibir terapia pisquiátrica y cambiarse de nombre a Metta Wolrd Peace– saltó a las gradas a golpear a un aficionado «culpable» de arrojarle el líquido de su refresco mientras el jugador yacía tumbado (sic) sobre la mesa de anotadores.

La bronca entre jugadores y público fue exagerada, con jugadores como Stephen Jackson, Anthony Johnson o Jermaine O'Neal, por parte de los Pacers, involucrados junto con Artest y hasta Reggie Miller en distintas peleas con los espectadores. Estos cinco jugadores,  mientras los miembros de los Pistons Ben Wallace, Chauncey Billups, Elden Campbell y Derrick Colleman, pagaron el precio de semejante bochorno de una NBA que, atónita, metió en vereda a los protagonistas del «show» a golpe de multas y sanciones ejemplares: un total de 9 jugadores castigados, 146 partidos de suspensión –, 137 para los jugadores de los Pacers, sobre todo para un Ron Artest que no jugó más en aquella temporada 2004/05, perdiéndose un total de 86 partidos– y un total de 11 millones de dólares de multa de los sueldos de los jugadores.

Tal ha sido el eco histórico de aquella bronca, que este año 2021 Netflix ha sacado a la luz un documental titulado «Untold: Malice at the Palace», dirigido por Floyd Russ, y que, ha sido un éxito morrocotudo.

Toda esta larga entrada viene a colación que el Palace ha vuelto a ser testigo de un calentón desproporcinado que por poco estalla en algo parecido a aquel 19 de noviembre de 2004. Pero cuando culpar a Ron Artest es muy fácil, hacer otro tanto con LeBron James ya cuesta más.

James fue expulsado al inicio del tercer cuarto –por segunda vez en su carrera– después de golpear en la cara al pívot Isaiah Stewart, de los Pistons, que como consecuencia sufrió un corte en la cara, partiéndole una ceja que sangró profusamente. La pelea por un rebote en un instante en el que los Pistons dominaban por 12 puntos fue el detonante del cambio del partido, que acabó con victoria californiana por 116-121, ya sin LeBron James sobre el parqué, dejando titulares de lo más melifluos como que «los Lakers remontan sin LeBron», como si la estrella angelina hubiera desaparecido por arte de magia.

La acción del alero de Akron estuvo a punto de generar una pelea colectiva entre los jugadores de ambos equipos, al final concluyó con la expulsión de ambos jugadores involucrados en el incidente –uno como «dante», el otro como «tomante»–, entre otras cosas porque no hubo manera de apaciguar al bueno de Isaiah Stewart, que en más de una ocasión logró zafarse de sus propios compañeros y corrió a tomarse la justicia por su mano sobre LeBron james y cuanto se pusiera en su camino. Trabajo les costó llevarlo a los vestuarios.

Esto llevó a un cuerpo a cuerpo de jugadores de ambos equipos, con varios miembros del personal y miembros de seguridad que también se unieron a la pelea. Russell Westbrook, fichado para esta campaña en los Lakers y de sangre muy caliente a su vez, también vio una técnica, pero nada más. Está por ver, eso sí, si la NBA va a tomar cartas en el asunto y si volverán a caer partidos de sanción y multas.

¿Empieza el ocaso?

El portal «Solobasket», sin excusar al alero de Akron de la tropelía cometida, achaca en un artículo de opinión que quizá esta agresión de LeBron James tenga que ver con el inicio del declive físico del jugador.

De los 18 partidos que han jugado los Lakers hasta ahora, que llevan un balance de 9-9, LeBron solo ha tomado parte en 8 a causa de diversos problemas físicos, ganando, eso sí, cinco de ellos.

Los promedios de LeBron no son nada malos, pero sí inferiores respecto a sí mismo; 22,3 puntos por partido –superando solo a su promedio en la temporada rookie, la 2002/03–, 5 rebotes –su promedio más bajo– y 6,1 asistencias –la tercera más baja de su carrera–.

Así las cosas, este declive físico habría llevado a una de las estrellas más rutilantes de la historia de la NBA a acudir a un juego más subterráneo de lo habitual, pero justo en el escenario más sensible en cuanto a la violencia referida al juego y justo en las fechas menos indicadas –aunque no hay fechas apropiadas para agredir a nadie–. Por fortuna, en la carrera de LeBron James, cuando se retire, si se rueda algún documental no será por este motivo.