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Kast y Boric miran ahora hacia los votos de los partidos tradicionales

José Antonio Kast y Gabriel Boric, los dos candidatos que se disputarán la segunda vuelta de las presidenciales en Chile el 19 de diciembre, necesitan ganar apoyos de la política tradicional de centro, cuyos partidos y dirigentes han quedado fuera de la contienda.

Gabriel Boric saluda a sus seguidores en Providencia. (Martín BERNETTI/AFP)
Gabriel Boric saluda a sus seguidores en Providencia. (Martín BERNETTI/AFP)

Solo el 47% de los 15 millones de votantes de Chile acudió a votar, nueva evidencia de la recurrente abstención en Chile desde al menos 2012, cuando el voto dejó de ser obligatorio. En esta ocasión, la ausencia de los jóvenes en los colegios electorales contrastó con su movilización en las calles durante el estallido social de octubre de 2019 contra el aumento de los billetes de metro, que derivó luego en la denuncia de la desigualdad y la reivindicación una sociedad más igualitaria.

Muchos admiten haber cometido un «error» al no haber acudido a votar por no haberse visto representados por ninguno de los candidatos y haber posibilitado el avance de la ultraderecha representada por José Antonio Kast.

Ninguno de los dos candidatos que disputarán la segunda vuelta el 19 de diciembre, Kast (27,9% de los votos) y el izquierdista Gabriel Boric (25,8%) supieron atraer a los jóvenes, aunque recogieron el voto desencantado con la actual institucionalidad.

Pero además necesitarán ganar apoyos de la política tradicional de derecha, de centro y de centroizquierda, cuyos partidos y dirigentes quedaron el domingo enterrados por los votantes, que pusieron fin al viejo ciclo político del país, ya que los dos aspirantes a la Presidencia son ajenos a las coaliciones que han gobernado Chile desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

La clave será el candidato liberal Franco Parisi, que sorprendió con un tercer puesto gracias al 13% de los votos, a pesar de residir en EEUU y haber hecho campaña únicamente a través de internet sin poner un pie en Chile ni para votar y durante la cual criticó incansablemente a la clase política tradicional y a la élite chilena. Sus 800.000 votos serán importantes. «Van a ser los votos que se van a tener que disputar en la segunda vuelta», aseguró a la AFP el académico de la Universidad Diego Portales, Rodrigo Espinoza.

Según el analista político Marcelo Mella, esta primera vuelta es «fundamentalmente un voto antipartido y (el señor Parisi) es el candidato que mejor lo expresa».

«Kast no va a poder ser el hiperconservador ni Boric el hiperrevolucionario. Van a tener que conseguir más votos y eso lo van a lograr en fuerzas intermedias», indicó a AFP el exasesor presidencial Ernesto Ottone. «El hecho de que la centro-izquierda y la centro-derecha no estén en la segunda vuelta es un poco tramposo, porque la derecha votó por Kast, obviamente, aunque estaba comprometida con Sichel [Sebastián, 12%]. Y desde el punto de vista de la centro-izquierda, ya venía una caída de ese sector y una cierta ensoñación de un sector de la centro-izquierda con Boric», afirmó.

El triunfo de los extremos deja un centro político muy amplio que tanto Kast como Boric tratarán de ganar a su favor para el balotaje, para lo que ya comenzaron a hacer guiños a los votantes del resto de candidatos.

Boric pidió apoyo a los votantes de Parisi, así como a los de la democristiana Yasna Provoste, del progresista Marco Enríquez-Ominami y de Eduardo Artés, un candidato de izquierda. «No sobra nadie en la unidad que tenemos que construir para ganar la segunda vuelta (...) Será una elección estrecha y difícil», reconoció.

Provoste dejó en el aire su eventual apoyo a Boric, mientras el Partido Socialista advirtió de la amenaza de la extrema derecha. Más claro fue Sichel: «no voy a votar en segunda vuelta por Gabriel Boric (...) No quiero que gane la extrema izquierda en Chile».

La ultraderecha avanza en el Congreso

Además de presidente, los chilenos eligieron el domingo su nuevo Parlamento, en el que la ultraderecha chilena logró 15 escaños de los 155 en disputa de la Cámara de Diputados y un asiento en el Senado, donde se renovaron 27 de sus 50 representantes. Mientras, la izquierda busca rearticularse para generar un equilibrio en ambas cámaras forjando alianzas entre bloques fragmentados. 

La actual coalición oficialista de derechas, Chile Podemos Más, obtuvo 55 escaños en la Cámara Baja, mientras que los bloques de izquierda Nuevo Pacto Social (antigua Convergencia) y Apruebo Dignidad lograron 36 y 37 asientos cada uno. Los aliados de esta última coalición, Dignidad Ahora y Partido Ecologista Verde, tendrán tres y dos, respectivamente. El Frente Social Cristiano, donde se enmarca el ultra Partido Republicano, obtuvo 15 escaños.

En el Senado, el oficialista Chile Podemos Más logró 24 asientos (cinco más) mientras que el Nuevo Pacto Social tendrá 18 (cinco menos). Apruebo Dignidad consiguió cinco y la ultraderecha, uno.
Estos resultados anticipan una articulación de la derecha para aspirar a una mayoría parlamentaria.