Oihane Irazu

Insultos y amenazas a deportistas, una violencia que se debe denunciar

El paso dado por la futbolista del Osasuna B Karolina Sarasua para denunciar su caso ha tenido una gran repercusión y ha contribuido a sacar a la luz una realidad que se vive en los estadios deportivos.

Jugadoras del equipo femenino de Osasuna, en un derbi disputado contra el Eibar. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)
Jugadoras del equipo femenino de Osasuna, en un derbi disputado contra el Eibar. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)

Cuando se va a un estadio de fútbol, es algo muy normalizado que se produzcan insultos al árbitro y a los jugadores. Insultos racistas, homófobos, xenófobos... han sido denunciados en repetidas ocasiones y se han hecho conocidos por producirse en estadios de primera división masculina. Iñaki Williams, jugador del Athletic, sufrió en enero de 2020 insultos y amenazas de motivación racista por parte de un grupo de aficionados en el RCDE Stadium, campo del Espanyol, en lo que se convirtió en el primer caso de racismo en un partido de Liga que acaba en los juzgados.

Y este pasado mes de octubre, se han vuelto a denunciar insultos y amenazas, esta vez de índole machista. Un partido como otro cualquiera de la Primera Nacional Femenina se convirtió hace un mes en un partido infernal para las jugadoras del Osasuna B, pero sobre todo para Karolina Sarasua. La delantera, de 17 años, tuvo que soportar insultos, amenazas de índole sexual y unas muestras de machismo de lo más lamentable en el partido disputado en Santander contra el club Nueva Montaña por parte de unos jóvenes que veían el partido desde fuera del estadio, subidos a una valla.

La jugadora de Barañain anotó de puño y letra los gravísimos insultos para denunciarlos en el acta arbitral. Tras la repercusión que tuvo su denuncia, los jóvenes fueron identificados, todos ellos varones de entre 12 y 14 años, por lo que la denuncia fue trasladada a la Fiscalía de Menores para que sea la que continúe el procedimiento legal.

«Te voy a violar», «Tienes cara de chuparla bien», «Súbete la camiseta para enseñarme las tetas y el culo», «Vamos al vestuario y te violo», «Vamos a violar a todo tu equipo», «Se os nota el tanga» y «Tu madre me la chupa», fueron algunos de los improperios que las jugadoras del Osasuna B, y Karolina Sarasua en especial, tuvieron que soportar en su partido contra el club cántabro. Y es que aunque los insultos  iban dirigidos a las jugadoras del equipo rival en general, fue la delantera navarra la que más los sufrió. La árbitra también fue objeto de esos insultos.

Tras finalizar el partido, Sarasua decidió hacerlo público en redes sociales para que estos hechos no se vuelvan a repetir. «He decidido denunciarlo por la gente que viene después. Me ha pasado a mí que tengo 17 años, pero le puede pasar a una chavala de 12 y no lo gestiona como yo», dijo.

La denuncia en redes sociales tuvo una gran repercusión, lo que hizo que referentes del fútbol femenino denunciaran lo sucedido y le mostraran su apoyo y cariño, algo que agradeció profundamente.

La jugadora navarra aseguró que en ningún momento pensó en dejar el partido, y que «solo quería que pasara rápido». Negó que hubiera pasado miedo, aunque añadió que «lo que da miedo es que haya gente como esos chavales que tengan esa mentalidad».

Este caso se ha conocido porque la víctima ha decidido hacerlo público, pero en muchas ocasiones este tipo de insultos y amenazas no sale a la luz. Es por ello que la denuncia resulta fundamental para sensibilizar a la opinión pública y que estos hechos no se vuelvan a repetir.

Profesionalización

Los estereotipos de género en el deporte femenino han estado presentes durante toda la historia. Hasta hace bien poco, sin ir más lejos, el fútbol femenino de primera división no era considerado profesional y no fue hasta el 15 de junio de 2021 cuando el Consejo Superior de Deportes aprobó por unanimidad su profesionalización.

Tal y como afirmó José Manuel Franco, presidente del CSD, con esta profesionalización «saldamos una deuda histórica con las mujeres futbolistas, las mujeres deportistas y las mujeres en general que han sufrido una discriminación histórica únicamente por su género». El presidente añadía que «la profesionalización del fútbol femenino abrirá la puerta a nuevas profesionalizaciones en otros deportes».

Pese a los lamentables sucesos como el vivido en el estadio cántabro, lo que no cabe duda es que poco a poco el deporte femenino va haciéndose un espacio y ganándose el respeto de la sociedad.