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Joaqui entrega las llaves de su casa ante la amenaza de quedarse sin alternativa habitacional

Decenas de personas se han concentrado esta mañana en el barrio de Abusu, en Arrigorriaga, para arropar a Joaqui, a su hija y sus dos nietos, que tenían una orden de desahucio. Ante la advertencia de que de retrasar el desahucio perdería la alternativa habitacional, ha decidido entregar las llaves.

Ertzainas frente a los vecinos que han acudido a arropar a Joaqui. (FOKU)
Ertzainas frente a los vecinos que han acudido a arropar a Joaqui. (FOKU)

Un juzgado de Bilbo había fijado para este jueves la orden para desahuciar a Joaqui, vecina del barrio de Abusu de 63 años que vive con su hija y dos nietos menores y que fue víctima de la violencia machista por parte de su exmarido.

Desde primera hora se han congregado decenas de personas en la calle Olatxu de Arrigorriga para arropar a esta mujer y a su familia. La Ertzaintza también ha hecho acto de presencia sobre las 7.30, con un gran despliegue de al menos cinco furgonetas, y ha cortado la calle, lo que no ha impedido que cada vez se acercara más gente a protestar por el desahucio. En algunos momentos la Policía ha arremetido contra las personas congregadas, que no cesan de corear consignas contra el desahucio, contra la especulación inmobiliaria y en apoyo a Joaqui, cantando, saltando, con pitidos y caceroladas para hacer frente a la lluvia persistente y el frío.

 

 

Joaqui y su familia, acompañados de Batu Elkarlaguntza Sarea, han aguardado en el interior de la vivienda a que llegara la comitiva judicial.

Según ha informado esta plataforma, los servicios sociales han advertido a la mujer de que, de retrasar el desahucio, perdería la alternativa habitacional provisional que le ofrecían, por lo que ante ello Joaqui ha decidido entregar las llaves de su casa.

De esta manera, Joaqui y su familia se trasladarán hoy a una vivienda provisional, donde permanecerán durante dos semanas. Luego se moverán a un piso de Etxebide, en el mismo barrio de Abusu. Según Batu, la «amenaza» de que le privaran de esa opción ha sido el motivo por el que han decidido finalizar la «resistencia» y entregar las llaves, ya que la prioridad era que Joaqui, su hija y sus dos nietos no se quedaran en la calle.

Maltratada

Joaqui explicó a través de un vídeo su situación. Se casó y sufrió malos tratos por parte de su pareja, por lo que tuvo que vivir dos años con escolta. Unos años antes de divorciarse, firmó un acuerdo ante notario por el que ella se hacía con la propiedad de la casa pero el derecho de usufructo recaía en su marido, quien ahora ha hecho uso de ello para desalojar a su exmujer de la vivienda.

Según denuncia Batu Elkarlaguntza Sarea, Joaqui firmó esos papeles sin conocimiento, cuando estaba sometida a su marido. «La violencia ha seguido presente en forma de amenaza e intentos de coacción a través de sus familiares cercanos, no haciéndose responsable de la manutención de su hija e hijo, emprendiendo acciones legales contra ella».

 

 

Esta plataforma señala que el exmarido, en lugar de vender el usufructo a Joaqui, «prefiere usarlo como arma arrojadiza contra ella, para echarla de su casa» y «lo ha conseguido con toda la complicidad del sistema judicial y el aparato policial», al fijarse el desahucio para este jueves.

Batu recuerda que «todos los años salimos a la calle el 25 de noviembre para manifestarnos contra la violencia machista, para denunciar que a todavía, nos maltratan, nos violan y nos matan por ser mujeres», un día en el que «todas las instituciones se cuelgan la chapita morada, partidos políticos de todos los colores sacan a relucir sus discursos y podemos ver en la televisión a la Policía dándonos consejos sobre cómo podríamos evitar una agresión cuando andamos solas por la calle».

Sin embargo, añade, «la misma Policía que nos aconseja es la que viene a echarnos de nuestras casas. El mismo aparato judicial que presume de tener protocolos de actuación ante la violencia doméstica, es quien actúa sentenciando un lanzamiento de desahucio, en alianza con el maltratador de nuestra vecina». Y «los mismos servicios sociales que deberían brindar recursos ante el riesgo de violencia y exclusión, no son capaces de dar una respuesta integral a esta situación».

Por ello, «no se nos ocurre mejor día que el 25 de noviembre para defender la vida y el hogar de nuestra vecina y mostrar todo nuestro rechazo a todo el conjunto de instituciones judiciales, policiales y sociales que han hecho posible un escenario tan lamentable».