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Washington

Trumpismo sin Trump: ¿la fórmula ganadora del Partido Republicano para los comicios de 2022?

El próximo año será crucial electoralmente en Estados Unidos por la celebración de los comicios de medio mandato, una cita que los republicanos encaran con una ambición que hasta hace poco parecía inconcebible: ganar sin Donald Trump.

El entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Casa Blanca el 24 de noviembre de 2020. (Mandel NGAN/AFP)
El entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Casa Blanca el 24 de noviembre de 2020. (Mandel NGAN/AFP)

Cinco años después de someterse por completo a la voluntad del inflamable líder y un año antes de las elecciones de medio mandato, el Partido Republicano imagina la vida después de Donald Trump.

«En esta etapa, Trump sería el favorito si optara por participar en la carrera presidencial de 2024», indicó a AFP Matt Lacombe, profesor asistente de Ciencias Políticas en el Barnard College de Nueva York. «Pero también es muy posible que la coordinación entre los potenciales candidatos y los funcionarios del partido... sea suficiente para evitar que persiga o tenga éxito» una nueva postulación, aclaró.

Después de que Trump consiguiera la nominación como candidato presidencial republicano en mayo de 2016, el partido abandonó su plataforma política en sus dos siguientes convenciones, optando por simplemente declarar lealtad a su nuevo cacique.

El consenso sigue siendo que todos los caminos hacia el Congreso pasan por el club de golf Mar-a-Lago, propiedad y lugar de retiro de Trump en Florida. Y que para triunfar en Washington hay que besar el anillo en Palm Beach, halagando a Trump y a su leal base de decenas de millones de fervientes devotos.

Los republicanos que no siguen esa línea saben que, en el mejor de los casos, se arriesgan a ser vilipendiados en público y a ser blanco de amenazas, contra ellos y sus familias, por parte de exaltados seguidores de Trump.

«Pese a perder su altavoz en las redes sociales, su apoyo aún energiza a los partidarios de base, impulsa donaciones y, en algunos casos, elimina a competidores y fuerza retiros», señaló a AFP Tommy Goodwin, consultor político en Washington.

Sin embargo, republicanos prominentes aprovecharon los recientes comicios a gobernador en algunos estados para instar a corregir el rumbo, aunque sin alejarse de Trump y su «gran mentira« de que los demócratas le robaron las elecciones de 2020 con el triunfo de Joe Biden.

Evitando su figura, pero con sus líneas estratégicas

El multimillonario republicano Glenn Youngkin ganó las elecciones a gobernador en Virginia superando la cosecha electoral de Trump en los suburbios de ese estado en la carrera de 2020, especialmente entre independientes y mujeres.

Trump se atribuyó el mérito inmediatamente, pero en realidad Youngkin rebajó la influencia del magnate y en las semanas previas a la cita con las urnas hizo todo lo posible por mantenerlo a raya.

El candidato republicano a gobernador de Virginia, Glenn Youngkin, habla por teléfono mientras espera los resultados electorales el pasado 2 de noviembre en Chantilly. (Anna MONEYMAKER/GETTY IMAGES/AFP)

En Nueva Jersey, el republicano Jack Ciattarelli comenzó muy a favor de Trump, incluso intervino en un mitin de ‘Stop the Steal’ (Paren el robo, en alusión a las presidenciales de 2020), pero se distanció del expresidente durante la campaña para la gobernación, que perdió por estrecho margen ante el demócrata Phil Murphy, que fue reelegido.

A los demócratas les resultó difícil mantener los avances logrados en los suburbios de esos estados, que les ayudaron a recuperar la Cámara de Representantes en 2018 y la Casa Blanca en 2020. Y es probable que vuelvan a ser un campo de batalla clave en los comicios de 2022, en los que está en juego el control de la Cámara de Representantes, el Senado y 36 gobernaciones. Sin embargo, Trump es mucho menos popular allí que en el campo.

La conclusión para muchos republicanos es que la clave está en tomar prestado mucho de la estrategia de Trump, pero evitando abiertamente su figura.

La aprobación popular del expresidente se hundió a un mínimo histórico del 34% tras la asonada del pasado 6 de enero, cuando miles de sus partidarios irrumpieron violentamente en el Capitolio para evitar que los legisladores certificaran la victoria de Biden en las elecciones.

Desde entonces, Trump ha emitido una serie de declaraciones alabando a los insurrectos y defendiendo las amenazas contra la vida de su vicepresidente Mike Pence, quien presidió aquella aquella sesión del Congreso.

El jefe de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, instó al exmandatario de 75 años a mantenerse al margen de las elecciones de medio mandato e hizo estas declaraciones a los periodistas: «Creo que tenemos que hablar sobre el futuro y no sobre el pasado».

Sin embargo, Rick Scott, presidente del comité de campaña para el Senado del Grand Old Party, comentó a la cadena NBC que cualquier republicano sería «tonto» si rechazara el respaldo de Trump, poniendo en evidencia el dilema al que se enfrentan.

«Donald Trump está donde quiere estar: en el centro de la atención, como un niño llorando en en el pasillo de los dulces de una tienda repleta, exigiendo más gaseosas mientras arroja bolsas de chocolates a otros niños», explica a AFP Peter Loge, profesor asociado en la Universidad George Washington.

Un manifestante pro-Trump lleva el atril de la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, la demócrata Nancy Pelosi, durante el asalto al edificio del Capitolio el 6 de enero de 2021. (Win MCNAMEE/ GETTY IMAGES/AFP)

«El pasado nunca muere»

La tribuna de Trump no es lo que era antes de su prohibición en las redes sociales, que frenó efectivamente su influencia cotidiana. Además, su fórmula electoral demostró no ser tan efectiva como proclamó.

Trump es el primer presidente desde Herbert Hoover, hace casi un siglo, en perder la Cámara, el Senado y la Casa Blanca en un único mandato.

«Hasta ahora, a los candidatos respaldados por Trump no les fue particularmente bien», apuntó Sam Nelson, profesor asociado y presidente del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Toledo (Ohio).

«Si bien los candidatos de las primarias republicanas buscan activamente su respaldo, valioso en las elecciones (partidarias), ese mismo sustento puede ser algo peligroso en los comicios generales, ya que motiva a los demócratas a votar en contra del candidato al que apoye Trump», indicó Nelson.

Loge cree que también pueden surgir retadores que piensan que no tienen nada que perder, junto a otros preocupados por el futuro del Partido Republicano y del país. «Las elecciones de mitad de mandato de 2022 también contribuirán en gran medida a determinar cuál será el verdadero nivel de apoyo de Trump para 2024», señaló.

«Si los candidatos respaldados por Trump ganan las elecciones primarias y las generales, las acciones de Trump subirán» y, si las pierden, «bajarán», puntualizó.

En todo caso, Trump sigue siendo un héroe para los millones de nuevos votantes descontentos que trajo a la causa republicana en 2016.

Mark Bayer, exjefe de gabinete del Senado y la Cámara Baja recordó una famosa frase de William Faulkner: «El pasado nunca muere. Ni siquiera es pasado». «Lo mismo puede decirse de la influencia (...) de Trump sobre el Partido Republicano. Su control es tan fuerte como cuando era presidente». comentó a France-Presse.