Pablo Ruiz de Aretxabaleta

La final de Argelia en la Copa Árabe, símbolo político para los saharauis

La final de la Copa Árabe que juega este sábado Argelia contra Túnez supone un símbolo político de resistencia para los saharauis, que celebran las victorias argelinas –entre ellas sobre todo la que eliminó a Marruecos– pese a la represión de Rabat que ya ha dejado detenidos y heridos.

Jugadores de la selección argelina, con banderas palestinas, tras eliminar a Qatar.(Jack GUEZ/AFP)
Jugadores de la selección argelina, con banderas palestinas, tras eliminar a Qatar.(Jack GUEZ/AFP)

Túnez y Argelia, segunda y tercera mejor selección de África respectivamente, según el ránking de FIFA, disputan este sábado la final de la Copa Árabe de Fútbol en Doha, un torneo que la FIFA utiliza como prueba para el mundial de Qatar que se celebrará dentro de un año.

Pero el interés del partido va más allá de sus respectivas aficiones. En los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, en el desierto argelino, en los territorios de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) ocupados por Marruecos y en la diáspora saharaui se vive como un partido propio y un símbolo político de resistencia. Por supuesto, con Argelia.

De hecho, las eliminatorias previas han estado marcadas por la celebración en las calles de las ciudades de la RASD y la represión por parte de fuerzas marroquíes.

Eliminación de Marruecos

Y más aún cuando uno de los partidos de cuartos de final enfrentó el pasado 11 de diciembre a Argelia, Estado que defiende la reivindicación de la autodeterminación de la RASD, con Marruecos, el Estado que ocupa el territorio saharaui y expolia sus recursos.

La capital de la RASD, el Aaiún, fue tomada por la Policía con vehículos antidisturbios ya antes del partido y las autoridades marroquíes prohibieron a cafeterías y bares abrir sus puertas durante el encuentro e instaron a los ciudadanos a permanecer en sus casas, según señaló el medio digital El Confiencial Saharaui, que indicó que también se produjeron algunas detenciones.

Argelia eliminó a Marruecos en los penaltis por 5-3 y pasó a la semifinal, con lo que en las calles de Dajlia y El Aaiún comenzó a celebrarse desafiando la amenaza policial y tomando la victoria argelina como propia. Las protestas contra la ocupación marroquí y en solidaridad con los presos políticos se unieron al festejo por el triunfo de la selección verde.

ElConfidencial Saharaui indicó que tras unos minutos de tranquilidad, comenzaron violentos disturbios en Dajlia y detenciones masivas en El Aaiún y Smara.

Entre los detenidos se encontraba el periodista saharaui y miembro de la organización Nushatta Foundation, Lwali Lahmad, al que las fuerzas marroquíes acusaron de organizar manifestaciones postpartido. Fuentes saharauis denunciaron que fue torturado hasta perder la consciencia

En los campos de Tinduf la celebración también se vio empañada, en este caso por un accidente en el que murieron dos jóvenes saharauis. 

Como en 2019

Los hechos recuerdan la celebración por parte de los saharauis de la victoria de la selección argelina en este mismo campeonato en 2019, cuando la represión dejó una persona muerta y más de treinta heridas.  
 
Los incidentes volvieron a repetirse el pasado miércoles, cuando Argelia derrotó 2-1 a Qatar y se clasificó para la final de la Copa Árabe, y pueden volver a suceder hoy si la Verde gana la final contra Túnez.

El simbolismo político se acentúa en el actual contexto en que el Frente Polisario libra una guerra contra Marruecos y en el que Argelia ha roto relaciones con Rabat y mantiene un duro enfrentamiento diplomático con su vecino.

Además, los jugadores de la selección argelina expresaron su solidaridad con el pueblo palestino tras la semifinal, otra señal para un Marruecos que está normalizando y fortaleciendo sus relaciones con el, a su vez, ocupante de Palestina, Israel.

La adhesión saharaui a la selección argelina tiene bases políticas pero también es el recurso de un pueblo sin una selección  reconocida oficialmente. La Federación Saharaui de Fútbol ha podido organizar varios encuentros con selecciones de naciones sin Estado, así como partidos de jugadores de la diáspora, como el celebrado en Gasteiz contra el Abetxuko el pasado 1 de julio.