La Asamblea Nacional francesa estaba, esta pasada noche, algo más concurrida tras el fiasco de la sesión precedente en la que la oposición se sirvió del alto grado de absentismo en la bancada macronista para interrumpir la sesión que debía concluir con un voto favorable a la reconversión del pase sanitario en pasaporte vacunal.

Pero a la segunda tampoco pudo ser. La sesión quedaba de nuevo interrumpida esta pasada madrugada, con lo que calendario para aprobar la medida estrella del ejecutivo contra la variante ómicron está todavía más comprometido.

La sesión se ha retomado hoy, 5 de enero, a partir de las 15.00, a la espera que a la tercera sea la vencida, aunque son más de 400 las enmiendas pendientes de debatir.

Precisamente, el voto favorable a una enmienda defendida por la diputada socialista Cécile Untermaier en la que se preconiza la aplicación del pase vacunal a partir de los 16 años, y no desde los 12 como figuraba en el texto original del gobierno, ha arrojado uno de los pocos consensos en la segunda y tormentosa sesión en la Asamblea Nacional.

Ha salido adelante además con una muy amplia mayoría al haberse registrado 386 votos a favor y dos en contra.

La defensora de los derechos de la infancia, Claire Hédon, ya había emitido un dictamen en el que mostraba su preocupación por el impacto de la medida en los más jóvenes.

Las medidas restrictivas adoptadas durante la pandemia han tenido efectos en la salud y en el bienestar de los más jóvenes que la asociación vasca Eguzkilore puso de relieve, el 4 de diciembre, durante la presentación de los resultados de la encuesta realizada a más de 300 jóvenes de Ipar Euskal Herria.

La enmienda aprobada en la Asamblea Nacional se circunscribe a las actividades extraescolares y a las excursiones. Para acceder a locales de ocio y hostelería se pedirá el pase vacunal desde los 12 años.

A partir de ese acuerdo concreto, el resto de lo vivido en la cámara baja francesa durante la pasada madrugada solo sirve para engrosar la crónica de otra sesión bronca en la que unas palabras de Emmanuel Macron sembraron la discordia.

Si a ello se añade la recepción de mensajes que incluyen amenazas de muerte por parte de varios diputados favorables al pase vacunal, entre los que figuran los macronistas vascos Vincent Bru y Florence Lasserre, el ambiente no puede estar más inflamado.

Dosis generalizada de enfado

En una entrevista concedida, el martes, al rotativo "Le Parisien" Emmanuel Macron expresaba su voluntad de seguir adoptando decisiones para hostigar a las personas no vacunadas.

«Tengo muchas ganas de jorobar a quienes no se vacunan, asi que voy a continuar haciéndolo; esa es la estregia y voy a ir hasta el final» aseguró.

El presidente francés fue incluso fue más allá al desproveer de la categoría ciudadana a quienes actúan, a su entender, «de forma irresponsable».

La afimación que tendría como potenciales receptores a esos cinco millones de personas que están sin vacunar en el Estado francés era exactamente la siguiente: «Un irresponsable deja de ser un ciudadano».

Esas declaraciones han sido consideradas por la mayoría de los analistas como más propias de un candidato que de un presidente ya que, aunque en otro pasaje de la entrevista reconoce que está motivado para entrar en la liza electoral, Macron no se ha proclamado todavía oficialmente como aspirante a su propia sucesión.

De Les Républicains a La France Insoumise, pasando por los dos competidores de la ultraderecha, Marine Le Pen y Éric Zemmour, todos los partidos han censurado esa que  Édouard Philippe, exprimer ministro y uno de los pilares de la estrategia para la reelección de Macron, disculpa como una incursión del presidente en «el lenguaje coloquial».

La provocación a cargo del inquilino del Elíseo levantaba una censura airada de los grupos de la oposición en la cámara baja que terminaba con la suspensión de los debates en una jornada en la que las autoridades sanitarias francesas registraron más de 271.000 nuevos casos de covid19, en plena aceleración de contagios motivada por la variente ómicron.

Más camas UCI en Baiona

Mientras, más de 20.000 personas se encuentran hospitalizadas a causa de la covid-19 en el Estado francés, de ellas 3.600 en cuidados intensivos.

El aumento de casos llevaba al Hospital de Baiona a aumentar el número de camas UCI el pasado 3 de enero.

A esa fecha había 36 pacientes con covid en el centro hospitalario labortano, donde 13 de las 14 camas UCI estaban ocupadas por pacientes afectados por el virus.

El Hospital de Baiona, que en diciembre activó el «Plan Blanco» y aceleró al tiempo los traslados de pacientes a otros centros sanitarios, dispondrá a partir de ahora de 24 camas UCI para responder a la fuerte afluencia de pacientes, en neto aumento tras las fechas navideñas.