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De la tristeza a la cólera, la presión ambiental de la pandemia deja huella en los más jóvenes

El colectivo Eguzkilore ha dado a conocer los resultados de una encuesta a la que han respondido 533 menores de Ipar Euskal Herria y en la que afloran las consecuencias derivadas de ciertas medidas sanitarias y, en particular, del uso generalizado de la mascarilla entre los más jóvenes.

Integrantes del colectivo Eguzkilore se expresan desde el otro lado del mostrador del restaurante lohizundarra en que han presentado su informe.
Integrantes del colectivo Eguzkilore se expresan desde el otro lado del mostrador del restaurante lohizundarra en que han presentado su informe. (Guillaume FAUVEAU)

El colectivo Eguzkilore, integrado por un centenar de profesionales del área sociosanitaria y por madres y padres, ha elegido un escenario bastante curioso, un restaurante del centro de Donibane Lohizune, para presentar los resultados de la encuesta sobre los efectos en la salud y el bienestar de niños y jóvenes de las medidas adoptadas con motivo de la crisis sanitaria.

El estudio, realizado entre abril y junio de 2021, enmienda abiertamente algunas recomendaciones sanitarias aplicadas para hacer frente al covid-19, y alerta del riesgo de «no dar importancia» a las «graves consecuencias» que ha tenido en los jóvenes el aumento exponencial del tiempo que pasan delante de las pantallas, el uso generalizado de la mascarilla o la restricción drástica de las opciones de juego o de desarrollar actividades colectivas.

La presentación de ese estudio, que según han resaltado se ha realizado de forma altruista pero siguiendo todos los protocolos profesionales, coincide con la puesta en marcha, esta semana, de la enésima directiva sobre uso de la mascarilla, obligatoria en el espacio publico, y especialmente en el patio escolar, para todos los chavales de más de seis años de edad.

El colectivo ha lanzado un mensaje dirigido a las instituciones para que «no se banalicen las graves consecuencias que se han constatado» en la que, según han indicado, «es la primera investigación que se realiza teniendo en cuenta lo que cuentan los niños y adolescentes, ya que no ha habido estudios en Francia sobre esta cuestión tan relevante».

Pediatras, paidólogos, ortofonistas, dentistas... una docena de personas con experiencia en distintos dominios de la salud han unido sus esfuerzos a los de unas familias «primero preocupadas y luego directamente enfadadas por las medidas aplicadas a nuestros hijos», ha resumido Bénédicte, una de las madres que han participado en el acto de presentación.

La escala emocional es la que arroja las cifras más destacadas en la encuesta. Así, mientras en primaria uno de cada dos niños habla de tristeza, en la etapa de colegio y liceo, las restricciones a la hora de practicar deporte o cualquier otra actividad en grupo es generadora de «la rabia y la cólera, que son la antesala de la violencia».

A los sentimientos de miedo y tristeza hay que sumar los efectos en los más jóvenes de los mensajes de culpabilidad, de desconfianza hacia el otro, «o incluso de llamada a la delación» que han marcado la gestión de la pandemia, según ha expresado Génévieve, expediatra.

Consecuencias en el aprendizaje

Las afecciones en el ámbito pedagógico son importantes según revela la encuesta que, según han explicado en la presentación, ha sido vehiculizada a los centros escolares, de primaria al liceo, aunque no ha contado con la implicación activa de los establecimientos docentes.

Muy mayoritariamente, en un 75%, las respuestas a la encuesta han llegado «de la parte de alumnos de la red de educación privada» han explicado en la presentación.

En todo caso, hay que tener en cuenta que, de forma recurrente, se suele incluir a las ikastolas, centros cuya vocación pública no reconoce el Estado francés, en el sector privado.

El uso generalizado de la mascarilla ha sido una de las cuestiones que se han abordado con especial intensidad en la presentación del informe.

Los integrantes de Eguzkilore, han profundizado en las preocupaciones que ya expresaran durante su primera comparecencia, en marzo pasado, en Ortzaize.

La profusa utilización de la mascarilla ha agudizado las dificultades de aprendizaje, perjudicado la socialización de los menores y generado en algunos casos problemas de lenguaje y expresión, «al faltar el factor de la gestualidad» cuando es conocido que «la información visual de la boca es clave en las etapas tempranas de aprendizaje del lenguaje, ha aseverado Clémence, ortofonista que ha colaborado con el estudio.

Problemas de vista y dermatológicos

La utilización entre cinco y siete horas diarias de la mascarilla se ha traducido en mayores problemas de visión, derivados de la incomodidad de combinar mascarilla y gafas, y que se suman «al abandono o al uso incorrecto de los correctores visuales durante la pandemia».

Los problemas cutáneos o las afecciones en el aparato bocal y respiratorios son otras de las variadas consecuencias atribuidas a ese uso tan prolongado del protector.

De la encuesta se deriva «un cuadro alarmante» motivado por «medidas sanitarias impuestas sin el consentimiento de niños y padres», ha resumido una de las ponentes, Bénédicte.

Uno de cada dos de los chavales que han contestado a la encuesta han asegurado haber sufrido alguna molestia o patología por el uso de la mascarilla, un 55% ha asegurado haber vivido con tristeza la presión ambiental que se ha impuesto durante la pandemia.

«Todos somos responsables del bienestar de las generaciones futuras», ha sido el mensaje lanzado a instituciones y ciudadanía al final de la presentación de un estudio que será difundido a través de la web del grupo y con el que, han explicado, «se cumple la misión» de Eguzkilore, un colectivo al que le corresponderá ahora decidir su futuro.