Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

Agatha Christie: Cuando el misterio fue ella misma

Hace 96 años, Agatha Christie fue protagonista de un misterio que se prolongó durante once días: su desaparición. Este episodio ha sido recreado en una novela que tendrá su prolongación en una miniserie titulada ‘The Christie Affair’. A ello se suma el estreno inminente de ‘Muerte en el Nilo’.

Dentro del género policíaco, Agatha Christie publicó 66 novelas.
Dentro del género policíaco, Agatha Christie publicó 66 novelas. (Britannica | Britannica)

Han transcurrido casi 46 años de su fallecimiento, ocurrido el 12 de enero de 1976, pero Agatha Christie sigue inspirando todo tipo de proyectos relacionados con su fértil imaginario literario y su propia vida.

Además del inminente estreno de ‘Muerte en el Nilo’, en donde Kenneth Branagh vuelve a alternar ambos lados de la cámara encarnando a Hércules Poirot, la prestigiosa guionista británica Juliette Towhidi (‘Los misterios de Pemberley’) se encuentra trabajando con la productora Miramax en el desarrollo de ‘The Christie Affair’, una miniserie basada en la próxima novela homónima firmada por Nina de Gramont y que se centra en uno de los capítulos vitales más misteriosos de Christie, los días en lo que la escritora desapareció.

Dicho episodio tuvo lugar a finales de 1926, cuando su marido, Archie Christie, le planteó su intención de divorciarse de ella tras revelarle que mantenía otra relación. La escritora preparó su equipaje y dejó sobre su escritorio una nota dirigida a su secretaria en la que advirtió de su marcha a Yorkshire.

Transcurridos once días, nadie sabía de ella. Su coche fue encontrado estrellado en una cantera, un Morris Cowley de color gris en cuyo interior tan solo se encontró una maleta. La noticia corrió como un reguero de pólvora y el Ministerio del Interior británico no ocultó su preocupación ante este suceso desconcertante. Hasta el mismísimo Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes, recurrió a una médium de confianza para que diese con el paradero de su colega.

A esta búsqueda, en la que participaron más de 15.000 voluntarios, también se sumó la escritora Dorothy L. Sayers, creadora del detective Lord Peter Wimsey, la cual se desplazó hasta el lugar de la desaparición para descubrir alguna pista.

El enigma se resolvió cuando un cliente del balneario de Harrogate descubrió a Agatha Christie en dicho establecimiento. Se había hospedado bajo el nombre falso de Neele –el mismo apellido de la mujer que mantenía una relación con su marido– y a pesar de tener a su alcance todos los periódicos editados en Londres, pareció ajena a la noticia de su desaparición, la cual asomaba en sus titulares, incluso en ‘The New York Times’.

Con estos mimbres, Nin Gramont ha escrito una novela narrada desde el punto de vista de la amante del marido de Agatha Christie, Nan O’Dea, una variante de la real Nancy Neele. La historia del libro especula sobre la comunión que se establece entre ella y Agatha, y explora una relación en el marco de una sociedad incapaz de intuir las complejidades de la relación de cada mujer con su pasado y su propia identidad. Ambientada en el balneario de Harrogate, esta novela también suma a su engranaje dramático un asesinato.

Según explica Marc Helwig, responsable de Miramax Televisión, «Nina de Gramont ha escrito una novela sorprendentemente inteligente, con muchas capas y atractiva, que ofrece una mirada fascinante a la increíble y peculiar historia de la desaparición de Agatha Christie».

De Poirot a Marple

Agatha Mary Clarissa, más conocida como Agatha Christie, debutó en el mundo de la literatura con la novela ‘El misterioso caso de Styles’, donde asomó por primera vez el célebre detective Hércules Poirot.

A raíz de su inmediato éxito, se convirtió en toda una eminencia de los crímenes de salón y sus siempre finales sorprendentes. Fue la máxima exponente del subgénero whodunit, donde la escritura se centra, como si de un juego se tratase, en que el lector llegue a sus propias hipótesis sobre quién puede ser el asesino.

Además de Poirot –personaje del que la autora acabó muy cansada: llegó a asegurar que le resultaba ‘insufrible’–, Christie creó más personajes como la detective aficionada miss Marple, que fue la investigadora que resolvió el último caso publicado por la autora en vida, ‘Un crimen dormido’.

Su pasión por el suspense también se tradujo en varias adaptaciones teatrales, entre las cuales destaca sobre el resto ‘La ratonera’ que, basada en la historia corta ‘Tres ratones ciegos’, continúa en cartel desde su estreno en 1952.

Legado

Las autoras que han explorado los territorios del suspense han ido creciendo en las últimas décadas, paralelamente a la popularización del género negro y policíaco. Desde Patricia Highsmith hasta Mary Higgins Clark, muchas han sido las escritoras que han cultivado el crimen en sus páginas.

La herencia más directa de Agatha Christie hay que buscarla en la ‘escuela británica de novela policíaca’ con nombres como P.D. James, Margarete Yorke, Anne Perry, Elizabet George o Ruth Rendell, entre otras.

En una entrevista publicada en el año 2001, P.D. James recordó de la ‘reina del crimen’ que «su logro fue impresionante. La considero como un prestidigitadora literaria. Ella tenía sus cartas y las supo mover con astucia, hasta que el lector lee lo suficiente para ver el tipo de ‘engaño’ que ella realiza».

Hace seis años y coincidiendo con el centenario de la creación de Hércules Poirot, Sophie Hannah publicó ‘Ataúd cerrado’. En esta novela, la poeta y escritora británica no solo rindió un sincero homenaje al célebre detective imaginado por Christie, sino que volvió a demostrar su pericia a la hora de desarrollar intrigas muy originales.

A esta novela le siguieron ‘El misterio de las cuatro cartas’, ‘Los crímenes del monograma’ y ‘Los asesinatos de Kingfisher Hill’.

Crímenes de salón en clave de celuloide

La obra de Christie ha contado con muy diferentes adaptaciones cinematográficas y la más reciente podrá ser visionada el próximo 11 de febrero, bajo el título de ‘Muerte en el Nilo’. Se trata de la segunda adaptación del imaginario literario de Agatha Christie que Kenneth Branagh inició con ‘Asesinato en el Orient Express’.

Entre las más recordadas figuran ‘El tren de las 4:50’ que, dirigida por George Pollock en 1961, supuso la primera vez en la que la genial Margaret Rutherford interpretaba a miss Marple.

En 1945, René Clair filmó la que es considerada como la mejor versión de ‘Diez negritos’ y en el 57, Billy Wilder legaría para la posteridad la magistral ‘Testigo de cargo’, protagonizada por Tyrone Power, Marlene Dietrich y un memorable Charles Laughton.

Sidney Lumet dirigió en el 74 ‘Asesinato en el Orient Express’ y, a pesar de un interminable reparto con Lauren Bacall, Martin Balsam, Ingrid Bergman, Jacqueline Bisset y Sean Connery, entre otros, quien en realidad gobernó toda la función fue Albert Finney gracias a su antológica interpretación de Hércules Poirot.

Cuatro años más tarde, fue Peter Ustinov quien se metió en la piel del detective belga en ‘Muerte en el Nilo’.

David Niven, Mia Farrow, Angela Lansbury, Jack Warden, Maggie Smith, Bette Davis, Jon Finch, Olivia Hussey, George Kennedy y Jane Birkin participaron en este proyecto cuyo rodaje se desarrolló en las pirámides, la Esfinge, los templos de Abu Simbel y Karnak, a bordo del Steam Ship Sudan, el lujoso vapor original en el que Christie imaginó su novela, y en los salones del no menos célebre hotel Old Cataract, que también acogió a la escritora y en cuya habitación 1201 dio forma definitiva a ‘Muerte en el Nilo’.