Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

Centenario de Jack Kerouac: El camino que se transformó en la ruta madre

Cien años después del nacimiento del escritor y poeta estadounidense Jack Kerouac, seguimos la estela de aquel viaje enloquecido e iniciático que plasmó en su obra cumbre, ‘En el camino’. Un mapa existencial que recorrió la Ruta 66, aquella que John Steinbeck denominó ‘La ruta madre’.

Imagen de Jack Kerouac en 1956.
Imagen de Jack Kerouac en 1956. (Tom PALUMBO)

Condenado al polvo y el olvido, en la fachada de un motel abandonado de la Ruta 66 y que otrora acogió a quienes iban y venían para nunca quedarse, podemos leer: «Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un ahhhh».

Estas palabras las dejó impresas Jack Kerouac en su icónica obra ‘En el camino’ y podrían describir también la propia mecánica vital del escritor.

Jean-Louis Lebris de Kérouack nació el 12 de marzo de 1922 en Lowell, Massachusetts. Hijo de franco-canadienses, solo habló francés hasta los 7 años. Su padre, Léo-Alcide, le pronosticó que jamás sería escritor y su madre, Gabrielle, tuvo un rol complejo pero fundamental en la vida del futuro escritor.

Su madre rechazaba a todos sus amigos, sobre todos a los beats y, como la madre de Borges hacía con el escritor argentino, se empleaba a fondo en evitar que mantuviera cualquier tipo de contacto con las mujeres. No obstante, siempre estuvo presente en su obra y su vida, mientras encadenaba trabajos fugaces y recorría Estados Unidos con una maleta.

Considerado como pionero de la Generación Beat junto a otros escritores como William Burroughs y Allen Ginsberg, Kerouac siempre será relacionado con los creadores que apostaron por dejar la brújula en casa para dejarse llevar por el itinerario que dicta el libre albedrío.

Vapuleado por la cirrosis, murió a la edad 47 años y a primera hora del 21 de octubre de 1969 a los 47 años de edad, en Florida, y tres días después, su cuerpo yacía en la casa funeraria Archambault, en Lowell, la pequeña localidad de Massachusetts donde Kerouac nació el 12 de marzo de 1922 en el seno de una humilde familia francófona canadiense.

Durante su funeral, el escritor Allen Ginsberg, otro de los pioneros de la contracultura estadounidense tras la Segunda Guerra Mundial, leyó algunos de los poemas que Kerouac incluyó en ‘Mexico City Blues’, una colección publicada en 1959 inspirada en ritmos y pulsaciones de jazz.

Su obra más influyente fue ‘En el camino’, que recoge las vivencias que compartió con su amigo y también escritor Neal Cassady, en una serie de viajes que realizaron entre 1947 y 1950 a lo largo de Estados Unidos.

Esta obra, la segunda novela de Kerouac, está protagonizada por personajes inspirados en William Burroughs, Allen Ginsberg y Neal Cassady, además del propio Kerouac, que ejerce de narrador bajo el nombre de Sal Paradise.

El propio autor reconoció que la inspiración para elaborar el estilo espontáneo y pop de ‘On the Road’ fue un hallazgo accidental, fruto de la correspondencia que mantenía con Cassady. Kerouac lo explicó así: «Me vino la idea del estilo espontáneo al ver lo bien que Neal Cassady me escribió cartas, todas en primera persona, rápido, disparatado, confesional, completamente serio, todo detallado, con nombres reales en su caso. También recordé la advertencia de Goethe; es decir, la profecía de Goethe de que el futuro de la literatura Occidental sería de naturaleza confesional. También Dostoyevsky profetizó lo mismo».

Kerouac calificó las cartas de Cassady –la principal de 40.000 palabras– así: «Toda una novela corta. El mejor escrito que nunca había visto, mejor que ningún otro de Estados Unidos, o al menos lo suficientemente bueno como para que Melville, Twain, Dreiser, Wolfe se revuelvan en sus tumbas».

La ruta constante

«Con la aparición de Dean Moriarty empezó la parte de mi vida que podría llamarse mi vida en la carretera». Ésta es una de las primeras frases escritas por Kerouac o, mejor dicho, por su alter ego en la novela, Sal Paradise, para dar comienzo a un viaje que resumía los anhelos y representaciones artísticas de toda una generación.

El ‘rollo’, como se conoce al primer borrador de la novela, escrita a máquina por Kerouac en solo tres semanas y en una misma tira de papel, se convierte así en una guía de viajes única para recorrer Estados Unidos de costa a costa, al tiempo que constituye toda una declaración de intenciones en torno a la vida.

De Nueva York a San Francisco y vuelta a Manhattan pasando por Chicago, Denver, Los Ángeles, este mapa dictó las pautas creativas de un viaje que, físicamente, se concretó en la referencial Ruta 66.

Kerouac escribía sirviéndose de una técnica a la que llamó ‘prosa espontánea’ y la definió así: «Ninguna ‘selectividad’ e expresión, sino seguir el libre desvío de la mente hacia los infinitos mares del pensamientos, zambullirse en el océano del inglés sin otra disciplina que los ritmos de exhalación retórica y de la narración protestada, como un puño que cae sobre una mesa con cada sonido completo ¡bang!».

«Pasé toda mi juventud escribiendo despacito, haciendo correcciones e interminables especulaciones y tachaduras y lo único que conseguí fue un día escribir una frase... y la frase no tenía sentimiento», añadió.