Daniel   Galvalizi
Periodista
Elkarrizketa
José Carlos Díez
Economista

«Que España sea la Arabia Saudita energética de Europa es factible y va a suceder»

Díez asegura que el boom de inversiones en energía solar permitirá en los próximos años una capacidad instalada de más de 100GW, lo que implica una bajada radical de los costes y la atracción de empresas, algo que «ya está ocurriendo». Y explica por qué esto beneficiará más a Euskal Herria.

José Carlos Díez, economista.
José Carlos Díez, economista. (Europa Press)

Con las inversiones privadas anunciadas y gracias a la excepcionalidad de la península ibérica con respecto a las horas de luz solar anuales, el Estado español está en condiciones para 2030 convertirse en la Arabia Saudita de la Unión Europea al duplicar su capacidad instalada, llevándola a más de 100 GW, reduciendo drásticamente los costes de energía y volviéndose un imán por ello para la relocalización de empresas centroeuropeas.

Esta afirmación tan optimista, a contracorriente del caudal informativo diario que nos muestra el encarecimiento del gas y la inflación, se la explica a NAIZ el economista especializado en energía y profesor de la Universidad de Alcalá José Carlos Díez. Lo argumenta basado en algo simple: las metas del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC) establecido por Moncloa, las previsiones de inversión que ya han anunciado y las condiciones climáticas de la península.

(Instalación de energía solar en Hernani. Foto: Jon Urbe | Foku)

Lluvia de euros

Como el Gobierno tiene que autorizar la conexión a la Red Eléctrica y las comunidades autónomas las licencias de medio ambiente, los datos recopilados de esos pedidos muestran la perspectiva tan positiva: «Ahora mismo hay solicitudes nuevas de inversores privados para incorporarse a la Red Eléctrica por 150 GW, y si bien hay algo de burbuja y hay algunos que quieren el permiso para revenderlo luego, el número es significativo».

Según el PNIEC, el objetivo de Moncloa es instalar unos 60 GW para 2030 en energías renovables como mínimo, lo que supondría producir el 75% de electricidad con ellas. El impacto de esto en los precios del gas será enorme y a la baja y el abaratamiento de los costes beneficiará a consumidores y empresas. Esto todo siendo factible, claro, por algo que precede a las inversiones: la naturaleza quiso que el Estado español y Portugal sean los países de la UE con casi el doble de horas de luz solar al año con respecto a sus socios. «Italia tiene solamente mucho sol en el sur, y Grecia tiene menos territorio. En eso radica la particularidad de España», recalca Díez.

«Si la regulación del Gobierno está bien diseñada para bajar los precios a los consumidores, se apunta a desarrollar industria con energía barata y se propicia que las inversiones sean rentables para facilitarlas, soy optimista. Hay que aprovechar la oportunidad. Hay países como Argentina que tienen mucho sol y viento pero no dan las condiciones para las inversiones. Pero sí, que España sea la Arabia Saudita de la UE es real y factible, y va a suceder si no nos equivocamos», destaca.

Díez recuerda que el 80% de las nuevas inversiones mundiales están destinadas a energías renovables, y de ellas más de la mitad apuntan a la fotovoltaica. «Cuando hay sol y viento, el precio baja, y cuando no lo hay, sube porque se consumen más combustibles fósiles (petróleo y gas). Con el doble de instalación eólica y el triple de solar que seguramente se alcanzará, no necesitaríamos gas. Y para conseguir 60 GW más sólo se requiere utilizar el 1% del territorio», señala. Y da un ejemplo de impacto concreto: el año pasado se aumentó la capacidad en 4GW, y ello fueron alrededor de 3.000 millones de euros de inversión.

La clave pasa también por el costo de extracción. Por el mismo motivo que un inversor petrolero prefiere extraer en Arabia Saudí antes que en Canarias (cuesta 15 dólares con respecto a 90 en el archipiélago), lo que sucede con la energía solar es igual: desde 2015 la fotovoltaica es la energía más barata para producir, cuesta 30 euros el megavatio, casi la mitad que la generación de eólica marina y similar a la eólica en tierra.

Euskal Herria, beneficiada

«Lo más atractivo de ser la Arabia Saudí europea de renovables no es sólo producir muy barato sino la instalación de empresas. Por ejemplo Amazon eligió Aragón para su centro de datos (una inversión de 2.500 millones de euros) justamente por la fotovoltaica. Muchas industrias se van a deslocalizar de Francia y Alemania por la electricidad barata aquí, y de hecho es algo que ya está ocurriendo», subraya.

Díez recuerda que la energía «es un bien primario determinante y la industria antes se localizó en Francia, Bélgica y Alemania porque había carbón. Ahora el interés es en fotovoltaica». Pero también traerá beneficios a la industria ya instalada.

«En el País Vasco y Navarra el impacto de todo esto será mayor porque existe industria de alto valor agregado»

 

«En el País Vasco y Navarra el impacto de todo esto será mayor, porque si bien allí no hay tanto sol y las plantas solares estarán más al sur, allí  está radicada la industria de alto valor agregado, y todo el impacto en el desarrollo industrial se sentirá mucho, por la bajada de los costes. Es una posibilidad para el País Vasco y Navarra de posicionarse como líderes a nivel mundial», señala.

«Empujados por la lucha contra el cambio climático, estamos viviendo un cambio tecnológico y energético sin precedentes, el mayor en más de un siglo, casi como cuando se inventó la electricidad», destaca.

«Se van a generar cientos de miles de empleos, y esto requiere un curso de tres meses, no más. Lo tenemos a huevo»

 

Admite que este tipo de frases suenan muy a contramano, en momentos que se disparan los precios de los combustibles fósiles, amplificado por la guerra en Ucrania. Sin embargo, remarca que hay varios desafíos que pueden obstaculizar este ciclo histórico. Por lo pronto, pide a las autoridades que pongan en el foco la posibilidad de generar empleo, porque por el momento «no hay trabajadores cualificados para este boom»: «Se van a generar cientos de miles de empleos solo por la instalación de plantas fotovoltaicas. Y para saber hacerlo requiere un curso de tres meses, poco más. Lo tenemos a huevo». En tiempos de debate sobre el futuro de las pensiones, facilitar que haya todos los nuevos cotizantes posibles cobra más relevancia.

Segundo, recuerda que al cambiar los precios relativos, cambian muchas cosas «y no se sabe dónde quedará el nuevo punto de equilibrio, porque con precios de electricidad más baratos, aumentará la demanda. También se sustituirán más coches tradicionales por eléctricos y se instalarán más empresas, y todo ello llevará a más demanda”»

Díez recalca que las inversiones privadas requieren un marco regulatorio confiable y cita como ejemplo de lo que no puede volver a pasar la ley del gobierno de Mariano Rajoy en 2013, que «colapsó la inversión y provocó más demandas internacionales contra España en el comité de arbitraje que las que tenía Venezuela».

El momento histórico está servido: cambio del eje productivo hacia los renovables y una fortuna climática con respecto a los socios europeos. La próxima década será la escena en la que se verá si el Estado español supo aprovechar la oportunidad para dar un salto de calidad de vida o fue una oportunidad perdida.