Soledad Galiana

¿De la muerte de Bobby Sands a la victoria electoral de Sinn Féin?

La ironía del calendario o la justicia histórica hace coincidir los 41 años de la muerte de Bobby Sands en huelga de hambre, hito en la lucha republicana en el norte de Irlanda, con unas elecciones en las que Sinn Féin puede ser la primera fuerza en votos y, acaso, en escaños.

La presidenta de Sinn Féin, Mary Lou McDonald, junto a Michelle O'Neill, en un acto de campaña en Belfast.
La presidenta de Sinn Féin, Mary Lou McDonald, junto a Michelle O'Neill, en un acto de campaña en Belfast. (Paul Faith | AFP)

Este  5 de mayo es un día con especial significado para el republicanismo irlandés, pues marca el 41 aniversario de la muerte de Bobby Sands, el primero de los diez huelguistas de hambre que falleció durante la protesta por la reivindicación del estatus político para los republicanos encarcelados por el conflicto irlandés en 1981.

Cada año, los republicanos marcan el día con demostraciones de recuerdo y homenaje. Sin embargo, este año, esta demostración bien podría producirse en la urnas, y si las predicciones se cumplen, Sinn Féin obtendrá no ya la mayoría de los votos, sino la mayoría de los diputados en la Asamblea de Belfast por primera vez desde su creación, y con ello el derecho a nombrar al primer ministro norirlandés.

Y ello parece posible si los votos reflejan los resultados de las últimas encuestas de opinión, realizadas a una semana de las elecciones, en las que Sinn Féin mantiene una ventaja de seis puntos sobre el unionista DUP.

Evolución

El apoyo a Sinn Féin se mantiene sin cambios desde el inicio de la campaña en un 26%. Ello supondría un ligero retroceso respecto al récord del 27,9% que consiguió en las últimas elecciones de 2017, pero incomparable con el desplome del apoyo en los últimos 18 meses de su rival más cercano, el Partido Unionista Democrático (DUP).

El DUP, el mayor partido unionista, que superó a Sinn Fein con un 28,1% del voto de primera preferencia en 2017, ha visto su voto desplomarse a un 20% en las encuestas. En el último sondeo, el Partido de la Alianza de Irlanda del Norte, que no se declara nacionalista ni unionista, y la Voz Tradicional Unionista (TUV), de línea unionista dura, son los que más ganan en comparación con las últimas elecciones, con un 14% y un 9% de la intención de voto respectivamente, mientras que el Partido Unionista del Ulster (UUP), más «moderado», obtiene un 14%, y el Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP), nacionalista irlandés, un 10%.

Las únicas noticias alentadoras para el DUP son que el 75% de los votantes del TUV y el 52% de los partidarios del UUP afirmaron que darían al DUP su segundo voto de preferencia y ello podría salvar la cara del partido, que se ha visto inmerso en una profunda crisis en los últimos meses, que el unionismo quiere identificar con la implementación del Brexit acordado entre Gran Bretaña y la Unión Europea, pero que en realidad se debe a la ceguera del unionismo sobre la voluntad del electorado.

El DUP se ha empeñado en los últimos meses en obstaculizar e impedir la toma de decisiones del Ejecutivo, en momentos en los que el norte de Irlanda más lo necesitaba en mitad de una pandemia, ante la que los unionistas se han lavado las manos.

El foco del unionismo en recrear un pasado que no volverá –porque las prioridades de la sociedad norirlandesa han cambiado, mientras que las del unionismo siguen basándose en el supremacismo británico y protestante– ya no convence

El sistema de voto único transferible utilizado en las elecciones a la Asamblea permite a los votantes clasificar a los partidos por orden de preferencia y sus preferencias mas bajas entran en juego una vez que su opción principal es elegida o eliminada. Según el sistema  de representación proporcional, los candidatos pueden recoger los votos sobrantes de los candidatos elegidos o eliminados, lo que les da una oportunidad de ganar los últimos escaños en las circunscripciones electorales.

Sinn Féin siempre ha tenido problemas con la transferencia de votos, que pocas veces le ha beneficiado, y aunque el partido republicano podría ganar la mayoría de las primeras preferencias, si las transferencias ayudan a sus contrincantes, podría darse el caso de que Sinn Féin fuera el partido más votado, pero el DUP siguiera siendo el primero en cuanto a escaños.

Compartir poder

Los principales rivales nacionalistas y unionistas de Irlanda del Norte están obligados a compartir el poder según los términos del acuerdo de paz de Viernes Santo de 1998, y es el partido con más escaños el que nombra a un primer ministro del Ejecutivo de Belfast, y durante años los republicanos han aceptado la presencia de un primer ministro unionista en la jefatura del gabinete norirlandés.

Sin embargo, es posible que tras las elecciones, y si Sinn Féin logra la mayoría de los escaños, se vea incapaz de formar gobierno debido a la negativa unionista a volver a las instituciones norirlandesas a menos que se revise completamente el protocolo para el norte de Irlanda que rige el comercio post-Brexit con Gran Bretaña, un argumento central del manifiesto unionista que puede haberle costado el apoyo de parte de sus bases, ya que tanto el sector agropecuario como el comercio se ha beneficiado de un protocolo que le permite aprovechar un estatuto especial a caballo del mercado único europeo y del británico, y por ello no apoyarían una reforma y, aún menos, la suspensión del documento.

El gran triunfador de estas elecciones se espera que sea el Partido de la Alianza, tanto en votos como en escaños –pasando de los ocho actuales a 13 ó 14 diputados– pero para ello debe gestionar cuidadosamente las transferencias del SDLP y los votantes no alineados con unionismo o republicanismo.