Mikel Zubimendi
Aktualitateko erredaktorea / redactor de actualidad

Actividad de riesgo: crear sindicatos en las grandes compañías de EEUU

Tras una vibrante campaña, victoria obrera en unas instalaciones de Amazon, por primera vez en la historia de la compañía. A pesar de los chantajes, los trabajadores ha votado por dotarse de representación sindical. Un recordatorio de que los derechos no se consiguen sin presión y lucha.

Protesta ante unas instalaciones de Amazon en favor de la sindicalización.
Protesta ante unas instalaciones de Amazon en favor de la sindicalización. (Kena BETANCUR | AFP)

Tras décadas de erosión de influencia y poder, la organización de los trabajadores en EEUU está en auge, especialmente en las más grandes compañías del país. Amazon, Starbucks, Apple… la lucha por crear sindicatos fábrica a fábrica, instalación a instalación, estado a estado, copa la conversación política y ha obtenido victorias notables, aunque queda muchísimo camino por delante.

Las buenas noticias se suceden: los trabajadores de la planta JFK8 de Amazon, en el distrito de Staten Island de Nueva York, han ganado un pulso al gigante tecnológico, la segunda mayor compañía empleadora del país, solo por detrás de la cadena de supermercados Walmart, y tras meses de lucha han logrado crear el primer sindicato de la compañía. El pasado mes de diciembre, un pequeño grupo de empleados de una cafetería del gigante restaurador Starbucks votó en la ciudad neoyorquina de Búfalo a favor de crear el primer sindicato de la cadena. Desde entonces más de un centenar de cafeterías de Starbucks han seguido los pasos y han presentado peticiones para intentar sindicarse. Los trabajadores de otro almacén de Amazon en Bessemer (Alabama) votaron, por segundo año consecutivo, para formar un sindicato.

Visto desde este lado del Atlántico, crear un sindicato puede parecer algo nada extraordinario. Pero en EEUU, es una lucha de David contra Goliat. El gigante Amazon está poniendo toda la carne al asador contra la campaña de organización de sus trabajadores, desde la intimidación hasta el pago de dinero para que renuncien, un sinfín de llamadas y mensajes de texto antisindicales. Tienen recursos casi ilimitados, contratan bufetes de abogados especializados en la lucha antisindical como los de la firma Littler Mendelson, que actualmente representa a Starbucks en sus esfuerzos contra la organización de los trabajadores y anteriormente ayudó a McDonald’s a evitar responsabilidades al tomar represalias contra los trabajadores que participaron en la campaña «Fight for $15», por un sueldo mínimo de 15 dólares por hora.

Intimidación corporativa

Además, se utilizan todas las oportunidades que ofrece la ley laboral. En efecto, la legislación laboral en EEUU ha incorporado el «derechos de libertad de expresión» para los empleadores, lo que significa que pueden decir prácticamente cualquier cosa a los empleados. Como resultado, con frecuencia lanzan mensajes sofisticados que se reducen a la engañosa proposición de que los trabajadores no necesitan sindicatos. Que las compañías son mejores trabajando empleadores y empleados codo con codo que sentándose frente a frente en una mesa de negociación. Que los trabajadores pueden elegir hablar por sí mismos, sobre sus deseos y necesidades específicas, trabajando directamente con la compañía en vez de elegir que otros (sindicalistas) hablen por ellos.

Es más, incluso si no quieren escuchar este mensaje, están obligados a escucharlo en las llamadas «reuniones de audiencia cautiva», reuniones obligatorias de todos los empleados donde el patrón presenta su posición, denigra al sindicalismo y lo amenaza al sugerir que la organización es inútil porque «negociará duro», utilizando todas las artimañas de la ley, que son muchas y una de las razones por las que los sindicatos representan solo el 6% de la fuerza laboral del sector privado.

Por ejemplo, incluso después de una elección sindical con éxito como la de Amazon, la compañía puede retrasar legalmente las negociaciones con su sindicato durante meses o incluso años. Aunque el resultado de la elección no se puede apelar directamente, Amazon puede apelar indirectamente: cuando el sindicato solicita negociar, la empresa puede simplemente negarse. Según la ley federal actual, todo lo que debe hacer Amazon es reunirse con el sindicato en momentos razonables del día y negociar de «buena fe» las condiciones de trabajo. La falta de acuerdo con las propuestas no equivale legalmente a actuar con «mala fe».

Más que una victoria

La mayoría de los países europeos permiten la negociación sectorial, EEUU no. Solo se negocia a nivel de empresa, lo que significa que los sindicatos deben organizarse en cada lugar de trabajo, en una lucha desigual: grandes compañías contra grupos de trabajadores atomizados.

La congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez y el senador Bernie Sanders en un acto a favor del «Sí» a los sindicatos previo a la votación de los trabajadores. (Kena BETANCUR | AFP)

Pero el sindicato de Amazon ha tenido cierto apoyo. La Asociación de Jugadores de la Liga Nacional de Fútbol Americano, y la Asociación de Jugadores de las Grandes Ligas de Béisbol lo han apoyado. Trabajadores de la industria avícola y sindicatos como National Nurses United que agrupa enfermeras también. Políticos como Alexandria Ocasio Cortez, Bernie Sanders e Ilhan Omar enviaron videos en apoyo. Incluso Joe Biden envió un vídeo en el que condenaba la intimidación y apoyaba el derecho de los trabajadores a afiliarse a un sindicato.

La sindicalización de Amazon es una lucha por los derechos civiles. Solo por esta razón, es motivo de celebración, pero las lágrimas derramadas y los vítores gritados en ese momento histórico van más allá de la victoria de un día contra la intimidación corporativa: es un reconocimiento vital de que los derechos básicos de los trabajadores son imprescindibles, de que los sindicatos salvan lo que a menudo está en peligro: perder lo que nos hace humanos