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Kinshasa

El rey de Bélgica lamenta los abusos coloniales en el Congo pero no pide perdón

En su primera visita oficial a la República Democrática del Congo (RDC), Felipe de Bélgica ha vuelto a lamentar los abusos cometidos por esta monarquía europea durante el dominio colonial del gran país africano pero no ha pedido perdón ni ha hablado de reparaciones.

Felipe de Bélgica y el presidente de la República Democrática del Congo, Félix Tshisekedi, llegando al Palacio de la Nación en Kinshasa este miércoles.
Felipe de Bélgica y el presidente de la República Democrática del Congo, Félix Tshisekedi, llegando al Palacio de la Nación en Kinshasa este miércoles. (Arsene MPIANA | AFP)

La Conferencia de Berlín de 1885 ha quedado en los anales de la historia como una de las acciones políticas más descaradas realizadas por las potencias europeas en su expasión colonial, ya que decidieron repartirse gran parte del continente africano en base a un particular juego de equilibrios diplomáticos y militares despreciando totalmente los intereses de las poblaciones afectadas.

Y uno de los apartados más insólitos de aquel acuerdo fue que el Congo fue declarado propiedad privada de Leopoldo II, el por entonces «rey de los belgas», quien lo administró bajo el nombre de Estado Libre del Congo hasta 1908, cuando pasó a ser una colonia de Bélgica hasta su independencia, en 1960.

Bajo el mandato de Leopoldo II se produjo una explotación masiva de los recursos naturales del país africano para la que se usó a la población congoleña en condiciones de esclavitud.

El régimen colonial aplicó un sistema de terror en el que fueron comunes los castigos atroces, en particular la mutilación de las manos, y se produjeron crímenes en masa. Aunque no hay una cifra exacta homologada, expertos calculan que murieron entre cinco y diez millones de personas.

Asumiendo «plenamente» el pasado

Felipe de Bélgica, descendiente de Leopoldo II y actual «rey de los belgas», inició este martes un viaje oficial a la República Democrática del Congo (RDC), la primera desde el viaje que Alberto II hizo en 2010 con motivo del cincuentenario de la independencia congoleña.

La visita tiene lugar después de que, en una carta enviada al presidente de la RDC, Félix Tshisekedi, el 30 de junio de 2020, el monarca belga reconociera por primera vez la «violencia y crueldad» ejercidas en el Congo bajo el reinado de Leopoldo II (1865-1909).

En un discurso pronunciado este miércoles ante el Palacio del Pueblo, sede del Parlamento de la RDC, en Kinshasa, Felipe de Bélgica ha vuelto a lamentar los abusos cometidos por su país durante el dominio colonial pero no ha pedido perdón ni ha mencionado el tema de las posibles reparaciones.

«Hoy quieren escribir un nuevo capítulo en nuestras relaciones y mirar hacia el futuro, animados por la formidable juventud del pueblo congoleño que solo pide desarrollar sus talentos. Escribamos juntos este nuevo capítulo», ha indicado el monarca, que ha llegado al frente de una delegación gubernamental y permanecerá en suelo congoleño hasta el 13 de junio.

Ha abogado también por andar ese camino «sin olvidar el pasado, pero asumiéndolo plenamente, para transmitir a las nuevas generaciones una memoria reflexiva y serena de nuestra historia común».

También ha reconocido de forma sui generis el dolor de la colonización al señalar que «aunque muchos belgas estaban sinceramente comprometidos y amaban profundamente al Congo y su gente, el régimen colonial como tal se basaba en la explotación y la dominación».

«Este régimen era el de una relación desigual, en sí misma injustificable, marcada por el paternalismo, la discriminación y el racismo. Dio lugar a exacciones y humillaciones», ha admitido.

Tras reunirse con Felipe de Bélgica esta mañana en el Palacio de la Nación, el presidente congoleño también ha apelado a la concordia. «El pasado es a la vez triste y glorioso, pero queremos construir algo que sea productivo para nuestros dos países. No debemos detenernos en el pasado», ha declarado Tshisekedi.