Sergio Iglesias
CRóNICA MUSICAL

Soul, Blues y mucho Rock

El festival BBK Music Legends celebró en Miribilla el sábado la segunda jornada de esta edición. Sergio Iglesias repasa las bandas que actuaron en el evento.

Paul Carrack, durante su actuación en Miribilla.
Paul Carrack, durante su actuación en Miribilla. (Monika DEL VALLE | FOKU)

Segunda y última jornada de la edición de este año del Bilbao Music Legends Fest, celebrada en el Bilbao Arena, donde acudimos después del buen sabor de boca que nos dejaron los conciertos del día de ayer.

Mikel Renteria & The Walk On Project Band

Así que allí estábamos desde primera hora para ver el concierto de Mikel Renteria & The Walk On Project Band, que llegaban al festival con muchísimas ganas de presentar sus nuevas canciones, incluidas en el último disco de la banda: ‘Cuerdos de atar’, un trabajo en el que la banda da un paso adelante importante, mostrando una gran evolución y teniendo claro hacia dónde desean encaminar sus pasos. Como muestra de ello, pudimos disfrutar de la nostalgia de ‘Que el tiempo pase lento’, el rock con poso americano de ‘Lo dimos por sentado’, la positiva y festiva ‘El coche del viento’, donde destacan los teclados de la última incorporación a la banda, Mikel de Vicente, y la controlada oscuridad de ‘Llave maestra’, aparte de ‘Canela en rama‘, esa hermosa pieza que se mueve entre el boogie, el rock y el funk, y donde la banda demuestra que han llegado a un punto en el que pueden hacer lo que se propongan, dentro de ese abanico rockero en el que se mueven. A destacar también, que el repertorio fue íntegramente en castellano, y que tampoco faltaron  temas de discos anteriores como la potente y rockera ‘El barranco’, incluida en su anterior ‘Vida’.

Shirley Davies & The Silverbacks

Los siguientes en salir al escenario fueron The Silverbacks, la banda de acompañamiento de Shirley Davies, la «reina» que apareció tras una gran intro por parte del sexteto que la escolta desde hace años, y con quienes ha grabado dos magníficos álbumes. La cantante británica mostró desde el primer acorde una capacidad vocal bestial y una presencia escénica arrolladora, que aprovechó para conectar con un público que pudo disfrutar de un espectáculo de soul y rhythm and blues único y con un sonido excelente, gracias también al virtuosismo de cada uno de los miembros de la banda, que se compenetraban a las mil maravillas, demostrando que, detrás de estos directos, hay muchas horas de ensayo. Una gran experiencia.  

Runaway Lovers

Al igual que en la jornada anterior, hoy también hemos podido disfrutar de los conciertos intermedios en el escenario exterior, la denominada terraza Voodoo Child, donde hoy era el turno de unos Runaway Lovers que, con el incombustible Santiago Delgado al frente, estrenaban sus nuevos temas, incluidos en ‘Bilbao’, su último trabajo, publicado esta misma semana y con el que la banda ha conseguido, en mi opinión, su mejor disco hasta el momento. Una auténtica maravilla, y un sincero homenaje a su ciudad y, como siempre, a la música que tanto les ha influido. No faltaron tampoco himnos míticos de la banda como ‘Flequillón’, ‘Mike Love Stomp’, ‘Runaway Lover’, ‘6 jerseys 6’ o esa extraordinaria revisión que en su día hicieron del ‘Los Ramones’ de Los Pistones, que se te queda clavada en la mente horas y horas después de escucharla: “Yo jamás te hubiera conocido, si no llega a ser por Los Ramones…

Walter Trout

…Y con el soniquete de la voz de Santi resonando por dentro, regresamos al pabellón para ver a Walter Trout, una hora de puro disfrute en el que no pudimos de despegar la mirada de lo que estaba sucediendo encima del escenario. Una lección de blues rock a cargo de, probablemente, el guitarrista de blues en activo más importante en el mundo. No, no es una bilbainada, es algo más que evidente, visto el nivel que maneja el de New Jersey, muy bien acompañado por una banda más que solvente que, a lo largo del bolo demostró estar a la altura. Temas que iban del blues clasicote y melancólico de ‘All out of tears’, al rock sureño de ‘Almost gone’, o la rockera ‘Playing hideaway’, hasta los sonidos más pesados y duros de la extensa versión que hicieron de ‘Got a broken heart’, y que les sirvió para lucirse a cada uno de sus miembros. Fue un concierto en el que no hubo ni un segundo de descanso y en el que el artista norteamericano interactuó constantemente con el público, enviando mensajes positivos y esperanzadores, recordando su milagrosa recuperación después de un transplante de hígado en 2015. Una experiencia traumática que, por suerte, quedó en un susto del que el veterano bluesman pudo salir para seguir deleitándonos con su virtuosismo.

Paul Carrack

Tras el segundo pase de los Runaway Lovers y el buen rollo y el ambiente festivo que siempre crean con sus canciones, ya nos esperaba el concierto de uno de los cabezas de cartel de la edición de este año del Legends: Paul Carrack. ¿Qué se puede decir de este músico inglés, con 50 años de carrera, y decenas de trabajos publicados en solitario, o con bandas como Mike and The Mechanics? Pues poco se puede añadir, aparte de dejar claro que esta noche ha dado un concierto tremendo e inolvidable, junto a dos baterías, un teclista-saxofonista, un bajista y un guitarrista (más otro que se incorporaba en algunos temas), repasando todos sus grandes éxitos, desde el mítico soul de ‘Satisfy my soul’, su hit de los 90 ‘Eyes of blue’, radiado hasta la saciedad en su momento en las cadenas musicales de la época, o la intensidad de ‘Groovin’’; Carrack también mostró su faceta más rockera en temazos como ‘You make me feel good’ y cantó con el público en ‘How long’. Tampoco faltó el momento nostálgico de la noche con la interpretación de las canciones de su antigua banda, Mike and The Mechanics, como ‘The living years’ y, sobre todo, ‘Over my shoulder’, momento apoteósico de la noche, junto a la larguísima interpretación de ‘Bet your life’, para el lucimiento de la banda. También destacar dos versiones: por un lado, la revisión del ‘Love will keep us alive’ de Eagles, y por otro, el ‘What’s going on’ de Marvin Gaye, que sirvió como bis de un concierto que, por lo menos a mí, me gustó más de lo que esperaba. 

Loquillo

Tras otra breve incursión en la terraza Voodoo Child, esta vez al ritmo de los sonidos country rock de Javi Stills & Co., llegábamos al último concierto de la noche. Loquillo recalaba en el cartel del festival a última hora, en sustitución de Alan Parsons Live Project, que tuvo que cancelar su actuación en Bilbao por problemas físicos. Así que allí estaba el artista catalán para solucionar la papeleta e intentar cerrar el festival de este año de la mejor manera posible. El «loco» salió al escenario, como siempre, con esa chulería castiza que le caracteriza y con una actitud positiva, y desplegó todo su catálogo de bailecitos y poses, en un concierto en el que aprovechó para presentar algunos temas de su último trabajo, ‘Diario de una tregua’, como ‘El rey’ o ‘La libertad’, de la cual me guardaré mi opinión, pero que ahí está para que, quien quiera la escuche y valore. Loquillo dio un bolo de unos 85 minutos en el que no faltaron grandes éxitos como ‘Rompeolas’, ‘El ritmo del garaje’, ‘Cadillac solitario’, ‘La mataré’, ‘Rey del glam’, ‘Rock and roll actitud’, o ‘Carne para Linda’, en la que aprovechó para bajar al foso a saludar al público, demostrando que, tal y como canta en la mencionada canción, efectivamente es un rey, pero de los campechanos. A lo largo del concierto, una cosa quedó clara, y es que los shows de Loquillo siguen y seguirán funcionando por dos motivos: por un lado, el repertorio que atesora, fruto de muchísimos años de carrera y, por otro, la gente de la que siempre se acompaña, ya que es una barbaridad el nivel musical de todos y cada uno de los músicos que le rodeaban hoy, quizá destacando, por una cuestión de debilidad personal por mi parte, al gran Igor Paskual. Genio y figura.   

Balance

Así terminaba esta quinta edición del Bilbao Music Legends Fest, donde, a pesar de los cambios de ubicación y las bajas de última hora, hemos disfrutado muchísimo de un cartel que, aunque a priori, parecía más modesto que el de otros años, ha cumplido con la función de acercar hasta Bilbo a nombres que ya son historia de la música, como Status Quo, Paul Carrack, Walter Trout o Girlschool. Y para terminar, sólo hay una cuestión que me gustaría plantear y es, dada la media de edad de los asistentes al festival y de los y las propias artistas ¿hasta cuándo vamos a poder mantener este tipo de eventos? ¿No habría que hacer algo para intentar enganchar al rock a las nuevas generaciones, y asegurar, de esta manera, el relevo?

Ahí lo dejo.