Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

Sigue la sátira del racismo doméstico

Estado francés. 2021. 108’ Tit. Orig.: ‘Qu’est-ce qu’on a tous fait au bon dieu?’. Dtor.: Philippe De Chauveron. Guion: Philippe De Chauveron y Guy Laurent. Prod.: Romain Rojtman. Int.: Christian Clavier, Chantal Lauby, Medi Saudoun, Fredéric Chau, Émilie Caen.

Medi Saudoun (el yerno árabe) y Frédéric Chau (el yerno oriental) .
Medi Saudoun (el yerno árabe) y Frédéric Chau (el yerno oriental) . (NAIZ)

Lleva recaudados más de veinte millones de euros en el mercado francófono, con lo que la saga ‘Bon Dieu’ se consolida dentro y fuera de sus fronteras gracias a esta tercera entrega que da a su público justo lo que espera en versión mejorada, porque es más divertida que la segunda. El secreto de la continuidad es bien simple, porque hay para rato gracias al efecto cómico multiplicador. Son tantos personajes en la familia Verneuil que nunca se termina de conocerles. Al matrimonio y sus cuatro hijos se suman los respectivos yernos con sus correspondientes familias políticas. Y en ‘Dios mío, ¿pero qué nos has hecho?’ (2021) se juntan todos, con lo que el juego vodevilesco da más de sí que nunca.

Lo que en su planteamiento de base es una burla amable de la gran familia burguesa, poniendo el acento en sus tintes conservadores, se va abriendo a otras temáticas sociales de la actualidad, siempre con el punto de mira puesto en el racismo doméstico. En la nueva entrega la sátira se orienta también hacia la necesidad de éxito artístico de nuestros días, junto con modas coyunturales como la del veganismo. El padre va regalando cajas llenas de su libro, porque no ha vendido ejemplares, mientras sueña con su obra definitiva dedicada a su admirado De Gaulle. A la vez una de las hijas expone sus cuadros, y un coleccionista alemán parece más interesado en ella que en sus pinturas, por lo que el patriarca sueña con eliminar a uno de sus exóticos yernos y por fin tener descendencia blanca. La penitencia es tener que comerse una ‘cassoulet’ vegana, hecha con zanahorias en lugar de las típicas y sabrosas salchichas.

La situación de reunión interfamiliar que se va a dar en la película es la peor de las pesadillas que se podía imaginar el protagonista interpretado por Christian Clavier, porque sus hijas preparan al matrimonio una fiesta sorpresa con motivo de sus bodas de rubí, por los cuarenta años de casados.

El evento secreto consiste en reunir bajo el mismo techo, en la mansión de Chinon, a todos los yernos y sus padres. Ni siquiera hay habitaciones suficientes para tanta gente extranjera.