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Malestar por el cierre «sine die» impuesto por París en el Coll de Banyuls

El cierre de pequeños pasos fronterizos pirenaicos justificado por hasta tres motivos –pandemia, «terrorismo» y migración– por las autoridades francesas sigue generando muestras de descontento en localidades limítrofes del puerto de Banyuls, clausurado en enero de 2021.

Cartel que pide en catalá y francés la reapertura del puerto de Banyuls
Cartel que pide en catalá y francés la reapertura del puerto de Banyuls (Raymond ROIG | AFP)

El 11 de enero de 2021, las autoridades francesas optaron no ya por establecer controles permanentes, sino por cerrar directamente pequeños pasos.

Ocurrió con media docena de pasos en Nafarroa y Zuberoa. Al otro extremo de los Pirineos, en Catalunya, también las piedras y barreras sellan desde entonces el Coll de Banyuls, lo que obliga a los vecinos a realizar largos trayectos.

Además del incordio, ello implica en este contexto de altos precios de los combustibles «un gasto añadido en los desplazamientos cotidianos», según los testimonios recabados por la agencia francesa AFP.

Voluntarios y activistas del norte y el sur de Catalunya ya llevaron a cabo una acción desobediente el 28 de noviembre de 2021, cuando reabrieron simbólicamente el Coll de Banyuls. La acción fue publicitada en redes sociales por el colectivo Fem Catalunya Nord.

Un grupo de personas retiró entonces las piedras que bloquean el camino con unas cuerdas, en una especie de «sokatira», y dejaron expédito el paso cerrado por orden de París primero por la pandemia luego por la «amenaza terrorista» y últimamente con el argumento de «la presión migratoria».

Perjucios sociales y económicos a ambos lados de la muga

El cierre del Coll de Banyuls ha tenido un negativo impacto en la economía local del que se han beneficiado los comerciantes de pasos más grandes como la Jonquera hacia los que se ha desviado ese tránsito interno por Banyuls.

El alcalde de Banyuls, Jean-Michel Solé, denuncia «un ataque a las libertades individuales y al comercio» y remarca «los estrechos lazos» entre esa localidad y la limítrofe de Espolla.

Esa opinión es ratificada por el primer edil de Espolla, Carles Lagresa, que destaca que ese paso, ahora clausurado, «nos permitía acceder a toda la franja de la costa de Catalunya Nord», de  Collioure, a Banyuls o Argelès-sur-Mer.

Apenas hacen falta 15 minutos para subir el puerto y en otros quince se llega a la villa de Banyuls. Por las otras carreteras alternativas el viaje es de entre hora y hora y media, en función de las épocas y de la afluencia turística.

Contactada por AFP, la Prefectura de Pirineos Orientales ha evitado pronunciarse sobre la demanda de reapertura del Coll de Banyuls.