J.S.

Movilidad compartida, una alternativa cada vez más popular

Cada vez más gente cree que tener un coche en propiedad no tiene sentido, ya que pasa un 95% de su vida útil aparcado. Es por ello que la movilidad compartida se convierte en una alternativa cada vez más extendida, porque permite ahorrar costes y reducir el tráfico y la contaminación.

El «carpooling» permite compartir plaza en un coche propiedad de otra persona que viaja al mismo destino.
El «carpooling» permite compartir plaza en un coche propiedad de otra persona que viaja al mismo destino. (Getty IMAGES )

El concepto de movilidad compartida o carsharing no se refiere únicamente al coche compartido. En ese término se incluyen también las diferentes modalidades de alquiler o pago por uso, que permiten prescindir de los gastos habituales del vehículo como seguro, impuestos, mantenimiento, ITV… En las siguientes líneas desgranamos en qué consisten dichas opciones que hacen que el coche se convierta en un servicio y no en un objeto en propiedad.

La primera opción la podemos encontrar en los concesionarios tradicionales, donde se está generalizando la opción del renting a particulares, un contrato de alquiler por un periodo de hasta cinco años y que engloba todos los gastos anuales del vehículo, incluido cambio de neumáticos o servicios como asistencia 24 horas. En el renting se fija un número de kilómetros máximos que se pueden hacer al año, entre 10.000 y 20.000 por norma general, y si se superan, hay que pagar un extra.

Como es de imaginar, las mensualidades no son baratas, aunque esta modalidad tiene un fuerte atractivo: no hay que pagar entrada, por lo que con la primera cuota ya podemos disfrutar del coche.

Hay quien puede pensar que la cantidad que se paga al mes es superior a la que habría que pagar en caso de adquirir el coche a plazos, y que al final del contrato, seguimos sin tener coche en propiedad. Pero a la hora de hacer cuentas, no hay que olvidar que en esa mensualidad se incluyen todos los gastos y servicios del coche, que habría que añadir en caso de ser una compra a plazos.

Junto con el renting a particulares, también ha crecido la modalidad de alquiler por suscripción, que permite un alquiler por un periodo de plazo más corto a través de plataformas de conocidas páginas web que permiten reservar un coche en pocos minutos.

En estos casos, es el cliente quien elige libremente el periodo de permanencia e incluso puede elegir entre un coche nuevo o uno usado, con el fin de abaratar la cuota mensual.

Pero si lo que deseamos es un coche para un momento puntual –unas horas o un día–, podemos acudir a plataformas online, muchas de ellas ligadas a marcas de automóviles, que ofrecen una amplia flota de vehículos, principalmente eléctricos, disponibles durante las 24 horas del día.

A través de una app, se localiza el vehículo más cercano y se reserva. No es necesario tener la llave, ya que se puede abrir y poner en marcha con el móvil. Su coste dependerá del tiempo de uso y el pago se efectúa también a través del móvil.

En las ciudades donde no existe este servicio, siempre queda la opción de acudir a las empresas tradicionales de alquiler que, eso sí, cada vez ofrecen más facilidades para agilizar los trámites e incluso recoger las llaves del coche sin tener que acudir a la sede de la compañía.

Coche compartido

Y aquí es donde llegamos al coche compartido propiamente dicho. Se trata de una modalidad que es posible gracias también al desarrollo de aplicaciones para teléfono móvil.  

Existen varias modalidades de carsharing. En primer lugar, existe la opción de alquiler entre particulares, a través de plataformas online que ponen en contacto a propietarios y usuarios. En la tarifa a pagar se incluye el recorrido a realizar, el seguro y la asistencia en carretera.

En segundo lugar, también podemos utilizar estas plataformas para compartir plaza en un coche propiedad de otra persona que viaja al mismo destino. Esta modalidad de coche compartido se denomina «carpooling» y permite al propietario del vehículo amortizar los costes del viaje. Para ello, la persona interesada no tiene más que suscribirse de forma gratuita a la plataforma –BlaBlaCar es la pionera en esta modalidad–, anunciar las plazas disponibles, el destino, y contactar con los usuarios interesados.

No cabe duda, por tanto, de que hoy día existen tantas posibilidades como necesidades. De lo que se trata es de hacer números para comprobar si realmente merece la pena adquirir un coche en propiedad. Todo dependerá del uso que le demos al vehículo. Si va a estar mucho tiempo aparcado, quizás tengamos que ir pensando en alguna de estas modalidades.

Jóvenes urbanos, principales usuarios

Hace unos años, la mayoría de jóvenes soñaba con cumplir los 18 años para sacarse el carnet de conducir y comprar su propio coche. Pero los tiempos han cambiado, y ahora no aspiran a comprar un coche en propiedad, sino que con una aplicación móvil contratan un coche solo para el tiempo que lo necesitan.

Es una tendencia que se está generalizando entre los jóvenes urbanos, los principales usuarios de la movilidad compartida. Su mayor compromiso con el medio ambiente, y también sus limitaciones económicas, explican el auge de la denominada economía colaborativa, aquella que aprovecha las nuevas tecnologías para comprar, vender, prestar, compartir o alquilar bienes y servicios en función de necesidades específicas.

Y es que lo mismo que se contacta con otra persona para comprar un jersey de segunda mano anunciado en internet, cada vez más jóvenes utilizan las aplicaciones móviles para concertar un viaje compartido o alquilar un coche para un determinado periodo de tiempo.

Así, el coche ha pasado de verse como un bien en propiedad a convertirse en un servicio por el que la juventud paga solo cuando lo necesita.

El factor edad es determinante a la hora de entender esta nueva tendencia, pero también lo es el factor geográfico y cultural. Mientras en países del norte de Europa es un hábito muy extendido desde hace años, en nuestro entorno es todavía una tendencia que se está empezando a abrir paso.

Asimismo, resulta obvio que el carsharing actualmente es una práctica casi exclusiva de los entornos urbanos, ya que la dispersión de población en los entornos rurales hace más difícil su aplicación, aunque en este ámbito también existen posibilidades de desarrollo.