Iñaki Iriondo
GASTEIZ

Los pactos de país quedan diferidos a futuras posibles concreciones

Se había dicho que los pactos de país iban a centrar el Pleno de Política General de inicio del curso en el Parlamento de Gasteiz, pero apenas quedaron esbozados y diferidos para el futuro. El lehendakari estuvo autocomplaciente y en autogobierno todo queda en el cumplimiento del Estatuto.

 

El lehendakari, Iñigo Urkullu, y la portavoz de EH Bildu, Maddalen Iriarte, conversan antes del inicio del pleno.
El lehendakari, Iñigo Urkullu, y la portavoz de EH Bildu, Maddalen Iriarte, conversan antes del inicio del pleno. (Raúl BOGAJO | FOKU)

No hubo concreción de acuerdos de país en el Pleno de Política General con el que el Parlamento de Gasteiz inició ayer su curso político. En realidad, tampoco cabía esperarlo. No es el foro para ello ni este formato está pensada para ello. La mayoría de los grupos mostraron su disposición a lograrlos, pero no está claro que todos ellos estén hablando en realidad de lo mismo.

En su discurso matinal, el lehendakari, Iñigo Urkullu, se limitó a enumerar cinco materias en las que ofrecía acuerdos de país: los presupuestos de 2023, un plan de refuerzo de la atención primaria, el acuerdo educativo, el reto demográfico y un pacto energético, pero sin mayores concreciones. De hecho, la oferta de pactos no evitó que anunciara diversas medidas propias y unilaterales en todos ellos.

Por la tarde, aunque anunció inicialmente un capítulo de su discurso para esta materia, lo que hizo fue finalmente volver a repetir los cinco enunciados. En la réplica a EH Bildu aclaró que el pacto energético ha de ser «viable».

Desde EH Bildu, se le expuso al lehendakari su disposición a alcanzar esos acuerdos de país, pero para cambiar las cosas, no para seguir como hasta ahora, y con la implicación de la sociedad.

En cuanto a la viabilidad de los pactos, Maddalen Iriarte le respondió a Iñigo Urkullu que «habrá que acordar también lo que es viable, porque no cabe imponerse autolimitaciones, puesto que este pueblo ha demostrado que lo que parecía inviable en un principio se convirtió en viable».

Por su parte, Miren Gorrotxategi, portavoz de Elkarrekin Podemos, señaló que últimamente el concepto de acuerdos de país parece haber perdido su sentido y haberse convertido en un eslogan. Aseguró que su grupo también los quiere, pero que solo los firmará si favorecen «la defensa, la mejora y el ensanchamiento de lo público».

El lehendakari le respondió que si esa es la premisa «seguro que nos encontraremos». Esta frase, que parece conciliadora, muestra en realidad lo complejo de la situación, puesto que desde la izquierda, tanto EH Bildu como Elkarrekin Podemos-IU, parten de la premisa de que las políticas del Gobierno de Urkullu están yendo en realidad en sentido contrario.

También Carlos Iturgaiz, en nombre de PP+Cs, habló de un «pacto por los vascos» que centró en reducir impuestos (los actuales fueron fijados por PNV y PSE con ellos), reducir las tasas y precios públicos y la reducción de cargos públicos en el Gobierno de Lakua.

Ayer se volvió a demostrar que los discursos de la derecha española, en todos sus extremos, está tan fuera de foco que en la práctica se convierten en irrelevantes.

Discurso autocomplaciente

En el salón de plenos, los diputados generales, presidentes de Juntas Generales, alcaldes y otras autoridades, además de líderes políticos como Andoni Ortuzar y Arnaldo Otegi, escucharon por la mañana un balance autocomplaciente del lehendakari sobre el transcurso de la primera mitad de esta legislatura. En este periodo «un Gobierno en contacto permanente con la sociedad, con los agentes económicos, sociales, culturales, educativos o del tercer sector», ha respondido adecuadamente a la crisis financiera, sanitaria y también a la actual agudizada tras la invasión de Ucrania, de la que Urkullu destacó que «fuimos las primeras instituciones en reaccionar para acoger a las personas refugiadas».

Por la tarde, ante las críticas de otros grupos por esa autocomplacencia y falta de autocrítica, Iñigo Urkullu respondió que «no sé si merece la pena hacer autocrítica», porque aseguró que cuando lo ha hecho en discursos como los de navidad o en el Parlamento, «ni se han tomado en consideración». Y puso como único ejemplo que en su intervención matinal había expuesto «con rigor y claridad» que de los 10 objetivos de país recogidos en su programa, 7 se están cumpliendo y 3 van más despacio. Estos son lograr que la esperanza de vida se alargue hasta los 85 años, lo que no ha sido posible por la pandemia, elevar la tasa de natalidad al 10% y lograr que la cuota de energías renovables sea del 20% de la cuota de consumo. Luego destacó que se han tomado medidas para corregir la situación y encaminar esos objetivos.

El anuncio del día

Tras repasar con generosidad lo hecho hasta ahora y el cumplimiento de los 20 compromisos adquiridos durante el Pleno del año pasado, el lehendakari pasó a enumerar la agenda de prioridades para este curso, resumidos en una estrategia, cinco prioridades y 40 medidas.

Dando un toque literario a su discurso, recitó que esas cinco prioridades son la cohesión social, que definió como «el corazón de nuestro país»; el empleo, industria y crecimiento sostenible, que es «el motor». La tercera prioridad es la respuesta al cambio climático, «la piel». Le siguen el reto demográfico y juventud, «la mente»; y «Euskadi-Basque Country», «el alma de nuestro pueblo».

Pero el verdadero anuncio del día, el destinado a obtener los titulares, el único que repitió en castellano y en euskara, fue el de la puesta en marcha del Programa Hitzartuz, en colaboración con el resto de instituciones, con el objetivo de reforzar el apoyo a los colectivos con mayores dificultades para pagar la factura energética y cubrir sus necesidades básicas. Afirmó que tendrá «un impacto (que no es lo mismo que una inversión) de 400 millones de euros».

Explicó que incluirá medidas como el incremento del 10% de las Ayudas de Emergencia Social, reducir el coste de suministros en el parque de vivienda social, diversas ayudas y el anuncio de una nueva deflactación del IRPF para el año que viene.

Iriarte: «Pacto de bienestar»

Algunos de estos puntos, como el de la deflactación, no gustaron a los grupos de la izquierda. La portavoz de EH Bildu, Maddalen Iriarte, defendió otras medidas como «una subida general de salarios y una fiscalidad más justa para hacer frente a la crisis inflacionaria y al deterioro de los servicios públicos».

Y también puso sobre la mesa la necesidad de un «Pacto de Bienestar», que tenga por objeto garantizar los derechos básicos, aportar seguridad a la ciudadanía y «dar un salto de la resignación a la esperanza»; con medidas encaminadas a garantizar que las ciudades y las empresas tengan energía a un preciso «justo», y que garanticen el acceso a una vivienda digna.

Maddalen Iriarte defendió que para adoptar estas medidas es preciso hablar de soberanía. «Y EH Bildu quiere hoy volver a decir alto y claro, sin aspavientos pero sin complejos, que nosotras queremos que los vascos y vascas, las personas que viven y trabajan en Euskal Herria, lo decidan todo y lo decidan aquí, sin tutelas y sin límites».

La cuestión del autogobierno

Según su discurso de ayer, en materia de autogobierno la aspiración práctica del lehendakari en este momento es completar el Estatuto, para lo que propone una Comisión Permanente entre los gobiernos de Lakua y Madrid para garantizar el cumplimiento del Estatuto en su integridad. La propuesta, dijo, se la remitió ayer mismo a Pedro Sánchez.

Además, mostró su preocupación por el incumplimiento que el Ejecutivo español hace de su calendario de transferencias y porque una parte, en este caso Madrid, «se autoatribuya el papel de único intérprete del derecho y de dilucidar si procede o no, y cuándo, cada transferencia».

La portavoz de EH Bildu, Maddalen Iriarte, le recordó que en 2012 llegó a Ajuria Enea con el compromiso «de realizar una consulta en el año 2015 sobre una nueva propuesta de estatus político. Siete años después, se limita a reclamar el cumplimiento del Estatuto. Ha vuelto a la primera casilla y ha cerrado el círculo». Y le pregunto si ha renunciado a un nuevo estatus: «¿Ha tirado usted la toalla?».

Urkullu no fue en la réplica más allá de exigir que se cumpla el Estatuto, pero contestó a Iriarte si EH Bildu había renunciado a la independencia y la autodeterminación, en su estrategia «gradualista-reformista», porque no había hablado de ello, aunque sí había defendido decidirlo todo aquí.

El punto del autogobierno sirvió para que el líder del PSE, Eneko Andueza, le pidiera al lehendakari que deje «la queja permanente» porque «sabe bien que en los últimos días» Madrid le ha comunicado que «es un momento propicio para diseñar una nueva fase de negociaciones».

Iñigo Urkullu no entró a ese trapo y Joseba Egibar solo de refilón. El lehendakari estaba ayer conciliador y el portavoz del PNV tenía su punto de mira fijo en EH Bildu.