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Rusia se defiende en la ONU ante la avalancha de críticas occidentales

Moscú, a través de su ministro de Exteriores, se defendió en la ONU de las acusaciones de Kiev y sus aliados reprochándoles que busquen alargar la guerra para debilitar a Rusia, aunque no se refirió a las últimas medidas de movilización parcial, la amenaza nuclear o los referendos.

El ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
El ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, ante el Consejo de Seguridad de la ONU. (Bryan R. SMITH | AFP)

Rusia se defendió ayer en la ONU tras las duras críticas por parte de Kiev y sus aliados por la anunciada movilización de cientos de miles de reservistas para reforzar sus tropas en Ucrania y la amenaza del recurso a las armas nucleares.

Aunque el jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, no hizo mención a estos últimos anuncios de su Gobierno, sí replicó con dureza a las acusaciones occidentales.

En una reunión especial del Consejo de Seguridad los acusó de estar armando a Ucrania con «el objetivo obvio de alargar la lucha lo más posible a pesar de las víctimas y la destrucción con el fin de desgastar y debilitar a Rusia», y aseguró que esa política convierte a EEUU y Europa en parte directa en el conflicto.

Según Lavrov, las Fuerzas Armadas rusas se enfrentan hoy «no solo a las formaciones neonazis del régimen de Kiev, sino a la maquinaria militar del Occidente colectivo».

El ministro ruso dedicó buena parte de su intervención a insistir en que el Estado ucraniano es «completamente totalitario y de tintes nazis» y en el peligro para los derechos de la población rusófona, lo que, a su juicio, hizo la intervención rusa «inevitable».

«EEUU y sus aliados, con la connivencia de organizaciones internacionales de derechos humanos, han cubierto los crímenes cometidos por el régimen de Kiev», reprochó Lavrov, respondiendo a las acusaciones de sus homólogos sobre abusos de las fuerzas rusas en Ucrania.

Lavrov adelantó el rechazo a la investigación del Tribunal Penal Internacional (TPI), en el que Rusia no tiene confianza alguna.

En la misma reunión, el fiscal jefe del TPI, Karim Khan, anunció que enviará más personal a Ucrania para investigar las denuncias de crímenes de guerra, señalando que los investigadores están realizando un trabajo forense «objetivo e imparcial y muy minucioso».

En el discurso en el que anunció la movilización parcial, Vladimir Putin también acusó a las potencias occidentales de querer destruir a Rusia y dijo que estaba dispuesto a utilizar «todos los medios» de su arsenal para defender el país. «No es un farol», advirtió.

El secretario general de la ONU, António Guterres, también en el Consejo de Seguridad, se sumó a las críticas por estas afirmaciones y consideró «totalmente inaceptable» que se esté poniendo sobre la mesa la posibilidad de usar armas nucleares.

Además, condenó los planes para organizar referendos en los territorios ocupados de Ucrania y avisó de que cualquier anexión de territorio por la fuerza es una violación de la ley internacional.

Referendos desde ya

Entre mañana y el martes, cuatro regiones del sur y este de Ucrania -o al menos la parte bajo control de Moscú- votarán en una consulta de emergencia para adherirse a la Federación Rusa, que Occidente ha considerado «simulacros» de referendos.

China ha insinuado cierta crítica al pedir respeto a la integridad territorial de los Estados. Por su parte, el Gobierno de Turquía, que intenta ejercer de mediador en el conflicto, aunque con intereses propios en él, arremetió contra los referendos y los tachó de «ilegítimos hechos consumados» que «no serán reconocidos por la comunidad internacional».

Pero en estas regiones todo está ya preparado. «La votación comienza mañana y nada puede impedirlo», afirmó a la televisión rusa Vladimir Saldo, líder del Gobierno de Jerson.

El organismo electoral de Donetsk indicó que, «por razones de seguridad», la votación se organizaría casi puerta en puerta, «frente a los hogares» durante cuatro días, abriendo los colegios electorales solo los días el último día, es decir, el 27 de septiembre.

El expresidente ruso y vicepresidente del Consejo de Seguridad del país, Dmitry Medvedev, insistió en que esos territorios -Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jerson- «se integrarán en Rusia» y su protección «será reforzada de forma significativa».

Agregó que la movilización parcial decretada «no solo supone la movilización de capacidades, sino de todas las armas rusas, incluidas armas nucleares estratégicas a partir de nuevos principios para lograr esta protección».&discReturn;

La doctrina militar rusa prevé la posibilidad de recurrir a ataques nucleares si se atacan territorios rusos, lo que podría ser el caso de las zonas anexadas, si bien ya se han producido ataques ucranianos en Crimea y Belgorod que Moscú no ha utilizado como justificación.

Sanciones de la UE

Como respuesta a la movilización, la amenaza nuclear y los referéndums, los ministros de Exteriores de la UE acordaron en la madrugada de ayer imponer nuevas sanciones contra Moscú «lo antes posible».

El respresentante diplomático de la UE, Josep Borrell, confirmó que este octavo paquete de sanciones afectará tanto a sectores económicos rusos como a personas que verán congelados sus activos y prohibida la entrada en la Unión. Ahora será trabajo del Consejo de la UE definir las nuevas medidas y vencer las posibles resistencias. De hecho, el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, ya ha pedido que la UE levante las sanciones contra Rusia antes de que acabe el año, «ya que están causando problemas económicos, una crisis energética e inflación». Orban responsabilizó a «los burócratas de Bruselas», que prometieron que los castigos dañarían únicamente a Moscú. Sin embargo, a su juicio, «causan más daño a Europa que a Rusia».

Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, apostó por seguir aumentando la presión sobre Putin, pero, al mismo tiempo, seguir hablando con Rusia «para evitar la escalada», porque reconoció que la guerra «solo terminará alrededor de una mesa».

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, por su parte, no cree conveniente un alto el fuego entre Rusia y Ucrania, y apostó por seguir la guerra para que Kiev consolide sus avances militares, mientras Borrell solicitaba China que utilice su influencia sobre Rusia para poner fin a la guerra.

Precisamente, el ministro chino de Exteriores, Wang Yi, pidió ante el Consejo de Seguridad a las partes que vuelvan al diálogo «sin condiciones».

La víspera, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, descartó esta opción en su intervención ante la Asamblea General de la ONU. Reclamó que se prohíba a Rusia votar en los organismos internacionales y ejercer su veto en el Consejo de Seguridad, así como la creación de un «Tribunal Especial» para castigar al Estado ruso.

Ataque de Kiev a un mercado en Donetsk

La contraofensiva ucraniana en el Donbass es simultánea a los ataques y sabotajes en territorios controlados por Moscú. Al menos seis personas murieron y otras tantas resultaron heridas en un ataque de artillería del Ejército de Ucrania contra un mercado en la ciudad de Donetsk.

Unas horas antes, una bomba había estallado en otro mercado en la ciudad de Melitopol, en el oblast de Zaporiyia, en el que al menos hubo tres muertos. Las autoridades prorrusas denunciaron un «ataque terrorista» ucraniano, mientras el que fuera alcalde de la ciudad cuando estaba bajo control de Kiev, Ivan Fedorov, atribuyó el atentado a los ocupantes. Moscú también volvió a acusar a Kiev de «crear una amenaza de desastre» en la central nuclear de Zaporiyia con nuevos bombardeos.

El mayor intercambio de prisioneros

Kiev y Moscú acordaron el intercambio de 215 prisioneros ucranianos, entre ellos 108 del batallón nazi Azov y 10 extranjeros, por el exdiputado y oligarca prorruso Viktor Medvedchuk, que lleva en prisión desde el pasado 12 de abril.

Además, otros cinco miembros del batallón Azov fueron canjeados por 55 soldados rasos. Se trata del mayor intercambio de prisioneros desde el inicio de la invasión. Casi todos los militares se encuentran ya en territorio de Ucrania, excepto cinco de los comandantes del Azov, quienes, según los acuerdos alcanzados con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se encuentran en Turquía «bajo sus garantías personales de protección».

Medvedchuk, considerado el hombre de Putin en Ucrania, se encontraba detenido acusado de «alta traición». Las autoridades ucranianas aseguran que con su detención se han neutralizado «varias redes» de Inteligencia y se han detenido a «traidores del Estado», obteniendo «una gran cantidad de información.

Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso confimó que todos los soldados canjeados fueron trasladados a territorio de Rusia y están recibiendo atención médica y psicológica.

El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, se felicitó por el acuerdo, que calificó como «una victoria para la sociedad» y dijo que «no es una pena dar a Medvedchuk por verdaderos guerreros». «Pasó por todas las diligencias de investigación previstas por la ley. Ucrania recibió de él todo lo necesario para establecer la verdad en el marco del proceso penal», agregó.

En cuanto a los diez prisioneros extranjeros, el intercambio ha sido propiciado por Arabia Saudí. Procedían de Marruecos, EEUU, Croacia, Gran Bretaña y Suecia. Los cinco británicos ya han regresado a su país. Dos de ellos, junto al marroquí, habían sido condenados a muerte en junio por el Tribunal Supremo de Donetsk como mercenarios.