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Junts traslada a sus bases la salida del Govern tras encallar el diálogo con ERC

El plazo fijado por Junts para llegar a un acuerdo con ERC que relance el Govern de coalición ha concluido sin ningún acercamiento. La dirección de Junts pregunta ahora a las bases qué hacer, sin marcar una dirección clara en el interrogante. Pere Aragonès descarta adelantar elecciones.

Jordi Turull y Laura Borrás, máximos dirigentes de Junts.
Jordi Turull y Laura Borrás, máximos dirigentes de Junts. (David ZORRAKINO | EUROPA PRESS)

Como se intuía, los últimos días no han traído ningún acercamiento entre Junts y ERC, y aunque ambas partes evitan mensajes que les sitúen como la fuerza que rompe el acuerdo de gobierno, todo apunta a su fin. El ultimátum dado por Junts a ERC con varias condiciones no ha generado ningún acercamiento. Tras ello, la dirección de Junts ha decidido la pregunta que traslada a las bases este jueves y viernes. Es la siguiente: «¿Quiere que Junts continúe formando parte del Govern de la Generalitat?».

La fórmula elegida supone que la dirección no marca una opción clara, aunque todos sus mensajes van en la llínea de finiquitar la coalición. Hay tres opciones ante este interrogante: sí, no o abstención. Los resultados se conocerán el viernes.

La última maniobra en esa guerra por el relato de la ruptura ha sido, por parte de Junts, retirar la exigencia del retorno al Govern del vicepresident Jordi Puigneró, cesado por Pere Aragonès el martes en respuesta a la moción de confianza planteada por Junts contra el propio president.

Junts dice que Aragonès ha rechazado también esta última propuesta, presentada en la noche del domingo.

Poco se sabe de las conversaciones. Aragonès y Turull mantuvieron una conversación el domingo por la mañana que no fructificó y se mantuvo el desacuerdo, y por la tarde no hubo más contactos hasta que por la noche Junts envió una última propuesta, aunque tampoco sirvió para desbloquear la crisis del Ejecutivo.

Fuentes de Presidencia han replicado que a última hora de la noche del domingo Junts envió «un mensaje de texto, breve y genérico» modificando algunos aspectos del documento, pero critican que no era una propuesta elaborada como la que mandó Junts el viernes, sino que se limitaba a un mensaje de Whatsapp.

Pese a que Junts retiraba la restitución de Puigneró, estas fuentes han reprochado que en esta última propuesta mantenían que el espacio de dirección estratégica independentista esté «supeditada» al Consell de la República, algo que ya bloqueó durante tres meses las negociaciones de investidura y que Aragonès ha rechazado siempre.

«No resuelve nada y plantea muchos más dudas todavía. En cualquier caso, estaremos atentos a lo que decida Junts», añaden estas fuentes, que aseguran que Junts también mantenía el resto de condiciones –escoger su delegación a la mesa de diálogo y coordinación con ERC en el Congreso para negociar conjuntamente los Presupuestos Generales del Estado (PGE)– con alguna variación.

En declaraciones a RAC1, Puigneró ha asegurado que él no pidió a su partido que incluyera su restitución como una de las condiciones para poder reconducir la crisis, sino que fue una propuesta que formuló Jordi Turull en la maratoniana reunión de la dirección de JxCat del pasado jueves y, después de comer, la comunicó a los miembros de la Ejecutiva.

En ese momento, Puigneró dijo que no tenía «ningún inconveniente» en que su restitución fuese incluida en el documento de condiciones si eso era «bueno para la estrategia negociadora».

No obstante, este domingo, él mismo trasladó al equipo negociador de su partido que su restitución «no sería ningún problema», ningún escollo para el acuerdo, de manera que «en la última propuesta que se hizo llegar ayer por la noche» a Aragonès «esto ya no estaba» en la lista de condiciones de JxCat, que quedaron reducidas a la exigencia de cumplimiento de tres puntos del acuerdo de gobierno.

Esto tampoco sirvió para desbloquear el acuerdo porque la respuesta de Aragonès y su equipo «fue que no», ha explicado Puigneró, que ha llegado a la «conclusión de que ERC no quiere que JxCat esté en el Govern».

Puigneró ha alegado que la amenaza de la cuestión de confianza «no fue fruto de la improvisación», sino del «enroque total de los negociadores de ERC» ante la exigencia de JxCat de que se cumpla el acuerdo de gobierno.

A su juicio, «ha llegado un punto en que ya es insostenible mantener vigentes los acuerdos» que ERC selló «con el PSOE y con JxCat» y, como «es evidente que no quieren cumplir» los acuerdos con Junts, «se hace muy difícil continuar en el Govern».

Puigneró ha relatado lo que le dijo a Aragonès en su despacho el miércoles cuando el president le anunció que cesaba: recalcó que no lo podía acusar de «deslealtad», aunque no hay que confundir lealtad con «sumisión política», y lo invitó a «hacer autocrítica», porque en un año y medio estaba a punto de perder el apoyo de los dos grupos que lo habían ayudado a ser investido: JxCat y CUP.

En su opinión, a los republicanos les ha faltado «generosidad», teniendo en cuenta que en fuerza parlamentaria están «empatados» con Junts.

Turull: «ERC nos ha dicho que no hay nada más que hablar»

Tras la reunión de la Ejecutiva, el secretario general de Junts, Jordi Turull, ha explicado cuáles son los puntos que se han tratado en la reunión. Además de dar a conocer la pregunta que se hará a las bases, publicada en prensa previamente, el político ha relatado los detalles de la reunión de ayer con Aragonès, una conversación que ha definido como «franca y noble».

En base a esta reunión, Junts hizo una nueva propuesta basada en la voluntad independentista del Govern. «No estamos hablando del Gobierno de una comunidad autónoma normal, porque Catalunya no lo es. Aquí hay millones de personas que quieren que nos convirtamos en un Estado independiente», ha afirmado.

Sin embargo, estas propuestas, que dejaban fuera de la ecuación al cesado Puigneró, huían de «tutelajes» –en alusión al papel del Consell per la República– o aceptaban que solo diputados al Parlamente puedan formar parte de la Mesa de diálogo –dejando fuera a figuras como la del propio Turull–, fueron rechazadas de manera rotunda por el president Aragonés. «ERC nos ha dicho que no hay nada más que hablar», ha asegurado.

Con voluntad de mantener la objetividad del proceso, Turull no ha desvelado cuál es su postura, pero ha confirmado que hará llegar a los afiliados su posicionamiento antes de pronunciarse públicamente.

Ni mitad de legislatura todavía

El panorama que se abre ahora resulta muy incierto. La hipótesis que más fuerza cobra en el caso de que las bases confirmen la salida del Govern es que Aragonès intente seguir en solitario, confiando en ir logrando apoyos parlamentarios -quizás de fuerzas diferentes, en una geometría variable– a sus propuestas.

Sin embargo, si se crea una situación de total ingobernabilidad no parece nada descartable que se adelanten las elecciones, que en principio no tendrían que celebrarse hasta febrero de 2025.

En las últimas horas, Aragonès ha reiterado que no tiene ninguna disposición a tomar esta medida, dada la crítica situación económica que haría poco entendible este adelanto.