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Lula se impone en Brasil, pero Bolsonaro consigue forzar una segunda vuelta

El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, con el 48,39% de los votos válidos en las elecciones de este domingo en Brasil, tendrá que definir la Presidencia en una segunda vuelta con el actual mandatario, Jair Bolsonaro, que obtuvo el 43,23%, según los datos oficiales.

Lula toma el micrófono ante sus seguidores en la noche electoral.
Lula toma el micrófono ante sus seguidores en la noche electoral. (MIGUEL SCHINCARIOL | AFP)

De acuerdo con el Tribunal Superior Electoral (TSE), tras haber sido escrutado el 99,86%, ningún candidato conseguirá matemáticamente alcanzar más de la mitad de los votos, listón que se necesita para garantizar la elección sin necesidad de segunda vuelta.

El dirigente progresista y el líder ultraderechista, como los dos más votados en la primera vuelta, definirán la Presidencia el 30 de octubre. La clave ha sido el voto oculto a Bolsonaro que los sondeos no lograron detectar, ya que le daban tan solo un 37% de respaldo.

A tenor de los resultados regionales, ese caudal de electores que los sondeos no detectaron se escondía sobre todo en el estado de Sao Paulo, el mayor colegio electoral del país, donde el candidato a gobernador bolsonarista, Tarcísio Gomes de Freitas, obtuvo un 42%, siete puntos más de lo que previeron los estudios demoscópicos.

Deberá disputar también una segunda vuelta frente al progresista Fernando Haddad, delfín de Lula y favorito en los sondeos, que, sin embargo, se quedó en un 35%.

El resultado en Sao Paulo fue clave para que la diferencia de entre 12 y 15 puntos porcentuales que Lula mantenía en los sondeos frente a Bolsonaro se redujera a menos de la mitad, con lo que todo queda abierto para la segunda vuelta del próximo 30 de octubre.

También ayudó a Bolsonaro la reelección en primera vuelta del gobernador de Río Janeiro, Cláudio Castro, quien logró un aplastante 58%, frente al 27% del progresista Marcelo Freixo, una diferencia cuya amplitud no fue prevista por ninguna encuesta.

Cuatro semanas de campaña

Serán ahora otras cuatro semanas de campaña y una de las claves estará en las posiciones que adopten la senadora Simone Tebet, del centroderechista Movimiento Democrático Brasileño (MDB), y Ciro Gomes, abanderado del Partido Democrático Laborista (PDT), que este domingo se repartieron el apoyo de más del 7% del electorado.

Tebet quedó en tercer lugar, con un 4,16 %, seguida por Gomes (3,05%), pero en sus partidos había sectores que habían anticipado su apoyo a Lula ya para este domingo.

Con eso, Lula tendría un espacio mayor para pescar que Bolsonaro, a quien en principio se le dificultaría la necesaria tarea de sumar votos más allá de la ultraderecha y los sectores más conservadores que le apoyan.

Aunque Gomes había anticipado que no apoyaría ni a Bolsonaro ni a Lula, el PDT, históricamente próximo al exmandatario, ha insinuado que tendrá un lado en la segunda vuelta.

Tal vez por eso, el candidato laborista dijo este domingo, tras conocerse los resultados, que se tomará «unos días para pensar» y que consultará «con el partido» su decisión definitiva.

Tebet también fue esquiva tras el cierre de las urnas y dijo que hará consultas con el MDB, pero aclaró que no será «omisa».

«La palabra ahora está con el partido, pues soy respetuosa del proceso de decisiones, pero en un máximo de 48 horas me pronunciaré, porque tengo una responsabilidad», declaró.

Como en 2002 y 2007

Tras conocerse los resultados, un Lula sonriente afirmó que ganará en la segunda vuelta y mostró confianza en que regresará a la jefatura del Estado que ostentó entre 2003 y 2010. Tanto en los comicios de 2002 como en los de 2007, Lula se impuso en segunda ronda y, como entonces, está dispuesto a conversar con todos los sectores de la política a partir de mañana mismo.

No obstante, consciente de que el triunfo fue más ajustado de lo esperado, Lula lo puso en perspectiva y recordó lo ocurrido en 2018, cuando siguió las elecciones desde la cárcel.

«Para valorar lo de hoy hay que recordar lo que estaba ocurriendo hace cuatro años. Yo era visto como si fuera un ser humano fuera de la política», dijo Lula.

La situación de Lula dio un giro en abril de 2021, cuando la Corte Suprema anuló las dos condenas por las que cumplió 580 días de cárcel y le devolvió los derechos políticos, lo que le permitió volver a ser candidato.

Bolsonaro, en cambio, atendió a la prensa en Brasilia con gesto serio, reconociendo que existe una «voluntad de cambio» en el electorado, aunque manifestó confianza en la victoria el 30 de octubre.

Una de las incógnitas en la jornada era si el líder de la ultraderecha reconocería el resultado en el caso de no ganar los comicios, después de haber liderado una campaña sistemática para cuestionar la fiabilidad del sistema electoral.

Al comentar los resultados, no los puso en duda ni volvió a atacar al sistema electoral, pero sí aprovechó para reiterar su desconfianza en las encuestas.

Citó los casos de Argentina, Chile y Colombia, países en los que la derecha fue desplazada por líderes progresistas en los últimos tiempos, e insistió en que los brasileños «no pueden correr el riesgo de perder su libertad».