
Prominentes figuras políticas y públicas de Nueva Zelanda han denunciado que la primera ministra, la laborista Jacinda Ardern, quien dimitió de forma inesperada el jueves, fue sometida a un acoso y a amenazas «sin precedentes», que fueron en aumento durante los últimos años.
La exprimera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark, la primera mujer en ocupar el cargo en el país, ha afirmado que Ardern se había enfrentado a un nivel de ataques «sin precedentes» durante su mandato, que empezó en 2017, siendo reelegida en 2020.
«La presión sobre los primeros ministros siempre es alta, pero en la era de las redes sociales, el 'clickbait' y las noticias durante 24 horas los 7 días de la semana, Jacinda ha sido sometida a un nivel de odio y acoso que para mí no tiene precedentes en nuestro país», ha señalado.
Por su parte, la dirigente del Partido Maorí, Debbie Ngarewa-Packer, ha definido a Ardern como una «líder excepcional» que «ha sido sacada del cargo por el constante vilipendio» del que ha sido objeto. «Su familia ha hecho frente a los ataques más feos posibles durante los pasados dos años», ha denunciado.
Dimisión
El jueves, Ardern anunció por sorpresa que abandonará el cargo no más tarde del 7 de febrero al no tener más «energía» para continuar, si bien afirmó que los abusos dirigidos contra ella o su familia no han sido un «factor decisivo» para su renuncia.
La Policía de Nueva Zelanda informó el pasado junio de que las amenazas contra Ardern se habían casi triplicado en los últimos tres años, en parte debido al movimiento anti-vacuna, que protagonizó protestas masivas en 2022; y a su oposición a regular las armas de fuego tras el atentado de Christchurch en 2019.
Durante el pasado año, las apariciones públicas de Ardern han atraído cada vez más grupos de oponentes, en ocasiones abusivos, según ha publicado este viernes Radio New Zealand, que ha advertido de que «varios hombres fueron detenidos por amenazar con asesinar» a la dirigente en 2022.
La directora del Proyecto contra la Desinformación en Nueva Zelanda, Kate Hannah, ha destacado que «la misoginia y la violencia dirigidas contra Ardern no solo ha aumentado en volumen en los últimos dos años, sino que también se ha vuelto más peligrosa».
«Sensación de alivio»
Ardern, por su parte, ha señalado que ha «dormido bien por primera vez en mucho tiempo». «Por supuesto me siento triste, pero también tengo una sensación de alivio», ha declarado a los medios que la esperaban en el aeropuerto de Napier, ciudad oriental de Nueva Zelanda.
La dirigente ha afirmado sentirse «profundamente conmovida» por la respuesta a su dimisión. «El hecho de tener todos esos mensajes de gratitud ha sido muy conmovedor para mí y mi familia», ha destacado.
Cinco años y medio después, Ardern admitió el jueves no tener «suficiente energía para seguir con el trabajo. Es el momento». «No lo dejo porque sea duro, lo dejo porque este trabajo conlleva una gran responsabilidad, y no tengo suficiente energía para hacerle justicia», indicó.

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