Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

El drama interno de una mujer situada en lo más alto de su arte

TÁR
EEUU. 2022. 158’ Dtor. y guion: Todd Field. Prod.: Todd Field, Scott Lambert y Alexandra Milchan. Int.: Cate Blanchett, Noémie Merlant, Nina Hoss, Alec Baldwin, Mark Strong, Adam Gopnik, Sophie Kauer, Allan Croduner. ​Fot.: Florian Hoffmeister. Mús.: Hildur Gudnadóttir. Mont.: Monika Willi.

Cate Blanchett tuvo que mejorar sus nociones de piano para hacer de compositora y directora de orquesta.
Cate Blanchett tuvo que mejorar sus nociones de piano para hacer de compositora y directora de orquesta. (NAIZ)

​Al menos hay coincidencia positiva a la hora de premiar la película ‘Tár’ (2022), porque tanto el Jurado de la Mostra de Venecia como el de los Globos de Oro se pusieron de acuerdo para considerar a Cate Blanchett como Mejor Actriz, otorgándole respectivamente la Copa Volpi y el Globo de Oro por su interpretación de la compositora y directora de orquesta Lydia Tár.

Cuando se premia a Cate Blanchett se esta reconociendo su inmenso talento actoral, pero en esta ocasión también se está premiando al esfuerzo. No se enfrentaba a un personaje más, sino al que más preparación previa ha requerido en toda su carrera. Tenía que entrenar y mejorar sus nociones de piano, dirigir una orquesta profesional o hablar alemán, entre otras muchas exigencias. Y todo ello había de hacerlo, obviamente, con total soltura, como si llevara toda la vida con la batuta en la mano.

Eso en cuanto al aspecto externo, porque internamente se mete en la sique de una mujer de lo más compleja, en cuanto que representa tanto la lucha de las de su sexo por hacerse sitio en un oficio de hombres, conjugando de paso aspiraciones personales con las artísticas en un mundo competitivo dominado por narcisisimos y egos.

En definitiva, que Lydia Tár también se vuelve contra sí misma, como no podía ser de otra forma en una película de Todd Field, cuyos dramas anteriores ‘En la habitación’ (2001) y ‘Juegos secretos’ (2006) ya eran oscuros y deprimentes. Esta vez oscila entre su admiración de la representación de los dilemas morales y estéticos a lo Kieslowski y el thriller sicológico a lo Polanski, ambos autores casualmente polacos.

El abuso de poder en las relaciones artísticas sale a relucir, porque en la clásica no faltan tampoco casos como el de Plácido Domingo, que es mencionado de manera muy oportuna, dentro de una pelídula que no se guarda nada.