
Saski Baskonia va a tener una semana enterita para reposar la derrota del viernes, porque su siguiente partido no se va a disputar hasta el viernes que viene, día 24, cuando visite a las 20.30 la cancha del Virtus Bolonia, una cancha con recuerdos inmejorables, ya que en el antiguo Palamalaguti jugó al finalísima de la Euroliga de 2001, con triunfo en cinco partido de la Kinder de Ginóbili, Smodis, Andersen, Rigaudeau y demás sobre el Baskonia de Bennet, Oberto, Stombergas, Scola, Tomasevic y compañía.
Bonitos recuerdos que merece volver a visitar de cuando en cuando, pero que a día de hoy quedan en segundo plano, porque lo que toca resolver es la imagen de un Saski Baskonia que, en su partido de cuartos de final de Copa ante el Joventut de Badalona cayó por 94-81, o lo que es lo mismo, después de encajar un parcial de 59-39 –y eso que anotó los seis puntos finales casi de regalo verdinegro– después del descanso.
«Jugamos una segunda parte muy mala y no sé por qué», se lamentaba Joan Peñarroya en sala de prensa, siendo el propio técnico de Terrassa uno de los señalados del hundimiento gasteiztarra ante una Penya que, en cuanto sintió que el partido de se le ponía cuesta abajo, aceleró sin mirar atrás y sacó de la cancha al Baskonia.
«No es momento de hacer análisis», advertía a su vez Tadas Sedekerskis, seguidor del dicho jesuita que reza que «en tiempo de tribulación, no hacer mudanza». Recién terminado el infausto partido, tocaba bajar las pulsaciones, lamerse las heridas y solo después ponerse a buscar las causas de lo que había sucedido sobre el parqué del Palau Olìmpic.
Después de una muy buena primera mitad, Saski Baskonia había alcanzado el descanso con 35-42 a su favor, a pesar de que Markus Howard no había llegado a anotar y empezaba a tener un problema con las faltas. Sin embargo, el Joventut le endosó un parcial de 11-2 al Baskonia nada más arrancar el tercer cuarto, y fue ahí cuando todo lo que se hizo bien en la primera mitad, se empezó a derretir.
Sin ligazón colectiva
Regresó Markus Howard y encontró al fin el acierto. Pero por el mismo precio, el juego colectivo del Baskonia empezó a menguar, fiando la suerte del marcador al innato talento anotador del de Nueva Jersey. Y como efecto colateral de la entrada de Howard, la defensa gasteiztarra también se resintió. La sangría reboteadora se hizo todavía más copiosa, quizá no tanto en lo numérico, pero sí en lo cualitativo. Es decir, la Penya empezó a encontrar los triples de Parra y Ellenson, Tomic y Brodziansky empezaban a hacerse grandes en la pintura y cuando fallaban además se hacían con el rebote.
La pregunta no es «¿quién tiene la culpa?», porque reprocharle a este o a aquel el motivo de la derrota es injusto a todas luces. Este Saski Baskonia es el mismo Saski Baskonia que encadenó 12 victorias entre finales de noviembre y principios de enero, elevando las ilusiones a cotas ya medio olvidadas, al punto de que el famoso «Plan Kaunas» de la Euroliga empezaba a no parecer solo un bonito sueño.
Es cierto, por un lado, que este equipo no es exactamente el mismo. Falta Pierriá Henry por los motivos ya esgrimidos sobradamente y no volverá, al menos hasta que termine la campaña. Es una incontestable verdad que el de Virginia le daba un empaque tremendo a la defensa colectiva baskonista, por no hablar de que contar con Henry como suplente de Darius Thompson era un lujo asiático, por más que Henry, que nunca ha destacado en el tiro, anduviera con el punto de mira particularmente desviado.
Definitivamente, Max Heidegger no es Pierriá Henry, aunque quizá sí fuera la mejor opción que dejaba el mercado. Como dijera Sergio Scariolo en sus días de entrenador de Unicaja, precisar una nevera y recibir otro televisor. Pero poco se le puede reprochar al base con pasaporte israelí, que se ha tenido que subir al equipo en marcha. Pese a que ante Unicaja en el último partido de Liga ACB antes de la semana copera también le costó entrar en calor, pero acabó siendo esencial en el triunfo en la prórroga. Sin embargo, la exigencia de la Copa le vino grande. Darius Thompson debió jugar casi 33 minutos, porque ante la ausencia del base de Tennessee el juego colectivo baskonista caía en picado.
Por otro lado, cabe reprocharle un poquito más a un Markus Howard sobre quien hubo muchas miradas. Llegaba con problemas de espalda, pero ante el Joventut decidió jugársela solo al triple, olvidándose de penetrar. Tanto es así que solo provocó una personal –un triple– mientras que a cada error en el tiro terminaba cometiendo una personal, lo cual acabó con el de Nueva Jersey eliminado a falta de ocho minutos.
Y sin Howard, se perdieron los referentes en las alas. Rokas Giedraitis arrancó a todo vapor, anotando 11 puntos en el parcial 4-17 con el que Saski Baskonia amagó romper el partido. En adelante, el capitán del Baskonia sumó solo dos puntos más, ya con el choque decidido. Por su parte, Marinkovic solo apareció en puntuales ocasiones –aunque se atrevió con un triple de nueve metros, con horroroso resultado– mientras que Tadas Sedekerskis, quizá el más sólido de los aleros gasteiztarras, apareció más gracias a su talento de jugar sin balón, pero siendo poco incidental para el marcador.
¿Y el juego interior?
«Protegimos muy bien de inicio las situaciones de pintura, donde el Joventut es muy bueno, pero nos desconectamos en el segundo cuarto y en el tercero nuestra puesta en escena defensiva nos mató. La defensa no nos ha permitido competir por el partido y hemos ido por detrás del Joventut. Si se quiere analizar el encuentro, y a falta de verlo repetido, hay para todos, incluido para mí», reconocía un Joan Peñarroya que acabó superado por el partido, al punto de arriesgar con una zona 2-3 casi a la desesperada, una zona que fue el pívot Ante Tomic el encargado de romper.
Porque si el pívot croata, el día de su cumpleaños, falló sus cuatro primeros lanzamientos, acabó con 7 de 13 en tiros de campo para 18 tantos y 21 de valoración. A Tomic le añadió 12 puntos Brodziansky, todos ellos tras el descanso y 7 Birgander, mientras que en el bando gasteiztarra, el juego interior sumó 8 puntos de Enoch, 7 de Costello y 2 de Kotsar, y un total de 9 rebotes, uno menos que los interiores verdinegros.
Sin Daulton Hommes, descartado por Joan Peñarroya y que además, sigue cuidando con mimo sus maltrechas rodillas, los interiores gasteiztarras tienen calidad como para hacer daño en la pintura, pero a cambio de recibir en condiciones ventajosas. Costello acertó con dos triples, pero apenas lanzó de dos puntos; Kotsar anotó su único tiro en juego y erró sus dos tiros libres.
Curiosamente, fue Enoch, quien peor temporada está llevando a cabo de los pívots de Saski Baskonia, quien mejor jugó ante la Penya, sobre todo manteniendo a Tomic a raya. Pero poco a poco acabó por diluirse.
Y para colmo, el equipo careció de la capacidad de pelea cuando vinieron mal dadas. «Cuando te anotan 33 puntos fuera de casa en un tercer cuarto es difícil y hemos desconectado, no hemos andado nada finos, tampoco en ataque. No ha sido el día. Dejamos de jugar juntos y les concedimos demasiadas canastas fáciles y en la alta competición, si te meten con tan altos porcentajes, es muy difícil ganar», admitía un Joan Peñarroya que recordaba los ocho debutantes del Baskonia y se quejaba del «aura de favoritismo» de los suyos, por ser el único equipo de Euroliga por su parte del cuadro. Y por ser cabeza de serie, también.
«Sutan» es el lema de Saski Baskonia para esta Copa, pero ha sido el propio Saski Baskonia quien se ha quemado cuando ha entrado en contacto con la competición real. Queda un semana para reanudar la competición, y en el ínterin no habrá recibimiento en la balconada de San Miguel en la Plaza de la Virgen Blanca. Ahora lo que toca es renacer de estas cenizas.

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