Las calles de Bilbo han sido escenario de una nutrida manifestación que ha reclamado pensiones mínimas de 1.080 euros, con la que el Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria culmina la semana de ayuno y encierro desarrollada en torno a esta cuestión.

Tal y como han resaltado, la lucha no acaba con esta movilización. El último Decreto Ley, «a pesar de aspectos positivos» sigue siendo «parte de un proceso de reformas que está recortando pensiones y derechos de las personas pensionistas», han destacado en el mensaje que ha cerrado la protesta, en la que han recordado que además del Ejecutivo de Pedro Sánchez, también los de Iñigo Urkullu y María Chivite han sido emplazados, para que «complementen las pensiones mínimas hasta los 1.080 euros, ¡ya!».

«Reforma tras reforma se reducen nuestras pensiones con lo que cada vez es más difícil garantizar un nivel de vida digno y especialmente para las mujeres jubiladas, cuyas pensiones medias con un 36% inferior al hombre», han destacado en su mensaje final desde el Ayuntamiento Ana Agirre y Lourdes Zuñiga ante una abarrotada explanada.

La movilización ha tenido el apoyo de numerosas organizaciones sociales y sindicales, como la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria, ELA, LAB, ESK, EHNE, CGT, CNT, Steilas y movimientos de pensionistas de diferentes puntos del Estado.

El inicio, previsto a las 12.00, ha tenido que retrasarse unos minutos, al coincidir con el arranque de otra protesta desde las inmediaciones de la plaza Elíptica. Con su colorido habitual, la manifestación ha reunido multitud de pancartas de distintos municipios, en las que además del lema principal se han podido ver otras demandas, como las relacionadas con la defensa de los derechos de las mujeres y de una sanidad pública de calidad.

De hecho, antes del inicio de la manifestación, Jon Fano ha explicado a los medios que «los y las compañeras de Iruñea no ha estado en Bilbo porque han priorizado participar allí en la manifestación en defensa de la sanidad pública».

Los manifestantes, llegados de diferentes territorios y de algunos de sus municipios con sus propias pancartas y pañuelos al cuello, han coreado consignas como “Privatizar es robar”, “Menos de 1080 no salen las cuentas” o “Hay que terminar con la brecha sindical”.

Peores condiciones de vida

El Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria lleva más de cinco años reivindicando una pensión mínima de 1.080 euros en 14 pagas, por considerar que es un ingreso básico para que una persona pensionista pueda acceder a una vida digna en su vejez, y una medida efectiva para reducir la brecha de género en las pensiones.

Tal y como han recordado, momentos como el actual con fuertes «subidas de precios en recursos básicos como la anergía y los alimentos están siendo utilizados para incrementar los oligopolios financieros y de la energía» son especialmente duros para personas mayores, «que estamos viendo cómo empeoran nuestras condiciones de vida».

Según han apuntado, un desigual reparto de la riqueza a través de las políticas públicas hace que los ricos sean cada vez más ricos a costa de la mayoría social».

Jon Fano, uno de los portavoces del Movimiento, ha manifestado que para el Movimiento de Pensionistas «no solo son importantes las pensiones de hoy, sino que tan o más importantes, son las pensiones del futuro, por lo que para defenderlas, hemos solicitado también el respaldo de las organizaciones sindicales y sociales».

En Hego Euskal Herria, pese a la última subida del 8,5%, 192.342 pensiones siguen por debajo de los 1.080 euros, «afectando especialmente a las mujeres».