«Mi abuelo se vino a vivir conmigo. No tenía adónde ir. ¿Qué había sido de todos sus hijos? Muerte, decadencia, exilio… Vete tú a saber. Mis propios padres murieron de pena. Pero no debo ponerme demasiado triste al principio, o dejarán ustedes de leer y eso, supongo, es lo que más temo». De esta manera arranca ‘Un ballet de leprosos’, una obra inédita de Leonard Cohen que escribió en Montreal en 1956, el mismo año en que publicó su primera colección de poemas.

Criado en el seno de una familia de emigrantes judíos que se asentaron en Canadá, Cohen se licenció en Literatura en la Universidad McGill en 1955 y formó parte de un grupo musical de aficionados, The Buckskin Boys, dedicado al country. Se trasladó a Nueva York con una beca para la Columbia Graduate School, y a los 24 años recibió otra, del Canada Council, para escribir un libro, lo que le permitió viajar a Europa.

Entre estrofas y versos

Siempre compaginó la música con la literatura, su gran pasión, que comenzó a los 16 años cuando escribió sus primeros poemas. ‘Un ballet de leprosos’ coincide en el tiempo con su primer poemario ‘Comparemos mitologías’ (1956), inspirado en García Lorca, su poeta predilecto, al que siguió ‘La caja de especias de la tierra’ (1961).

En la década de 1960 se instaló en la isla griega de Hydra, donde empezó a componer canciones y en el 63 publicó su novela, ‘El juego favorito’, a la que siguió el tercer poemario ‘Flores para Hitler’ (1964), su segunda novela ‘Los hermosos vencidos’ (1966) y el cuarto poemario ‘Parásitos del cielo’ (1966).

En 1967 cobró forma una de sus etapas creativas más significativas, la publicación de su primer álbum, ‘Canciones de Leonard Cohen’. Un proyecto que nació marcado por el desencanto que le había producido su poca repercusión como escritor.

Para llevar a cabo el disco, el canadiense se asoció con la cantante folk Judy Collins, la cual participó en temas tan recordados como ‘Suzanne’ o ‘So Long, Marianne’.

‘El ballet de los leprosos’ narra la historia de un joven cuya vida sufre un trastorno irremediable cuando se ve obligado a acoger a su abuelo, a quien no conoce y del que se encariña a pesar de su carácter tóxico e indomable. Su autor siempre consideró que esta novela sarcástica y despiadada era la mejor que había escrito.

Relaciones tóxicas y otros desencantos

Junto a ella se publican también por primera vez varios cuentos y un guion escritos en aquella primera etapa y que, según avanzó la editorial Lumen, «giran en torno a la vergüenza, la rabia, el deseo sexual o el anhelo, e indagan en los demonios de cada uno de sus personajes, en los que a menudo descubrimos a un alter ego del propio autor. Un libro que nos revela al gran artista y al genio visceral como nunca lo habíamos visto».