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Mensaje con una lata: el guarda de un refugio del Pirineo denuncia la falta de civismo

Lo más habitual ha sido que sean las botellas las que contengan mensajes, pero en esta ocasión una lata de cerveza con más de 50 años es la que ha servido al guarda del refugio de Góriz, en el Pirineo, para denunciar la falta de civismo de los excursionistas que dejan basura en el monte.

Lata encontrada en el Pirineo 50 años después de ser tirada.
Lata encontrada en el Pirineo 50 años después de ser tirada. (@refugiodegoriz)

Una lata de cerveza de hace 50 años tirada en pleno corazón del Pirineo ha servido al guarda del refugio de Góriz, Joan María Vendrell, para denunciar la falta de civismo de los excursionistas que dejan residuos en el monte.

Todo comenzó con un paseo rutinario que realizó por la zona, en pleno Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Al pasar por una griega rocosa a las faldas del monte Tobacor, un objeto le llamó la atención. Se trataba de una oxidada lata de aluminio, que recogió para llevarla al refugio.

Una vez en él, en vista de que parecía tener cierta antigüedad, decidió limpiarla y entonces descubrió que se trataba de una lata de cerveza Águila Imperial y que la fecha de caducidad era de 1975. Una rápida operación matemática le llevó a concluir que esa lata llevaba cerca de medio siglo tirada en el monte.

El mensaje que evidenciaba ese objeto sobre el problema que suponen los residuos que deja el ser humano en la naturaleza era muy claro y el guarda del refugio de Góriz decidió compartirlo en redes. Y lo hizo de una manera que dejó muy claro su profundo malestar por la falta de civismo de algunos excursionistas.

«No ser recordado como un@ cerd@»

Se podrá decir más alto, pero no más claro: «Trata de no ser recordado como un@ cerd@ 47 años después de tus actos! La basura no se la lleva el viento, ni la lluvia, ni la nieve… permanecerá allí para siempre en la montaña, como tu mala conciencia… (lata de cerveza del año 1975 encontrada esta misma mañana en las laderas del Tobacor)». Y añadía de una manera concluyente que «si eres capaz de subirla llena, ¿por qué no bajarla vacía?».

Su denuncia no tardó en tener eco entre personas que compartían plenamente lo denunciado por Vendrell, con mensajes como «Y todo se resume en ‘Educación’», «Los cerdos son mejores. Yo les llamaría simplemente Gentuza» o «Impresionante... Siempre ha habido, hay y habrá cerd@s (con perdón del noble animal)».

Otros recordaban que lo sucedido en pleno corazón del Pirineo no es ninguna excepción. Así, un usuario de redes señalaba que «voy muchos días a regar unas bellotas que ya son árboles a diez km de mi casa. Voy en bici. Me paro cada vez que veo una lata tirada. La recojo y las voy juntando. Me voy a hacer rico con la cantidad que hay».

En otro mensaje se denunciaba que «el año pasado andando por encima del glaciar de la Barre alucinarías la de latas como esa, trozos de tienda, clavos viejos, y demás ibas encontrando».

Unos materiales que después cuesta mucho tiempo que lleguen a descomponerse. Se calcula que una lata como la encontrada por el guarda de Góriz tarda entre diez y cien años (ya tiene casi 50); una colilla, dos; el plástico, entre un siglo y un milenio; una pila, más de 1.000 años y un vidrio, por encima de los 4.000 años.

Además, esos residuos afectan a las especies que viven en el lugar, tanto animales como vegetales, hasta el extremo que pueden provocar la muerte de ejemplares.

En un lugar a donde «no va a venir el barrendero o el camión a basura a recogerlo», recuerda Vendrell, resulta imprescindible que no se tiren residuos y que se baje con ellos del monte hasta poder depositarlos en el lugar apropiado. Este es el mensaje que, con cincuenta años de retraso, pero con plena actualidad, ha dejado una lata de cerveza.