Natxo Matxin
Redactor especializado en deporte. Osasuna
Elkarrizketa
Pablo García
Ex jugador de Osasuna

«Aquí me sentí muy cómodo, pisaba El Sadar, respiraba su olor y ya me daban ganas de jugar»

Pablo García (Pando, Uruguay, 1977) ha sido uno de los extranjeros que más huella ha dejado en Osasuna. Conectó con la grada de inmediato por su manera de jugar. Tras 15 años en Grecia, parece que esa etapa ya ha acabado y busca nuevos horizontes. ¿Podría regresar a Iruñea?

Pablo García posa en El Sadar antes de la presentación de la campaña copera «Cuestión de alma».
Pablo García posa en El Sadar antes de la presentación de la campaña copera «Cuestión de alma». (Iñigo URIZ | FOKU)

Pablo García “El Canario” no se olvida de Osasuna. En Iruñea vivió algunos de sus momentos más felices, vistiendo la camiseta rojilla, y para la afición, aunque hayan pasado 18 años, sigue siendo uno de sus ídolos, como se lo demostró el viernes en El Sadar durante el homenaje a la plantilla que disputó la primera final copera.

Pablo García celebra un gol en el Sadar con Izquierdo, en 2003. (Foku)

¿Sigue a Osasuna? ¿Vio el pase a la final?

Siempre que puedo, sigo a Osasuna por la televisión. Después de unos cuantos años, estar en una final es algo muy importante. Este año el equipo está llevando un trabajo ordenado, como ha sido siempre en su historia. Creo que ha sido una enorme alegría para los jugadores y toda la gente que siempre los está apoyando.

¿Qué sensaciones le vinieron a la cabeza cuando marcó el gol un tocayo suyo, Pablo Ibáñez?

Anotar un gol es siempre lo más grande que hay, supone una alegría tremenda. Pero encima un gol así, tan importante para un equipo con todas las letras, como es Osasuna. En todo caso, más allá de quien marque, lo principal siempre ha sido el grupo en este club.

«En mi época, a los extranjeros nos integraban rápido, nos hacían sentirnos como si hubiéramos nacido aquí y nos hubieran criado en la cantera. Te abrazaban, ayudaban y había que adaptarse»

Volvamos 18 años atrás para recordar cómo fue aquella primera final copera. Pablo García tuvo problemas físicos durante toda la semana previa y fue duda hasta última hora.

Llegué con un pequeño desgarro en la pantorrilla, pero era un partido que todos queríamos jugar. Se había hecho una buena temporada y aquel partido fue el colofón. No estaba bien del todo físicamente, pero sí con una enorme ilusión, de todos los compañeros y también de la afición. Hicimos todo lo que se pudo y dimos el máximo, como tiene que ser, pero nos quedó el sabor amargo de que no pudimos lograr el objetivo. Perdimos, entre comillas, porque la gente vivió una auténtica fiesta y a nosotros nos quedó la satisfacción de llegar a una final.

¿Cómo recuerda el partido? Parecía que Osasuna podía llevárselo a raíz del empate logrado por Aloisi. 

Sí, el comienzo fue bastante parejo, cuidamos ambos el arco para no encajar, viendo un poco qué es lo que podía pasar. Después recibimos un gol y se complicó un poco, creo que más que aciertos suyos fueron errores nuestros. Tristemente no se pudo, pero el equipo hizo un gran esfuerzo, se vació por completo.

Casi al final del partido vio la roja. ¿Fruto de la frustración por el resultado, porque sabía que era el último partido con Osasuna, por la afición?

En general, por todo, fue una mezcla de sentimientos, el principal el hecho de no poder ganar. Es un momento de enojo y calentura, en el que no piensas nada más que en la gente, en no defraudarla. Fueron además unos últimos minutos dolorosos, con ellos aguantando el balón.

Tuvo una gran identificación con la hinchada rojilla.

Mi época en Osasuna siempre es un buen recuerdo, fue mi primer equipo europeo en el que logré la continuidad. La afición siempre estaba con el jugador, dándole su apoyo, pese a que tocó perder muchos partidos, también en casa. En todos los sitios en los que estado he dejado amigos y eso, con el paso de los años, es lo que más queda. No te acuerdas tanto de un compañero o entrenador por lo bueno que era, sino por lo buena gente que era.

«Osasuna fue mi primer equipo europeo en el que logré la continuidad y la afición siempre apoyaba»

En ese sentido, dejó poso en el vestuario. Patxi Puñal siempre ha dicho que Pablo García le imprimió una gran huella.

Ambos jugamos muchos años juntos, era un gran compañero en la mitad de la cancha, una gran pareja y muy buena persona. Como digo, eso es lo que realmente queda, esos lindos recuerdos y los amigos.

En una entrevista en Grecia comentó que, con el tiempo, lamentó irse al Real Madrid y no haber seguido más años en Osasuna.

Lo sigo pensando, son tomas de decisiones en las que influyen muchas cosas, no solo personales, y que se llevan a cabo de manera rápida, a veces bajo presión, otras no tanto. En mi carrera profesional di muchas vueltas para arriba y para abajo, tuve muchos equipos y siempre soy un agradecido de todos los sitios en los que he estado. Lo habré hecho mal, mejor o peor, pero siempre dando el 100%. En Osasuna me sentí muy cómodo, pisaba la cancha, respiraba su olor y ya me daban ganas de jugar. Lo recuerdo con mucho cariño.

Después de pasar por el Real Madrid, ¿hubo alguna posibilidad de volver a Osasuna?

No, ya no se dio. Pasé a otro equipo, pero ya no disfruté tanto del fútbol, con otros objetivos y otra gente. Mi gran recuerdo es de los grandes jugadores con los que conviví y que también eran grandes personas. Después me tocó venir a Grecia, donde ya llevo 15 años. Soy un poco como los gitanos, de un lado para otro.

Volvamos al Osasuna actual, ¿qué destaca de este equipo?

La base y la fuerza de Osasuna siempre ha sido el grupo, correr, luchar, trabajar y esforzarse por el compañero, y eso es lo que está pasando ahora. Lo importante es la unidad, en mi época a los extranjeros nos integraban rápido, nos hacían sentirnos como si hubiéramos nacido aquí y nos hubieran criado en la cantera. Te abrazaban, ayudaban y había que adaptarse. A los jugadores jóvenes les digo que tienen que irse a otro país y vivir nuevas culturas, otro vestuario, pero adaptándose, no al revés.

«En mi carrera profesional di muchas vueltas, soy un agradecido de todos los sitios en los que he estado»

¿Y cómo explica el éxito que está cosechando las últimas temporadas?

Es debido a que el entrenador está haciendo un gran trabajo. El equipo es compacto, con jugadores que destacan como Abde o Chimy Ávila, pero también trabajadores que ponen la energía, caso de Moncayola. Lo repito, esa es la base de Osasuna y esa mezcla funciona.

Cuando era rojillo, los partidos contra el Real Madrid siempre eran bastante especiales para usted, la afición y todo el entorno. Aquellos encontronazos con Guti, Beckham..., ¿era tan tenso como parecía desde fuera?

Sí, sabíamos de la importancia de ese tipo de partidos, hubo algunos roces y peleas, pero siempre con la intención de ganar. Al jugador que tiene calidad y marca la diferencia hay que tratar de trabajarlo desde otro lado y ganarle esas batallas individuales. Aparte de la pelota, hay otros aspectos en el fútbol que también son importantes para complementarlos por parte de aquellos que no tienen calidad. Los jugadores importantes también tienen debilidades, como todos.

¿Qué recuerda de aquel 0-3 del 2004 en el Bernabéu, en el que además marcó un bonito gol a Casillas?

Fue un gran partido de todo el equipo, en el que trabajamos muy bien el planteamiento que hizo el entrenador. La idea era emparejarnos con sus medios, futbolista a futbolista, y ganar los duelos. Estuvimos acertados y trajimos los tres puntos para casa.

En el Real Madrid llegó a un vestuario repleto de galácticos, como el de ahora. ¿Qué hay de bueno y de malo en ello?

Como todo vestuario, al principio no es fácil. Ya hay grupos consolidados y hay que adaptarse a gente que piensa distinto que uno, a la manera de entrenar y a todo lo que te rodea. Me costó mucho, no me sentí cómodo. No digo que sea mejor o peor, no quiero comparar, pero estaba acostumbrado a otra cosa. El equipo también jugaba a otra cosa, había que dejar un medio atrás, el campo era más grande, muchas cosas diferentes. En todo caso, fue una experiencia muy grande, con grandes jugadores como Raúl, Ronaldo o Zidane, que además eran excelentes personas.

«El Osasuna de ahora es compacto, el entrenador está haciendo un gran trabajo. Hay jugadores que destacan, como Abde y Ávila, pero también trabajadores que ponen la energía, caso de Moncayola»

¿Le da opciones reales a Osasuna contra todo un Real Madrid a partido único el 6 de mayo?

Claro que sí, siempre y cuando los jugadores se mentalicen que van a tener posibilidades, para dar la intensidad necesaria y creer que se puede ganar. A un partido pasan muchas cosas, aunque es cierto que los grandes jugadores están más acostumbrados a este tipo de partidos. El entrenador preparará la estrategia y hay que centrarse al 100% en ello, además de que ahí estará el apoyo de la gente desde la grada.

Ante Xabi Alonso en Anoeta, en 2003. (Foku)

Comenta que lleva 15 años en Grecia. ¿Cómo se le ha dado?

Después de una etapa como futbolista en el PAOK comencé como técnico en su Academia, llevando los equipos sub17 y sub19, ganando con este último dos campeonatos invictos. Ahora estoy con el filial, pero también dirigí al primer equipo cuando despidieron al entrenador que estaba en aquel momento y me encomendaron el objetivo de ganar la Copa. Lo conseguimos frente a Olympiacos, que tuvo mucho mérito aquello. Hemos ido sacando jugadores muy jóvenes, que luego se han marchado a otras ligas, como Inglaterra o Francia, que eso es lo más lindo, poder ayudar a nuevos talentos.

¿Ha encontrado ahí el lugar idóneo para seguir unido al fútbol?

Sí, pero creo que esta etapa ya se está cerrando, llevo muchos años aquí y en junio ya finalizo contrato. Quizás se la hora de cambiar da aires, también la familia, que siempre nos hemos mantenido muy unidos, es importante seguir con ellos. Espero la oportunidad de poder entrenar a un primer equipo, aunque sabemos que hay muchos entrenadores y mucha competencia.

¿En un futuro se vería entrenando a Osasuna?

Sé que es difícil, pero siempre está en mis pensamientos el volver. Tengo que seguir viendo fútbol, trabajando, progresando y mejorando. Se trata de una búsqueda constante y Dios dirá dónde me lleva el camino y nos conduce la vida.