Aritz Intxusta
Redactor de actualidad

Bisturí a la izquierda, hachazos a la derecha, todo importa

La mayoría que ha sostenido a María Chivite no sufre grandes alteraciones. EH Bildu sube y también Contigo Navarra. Geroa Bai y PSN parecen caer, pero lo mínimo. En el lado derecho, la convulsión es extrema tras romper UPN y PP. Todos estos cambios, pequeños y grandes, afectarán a la gobernabilidad.

Aznal y Alzórriz (al fondo) apuntan como las figuras más relevantes del próximo parlamento.
Aznal y Alzórriz (al fondo) apuntan como las figuras más relevantes del próximo parlamento. (Iñigo URIZ | FOKU)

Las encuestas sobre las elecciones en Nafarroa apuntan a que los porcentajes de voto apenas se moverán. ¡Más de lo mismo!, dirá alguno. Y es seguro que se equivocará. Los repartos de escaños en Nafarroa son endiablados y puede que llegue al final de la noche sin tener la composición precisa de la Cámara.

Ocurrió la votación pasada, sin ir más lejos. EH Bildu salió del recuento con 8 escaños. Hubo que esperar al voto por correo y pelear actas de cada mesa en los tribunales. En los días siguientes, EH Bildu cayó a 7 y Navarra Suma subió a 20.

Es más, en el momento en que los abogados decidieron dejar de discutir si esta o aquella papeleta con tachón era válida o no, la pelea ya no era de EH Bildu y NA+, que tenía su vigésimo asiento asegurado, sino de EH Bildu con Izquierda-Ekerra que mantuvo su único escaño por decenas de votos. Así bailan los escaños en Nafarroa y por eso es tan difícil acertar con las predicciones.

La pasada legislatura el juego de mayorías no ha podido ser más simple. De ahí, en buena medida, la estabilidad que han transmitido las instituciones, cuestión que suele ir en consonancia con movimientos de voto relativamente contenidos, justo como los que se observan en las encuestas.

El juego de mayorías no ha podido ser más simple. De ahí, en gran medida, la estabilidad.

En 2019, se impuso una mayoría a tres (PSN 11, Geroa Bai 9 y EH Bildu 7) que suma 27 de 50 escaños. Y, en algunas ocasiones, el PSN activó la mayoría alternativa: PSN-Navarra Suma, dos partidos que juntos llegan a 31 asientos. Los dos escaños de Unidos Podemos o el de Izquierda-Ezkerra no sirvieron, en la práctica, para nada.

Recomposición de los apoyos de Chivite

Analizando la mayoría que posibilitó el Gobierno de María Chivite, las encuestas apuntan que PSN y Geroa Bai podrían caer algo, mientras que EH Bildu quedará plano o subirá, incluso sobrepasando a Geroa Bai.

Ahora bien, si la subida de EH Bildu no fuera capaz de soportar la caída de los otros dos y el reparto de escaños dejara a este bloque de tres partidos en 25, estarían forzados a entendimientos continuos con Contigo Navarra (unión de Podemos con IU y Batzarre). En tal caso, cabe pensar que la gobernabilidad seguiría garantizada –a día de hoy, Podemos incluso tiene una Consejería– si bien los consensos se harían más complejos, pues habrían de ser necesariamente a cuatro.

En caso de repetir fórmula de gobierno, por tanto, no parece que la aritmética de las mayorías vaya a ser el elemento determinante. Más interesante será el encaje que tenga EH Bildu en el nuevo escenario.

Hace cuatro años, la entonces aspirante Chivite se negaba a sentarse a una mesa con EH Bildu para hablar de nada. Sin embargo, en este tiempo, se ha sentado de forma recurrente a mesas con EH Bildu y la relación se ha visto progresivamente más fluida –o, como poco, menos encorsetada por viejas líneas rojas–. Esto debiera tener algún reflejo el día después de las elecciones.

Esparza (UPN), Alzórriz (PSN), Ruiz (EH Bildu), Aierdi (Geroa Bai) y Ciriza (PSN) en el último pleno de la legislatura. (Iñigo URIZ/FOKU)

Los primeros sondeos, además, indican que no conviene perder de vista lo equilibrados que van estos tres partidos en cuanto a expectativa de voto. El PSN parece que lleva ventaja (sobre un 18% de voto, según las encuestas publicadas), mientras que Geroa y EH Bildu tendrían cerca del 16%.

Aunque un 2% de intención de voto entra dentro del margen de error de este tipo de sondeos, que todas den por vencedor al PSOE hace lo más probable que quede el primero. Hay que apuntar, pese a todo, que la campaña del PSOE se está dando a nivel estatal, dado que este un llamamiento electoral que implica a varias comunidades y a todos los ayuntamientos. De tal forma, que esta otra campaña que se libra en los principales medios de comunicación del Estado puede arrastrar los resultados de Chivite tanto al alza como a la baja.

Un 2% de votos es el peso matemático que tiene un escaño. Partidos con esa diferencia pueden empatar en representación.

De otra parte, un 2% de votos es el peso matemático que tiene un escaño en Nafarroa y el sistema D’Hont no es equitativo, debido a los famosos restos que se pierden. Así, partidos con esa diferencia aproximada de votos pueden acabar obteniendo el mismo número de escaños o distanciarse en dos, según como caiga la división.

En cualquier caso, parece indubitado que el PSN en solitario obtendrá menos de la mitad de los 26 escaños que se necesitan para repetir como presidenta. Esta circunstancia no ha sido un obstáculo para gobernar casi a su antojo en asuntos cruciales estos cuatro años (tenía solo 11). Una nueva negociación, sin embargo, debiera establecer un mejor sistema de cogobernanza, un sistema 'check and balance', donde quizá el PSN pueda continuar liderando si queda por delante de los demás, pero como 'primum inter pares', y no con un poder desproporcionado con respecto a su apoyo real.

La economista Laura Aznal, al fondo, con el anterior grupo parlamentario. (iñigo URIZ/FOKU)

Esta gobernanza más equilibrada y plural puede llegar después del 28-M mediante la normalización de EH Bildu y su consiguiente empoderamiento, pero también por algunos de los posibles cambios en el ala derecha del Parlamento. Pues, a la postre, fue la capacidad del PSN de conseguir acuerdos con UPN lo que le confirió ese poder de mando que, por diferencia de voto con sus aliados, no le correspondía. 

El terremoto por la derecha

La otra mayoría, la del PSOE mirando a la derecha, apunta alteraciones mucho más marcadas que las de la mayoría que le ha dado el gobierno. Y, probablemente, las implicaciones que esto puede tener en la vida parlamentaria pueden ser mayores.

Navarra Suma se fragmenta. Uno de sus integrantes desaparece, que es Ciudadanos. Las encuestas empiezan a dar al PP tres, cuatro o hasta seis escaños. Vox, que se quedó muy atrás la legislatura anterior, entra por muy poco, si es que entra. UPN en solitario se quedaría sobre unos 15 escaños o, en las peores de estimaciones, 12.

Así la cosas, no es para nada descartable que la suma de PSN y UPN se quede en 25 o menos y no alcancen, por tanto, la mayoría para aprobar las leyes que les interesen. La solución a esto pasa por lograr el apoyo del PP –o de Vox, en su caso– para que jueguen el papel de Contigo Navarra en la esfera opuesta. Pero hay motivos para sospechar que el PP no se comportará de la misma manera.

Si se mira a los postulados políticos del PP, cabe llegar a la convicción de que se avendrá con facilidad a estos acuerdos a tres bandas con UPN y PSN. A fin de cuentas, quienes hoy conforman el PP y aquellos que permanecen en UPN se han movido de un partido a otro por criterios de oportunidad más que por discrepancias políticas.

Esparza, líder de UPN, afronta en solitario la próxima legislatura tras haber apostado por la unidad en la anterior. (Iñigo URIZ/FOKU)

Sin embargo, suponer esto implica obviar la importante inversión económica para la campaña que está desplegando el PP desde el primer momento en la comunidad y, sobre todo, la enorme inversión en personal. El Partido Popular ha incorporado a sus filas a los diputados Sergio Sayas y García Adanero y, junto con ellos, a la nueva plataforma que han creado, entre la que se encuentran también exconsejeros como Isabel García Malo o Luis Zarraluqui, así como referentes de localidades mediano o gran tamaño, como es el caso de Berriozar o Tutera.

Semejante esfuerzo para convertirse, al día siguiente, en la muletilla de UPN no tiene ningún sentido. Todo apunta a que esta es una decisión más estratégica, más a largo, que táctica. El PP quiere echar raíces en Nafarroa y quitarse ya por fin de enmedio a Unión del Pueblo Navarro, una formación minúscula que, a ojos de la dirección del PP en Madrid, les usurpa un espectro de votantes que, en el resto de comunidades, es suyo.

Más parece que el PP haya renacido para reventar, precisamente, todas las posibilidades de pacto UPN-PSN. Solo así lograrían ahogar a UPN y conseguir la hegemonía de la derecha en Nafarroa, objetivo que ansían desde la ruptura de Santiago Cervera en 2012.

Más parece que el PP haya renacido para reventar, precisamente, todas las posibilidades de pacto UPN-PSN

La vía de escape, en consecuencia, del PSN hacia la derecha queda en entredicho en estos sondeos.Y, si se confirman, lo cambia todo. El PP puede sentirse abocado a transigir en contados asuntos, como marginación al euskara y política fiscal. Y poco más. El resto de su actividad política, muy probablemente, consistirá puro en sabotaje.

Por otro lado, para UPN no alcanzar esa mayoría absoluta con el PSN (hecho que hasta la fecha solo ha sucedido en una ocasión, propiciando el Gobierno de Uxue Barkos) le hará pasar por una profunda crisis de liderazgo que puede resolver de peor o mejor manera, pero que irremediablemente añadirá heridas en una formación que ya acumula bastantes, acaso demasiadas.

Un último factor a tener en cuenta es el horizonte electoral de noviembre, que se nota ya. Chivite puede sentir miedo a una penalización en Madrid por un acercamiento a EH Bildu (o fingir ese temor). Del otro lado, una eventual victoria de Alberto Núñez-Feijóo está vitaminando ya ese renovado PP en Nafarroa, que se sentirá más fuerte a la hora de arrinconar a UPN en el escenario postelectoral.

Chivite y Ruiz regresan a sus asientos tras una conversación en los pasillos del Parlamento. (iñigo URIZ/FOKU)

En síntesis, la gobernabilidad de Nafarroa con Chivite al frente se complejizará bien por la incorporación de Contigo Navarra, bien por los límites a la acción de Gobierno que acuerden sus socios, bien por la dificultad de PSN para alcanzar pactos alternativos. O por todo esto junto. Salvo carambola, UPN iniciará una etapa complicada. El PP entra al juego dopado. A ver cuánto le dura.