Imanol  Intziarte
Redactor de actualidad, con experiencia en información deportiva y especializado en rugby

Monpas, la pasarela hacia el futuro que ahora duerme el sueño de los justos

Hubo un tiempo en el que el debate «pasarela sí, pasarela no» ocupaba un puesto destacado entre los temas más candentes de Donostia. Pero EH Bildu dio carpetazo al asunto cuando llegó a la Alcaldía, los intentos de resurrección resultaron baldíos y en estos comicios ya nadie se acuerda del proyecto.

El camino hacia la punta Monpas, cerrado hace años por el riesgo de despfrendimientos.
El camino hacia la punta Monpas, cerrado hace años por el riesgo de despfrendimientos. (Juan Carlos RUIZ | FOKU)

En los últimos tiempos, la pasarela que más titulares consigue es la del Labrit, en Iruñea, mal hecho, cerrada durante más de 6 años y cuya reforma costó más del doble de su precio de construcción. Pero hubo un tiempo en el que la palabra ‘pasarela’ se asociaba rápidamente a Donostia, concretamente a un nombre con regusto francés, Monpas.

Este es el punto en el que la ladera de Ulia deja de mirar al mar abierto y gira la vista hacia la ciudad, hacia la playa de Zurriola. En su día se podía llegar caminando hasta la punta por un sendero de montaña al pie del acantilado. Pero el paso fue cerrado ante el riesgo de desprendimientos.

Por el extremo oeste, el frente marítimo donostiarra culminaba en el Peine del Viento, mientras que por el este el tope era una valla con un candado. Y por ello siempre se habla de ‘rematar’ ese largo recorrido que atraviesa las tres playas. En la recta final de su larguísimo mandato, Odón Elorza defendió a capa y espada la construcción de una pasarela peatonal de más de 700 metros.

Pero PNV y PP nunca lo vieron claro, mientras que la izquierda abertzale –fuera del Ayuntamiento por su ilegalización, pero representativa de buena parte de la ciudadanía– y las formaciones que cubrían el espectro social que ahora cubre Elkarrekin Podemos se posicionaron en contra, al igual que los movimientos ecologistas.

Elorza no consiguió sacar adelante un proyecto que había convertido en un reto personal, y la llegada de EH Bildu a la Alcaldía en 2011 envió el dossier a dormir al fondo de un cajón. Desde entonces se han llevado a cabo algunos retoques en la explanada de Sagues, pero no se ha tocado nada más allá de la valla. En 2015 aún aparecía en el programa del PSE, y el PNV declaraba estar dispuesto a retomar la cuestión, pero el Gobierno español, entonces en manos del PP, respondió que el tren ya había pasado. Porque cabe recordar que las competencias son el Ministerio español de Costas, quien tenía la última palabra y que iba a poner el dinero, unos 12 millones, sobre la mesa.

Graderío mirando al mar

Odón Elorza alzó nuevamente la bandera en las primarias del otoño pasado, pero perdió. Al menos su partido, el PSE, es prácticamente el único partido que se acuerda de una cuestión que en su día parecía clave para el futuro de la ciudad. En unos folletos repartidos por la ciudad dedica 2 de sus 24 páginas al «remate del paseo marítimo», con un «espacio público polivalente que contempla un graderío en el que la ciudadanía pueda sentarse y disfrutar. Además, proponemos la boulevarización del entorno, con una arboleda frente a las casas de Sagüés, mejoras peatonales, una mejor ubicación de las terrazas de hostelería, zonas ajardinadas y nuevos juegos infantiles en el parque ya existente». Todo esto en el entorno de la Paloma de la Paz de Basterretxea, sin intervenir al otro lado de la valla.

En cuanto al resto, un rápido repaso a sus programas permite comprobar que PNV y PP coinciden en la convocatoria de un concurso internacional de ideas. El PP tiene esbozado un plan, ‘Sagües Berria’, en cuyas infografías destaca un gran parque para la práctica del skate. Mientras, en los programas de EH Bildu y Elkarrekin Podemos no aparecen las palabras ‘Monpas’, ‘Sagües’ ni ‘pasarela’.