Imanol  Intziarte
Redactor de actualidad, con experiencia en información deportiva y especializado en rugby

Top14 en Donostia, un evento «pa’ divertirnos», pero no solo

El rugby ha conquistado Donostia este fin de semana. En torno al gancho de las semifinales del Top 14 se ha vivido el regreso de Euskarians y se han organizado diferentes actividades paralelas. A bote pronto, aquí va un primer balance y unas reflexiones sobre este evento.

Los seguidores de Bordeaux-Bégles animan a su equipo.
Los seguidores de Bordeaux-Bégles animan a su equipo. (Gorka RUBIO | FOKU)
Imagen del partido entre Stade Rochelais y Bordeaux-Bégles.
Imagen del partido entre Stade Rochelais y Bordeaux-Bégles. (Gorka RUBIO | FOKU)
Partido de alto nivel entre Stade Rochelais y Bordeaux-Bégles.
Partido de alto nivel entre Stade Rochelais y Bordeaux-Bégles. (Gorka RUBIO | FOKU)
Ikurrina con el escudo del equipo Biarritz Olympique entre aficionados del Bordeaux-Bégles.
Ikurrina con el escudo del equipo Biarritz Olympique entre aficionados del Bordeaux-Bégles. (Gorka RUBIO | FOKU)
Aficionados de Stade Rochelais.
Aficionados de Stade Rochelais. (Gorka RUBIO | FOKU)
Jugadores de ambos equipos pugnan por hacerse con el balón ovalado.
Jugadores de ambos equipos pugnan por hacerse con el balón ovalado. (Gorka RUBIO | FOKU)
Los jugadores de La Rochellen tratan de frenar la carrera del rival.
Los jugadores de La Rochellen tratan de frenar la carrera del rival. (Gorka RUBIO | FOKU)
Aficionados del rugby aguardan fuera del Anoeta.
Aficionados del rugby aguardan fuera del Anoeta. (Gorka RUBIO | FOKU)
39.314 espectadores en Anoeta para presenciar la segunda semifinal del Top14, entre Stade Rochelais y Bordeaux-Bégles.
39.314 espectadores en Anoeta para presenciar la segunda semifinal del Top14, entre Stade Rochelais y Bordeaux-Bégles. (Gorka RUBIO | FOKU)
Aficionados fuera del estadio de Anoeta.
Aficionados fuera del estadio de Anoeta. (Gorka RUBIO | FOKU)
Ambiente festivo y colorido entre los aficionados que se han acercado a Anoeta.
Ambiente festivo y colorido entre los aficionados que se han acercado a Anoeta. (Gorka RUBIO | FOKU)
Los aficionados en los aledaños de Anoeta.
Los aficionados en los aledaños de Anoeta. (Gorka RUBIO | FOKU)
Duelo intenso en la segunda semifinal entre Stade Rochelais y Bordeaux-Bégles
Duelo intenso en la segunda semifinal entre Stade Rochelais y Bordeaux-Bégles (Gorka RUBIO | FOKU)
Los aficionados de Bordeaux-Bégles no han parado de animar a su equipo.
Los aficionados de Bordeaux-Bégles no han parado de animar a su equipo. (Gorka RUBIO | FOKU)
Jugador de Bordeaux-Bégles ante la atenta mirada de los aficionados.
Jugador de Bordeaux-Bégles ante la atenta mirada de los aficionados. (Gorka RUBIO | FOKU)

Veintidós horas. Eso es, minuto arriba, minuto abajo, el tiempo transcurrido entre el arranque de la primera semifinal del Top 14 y el pitido final de la segunda. Pero este espacio de tiempo no es sino el clímax de un intenso fin de semana que aún no ha terminado y que ha convertido a Donostia en la capital mundial del rugby. Y no es exagerado.

Vayamos por partes. En el aspecto deportivo, poco que contar del viernes. Muy superior Stade Toulousain ante un Racing parisino que solo aguantó el tipo durante los veinte primeros minutos. El 41-14 final no fue más escandaloso porque los albiazules maquillaron el marcador con dos ensayos en la recta final. En la grada tampoco hubo color, con mayoría rojinegra y una espectacular entrada por encima de las 39.000 personas.

Este sábado se enfrentaban el vigente campeón de Europa, Stade Rochelais, y un Bordeaux-Bégles –con el labortano Maxime Lucu como titular– que se presentaba como ‘outsider’ tras finalizar sexto en la fase regular. Otra vez un entradón y victoria de los favoritos, aunque con un marcador más apretado (23-14).

Camisetas entremezcladas

Sin equipos locales implicados –que el Aviron se hubiera clasificado habría sido la guinda– los resultados no dejan de ser accesorios. Si Anoeta es válido para acoger la visita de gigantes como el Real Madrid o el Barcelona de fútbol, parecía claro que no habría ningún problema para afrontar este reto. En cuanto a Donostia y sus alrededores, se enfrentaba a la llegada de decenas de miles de seguidores de cuatro aficiones diferentes, muchos dispuestos a pasar un par de noches; mientras que otros, sobre todo los de Burdeos, iban a viajar para el día.

A falta de balances definitivos parece que no se han registrado incidentes de consideración y que todo ha marchado razonablemente bien, aunque cualquier evento de esta magnitud siempre genera afecciones en forma de ruidos, suciedad, atascos y algunos borrachos desagradables. Pero en general la gente de rugby tiene la misma filosofía que el puertorriqueño Residente cuando canta eso de que «esto lo hago pa’ divertirme». El ambiente, en lo que uno ha podido observar, ha sido totalmente festivo, con camisetas de todos los colores –también de equipos que no tomaban parte– conviviendo en absoluta armonía.

Un vídeo con muy poco rigor

El punto más chirriante ha llegado de la mano de los propios organizadores, con un vídeo promocional de Donostia en el que se confundía la playa de Zurriola con La Concha, la plaza Catalunya con la de la Constitución y se remachaba el desaguisado con imágenes de unos souvenirs de la ciudad andaluza de Córdoba, como si al sur del Pirineo todo el monte fuera orégano.  

«¿Qué aporta esto a los clubes locales?», me preguntaba alguien entre semana. Ellos podrán responder con mayor conocimiento de causa, pero a primera vista uno diría que en primer lugar dinero, eso con lo que se pagan las camisetas, los balones, el material, las fichas, los autobuses… Bera Bera abrió el miércoles su tradicional feria de la cerveza en la explanada de Sagües, junto a una de las fan zones del Top 14. Y el Atlético San Sebastián ha estado presente con puestos de comida y bebida en la plaza Easo. También el remo ha obtenido beneficios colaterales, con una txozna de Donostiarra y Ur Kirolak en la plaza Pío XII.

Además, en un entorno con tanta competencia para captar niños y niñas y en el que el fútbol es un gigante que todo lo eclipsa, el rugby ha obtenido visibilidad. No es poco. Si esto sirve para que algunos y algunas se animen y prueben, objetivo cumplido.

‘Last but not least’. Para terminar, pero no por ello menos importante. Las semifinales del Top 14 han servido para recuperar Euskarians, que seis años después de su última cita ha vuelto a saltar al césped del miniestadio para enfrentarse a Catalunya, con una cómoda victoria para los locales (50-5).

Potencial

En el rugby es tradicional este modelo de combinados que ni son clubes ni son selecciones, a los que se accede por invitación, como es el caso de los archifamosos Barbarians. Para Euskal Herria, que tiene vetado el acceso a competiciones oficiales, es una vía que se puede ajustar como anillo al dedo para eso que se denomina “hacer país”. Ha sido un retorno que necesitará continuidad y una mejor política comunicativa para tejer complicidades y generar sinergías.  

El rugby es un deporte de equipo con implantación en los siete territorios, desde Tutera hasta Angelu, desde Maule hasta Bilbo o Gasteiz. El norte pone el nivel y la sur la demografía. En Baiona hay un club que mete cada dos semanas ¡15.000 personas! en su campo y que va a jugar la Champions el año que viene. Como la Real y el Baskonia.

Podría ser una herramienta para conocerse, que es el primer paso para entenderse. Por ejemplo, el equipo de Sara juega desde hace años en Liga Vasca, con equipos de Hegoalde. Pero para ello se necesita que instituciones públicas, federaciones, clubes y medios de comunicación se lo crean de verdad y remen en esa dirección.

P.D. En el miniestadio se ha podido ver al alcalde Eneko Goia y al aspirante Juan Karlos Izagirre. Obviamente no necesitan acudir para saber que el recinto demanda una buena reforma y que el rugby donostiarra se merece un campo en condiciones para su día a día. Los grandes eventos están bien, pero son edificios de cartón piedra sin unos cimientos locales firmes. Lo mismo vale para el Tour y las carreras modestas.