Maddi Txintxurreta
Aktualitateko erredaktorea / redactora de actualidad

El Museo Británico grita ¡al ladrón! y el eco se vuelve contra él

El robo de 2.000 piezas del Museo Británico que supuestamente ha perpetrado durante años un empleado ha sacado a relucir un robo mucho mayor y más sistemático. El del propio museo londinense, que guarda entre sus muros las antigüedades que los colonos británicos saquearon a terceros países.

Colonos británicos posan detrás de las piezas saqueadas del Reino de Benín, en la expedición de 1897.
Colonos británicos posan detrás de las piezas saqueadas del Reino de Benín, en la expedición de 1897. (WIKIMEDIA)

Alrededor de 2.000 piezas del Museo Británico han resultado «desaparecidas, robadas o dañadas», y algunas de ellas se han vendido en el portal eBay, destinado a la subasta y comercio electrónico de productos a través de internet. El sospechoso principal, un trabajador de la galería londinense, ha sido despedido, y el director ha presentado su dimisión. Pero la trama no acaba aquí: países como China, Grecia, Gales o Nigeria ha visto la oportunidad perfecta para destapar la raíz colonial que subyace en las exitosas colecciones de uno de los museos más grandes del mundo y pedir la repatriación de las piezas que un día les fueron sustraídas.

A la historia le falta épica. El ladrón podría haber sido un Robin Hood anticolonial que devolviera las obras de arte a sus países de origen, desvalijados un día por colonos británicos, pero, en su lugar, optó por venderlas en eBay. Y lo que más ruboriza a la institución londinense es que ha sido objeto de un robo sistemático, del que su director ya fue advertido en 2021, cuando un marchante de arte danés cazó a Sultan1966.

La prensa británica apunta a que Sultan1966 era el nombre de usuario que Peter Higgs, un trabajador del museo que justamente fue despedido el 17 de agosto, utilizaba en eBay, aunque la Policía sigue investigándolo. Higgs, de 56 años, era el responsable de las colecciones de la Grecia Antigua del museo y trabajó durante 30 años en el prestigioso centro, hasta que ha sido despedido supuestamente por robar joyas de oro, piedras semipreciosas y vidrios que datan del siglo XV a.C. hasta el XIX a.C.

El supuesto ladrón vendía las alhajas en internet a precio de quincalla para no llamar la atención: según The Telegraph, vendió un artículo por valor de 64.000 libras (74.500 euros) por tan solo 51 (60 euros). Los objetos no estaban registrados en el inventario –lo que dificulta enormemente la identificación y cuantificación de las piezas sustraídas– y no estaban a la vista del público, sino en colecciones abiertas únicamente a académicos e investigadores. Estas piezas desaparecieron de los almacenes del museo durante un largo periodo de tiempo: la prensa británica afirma que algunos aparecieron a la venta en páginas de internet ya en 2016.

Ittai Gradel, el marchante danés, vivía en Londres y conocía bien el museo. El comerciante de antigüedades compraba objetos de colección en eBay, y descubrió que algunas de las piezas en venta correspondían al catálogo del Museo Británico. Gradel escribió a la junta directiva del museo para alertarles del hallazgo, pero el subdirector Jonathan Williams le respondió en julio de 2021 que no había «ninguna sugerencia de irregularidades». El robo hormiga no movilizó a los responsables del museo hasta que el marchante denunció el caso a la Policía y la prensa. El escándalo motivó la dimisión del director del Museo Británico, el alemán Hartwig Fischer, el pasado 18 de agosto.

Al día siguiente, en una entrevista para la BBC, el presidente del centro admitió que «hubo una convicción en el museo, al más alto nivel, que se negaba a creer que un empleado robaba objetos». «Creemos que hemos sido víctimas de robos durante mucho tiempo y francamente podríamos haber hecho más para evitarlos», reconoció.

La reputación del museo fundado en 1753 y de sus responsables, así como la seguridad de las colecciones que alberga, han quedado en entredicho. La seguridad, de hecho, era la mayor baza del museo para justificar la tenencia de varias piezas sustraídas de otros países como China, Egipto, Grecia o Nigeria, y la ha perdido. El ladrón ha sido víctima de un robo.

China «Instamos al gobierno británico a cooperar para facilitar el proceso [de devolución de las piezas], que será una prueba y verificación de la sinceridad de Gran Bretaña al limpiar la mancha colonial y enmendar sus pecados históricos»

Reclaman lo que es suyo

Unas 50.000 piezas del museo están expuestas al público general –recibe alrededor de cinco millones de visitas al año–, que puede acceder al centro de manera gratuita. Pero la colección completa asciende a ocho millones de piezas provenientes de todo el planeta. Esto es algo común en los principales museos de las grandes capitales del mundo, pero la particularidad de la institución londinense es que fue el principal destino de las piezas arqueológicas usurpadas de varios países que estaban bajo el control del Imperio Británico.

Es el caso de la piedra Rosetta, una de las reliquias del museo. El Ejército británico sustrajo de Egipto en 1801 la pieza que fue clave para descifrar la escritura jeroglífica. Según los datos del museo, alrededor de 120.000 piezas componen su colección del Antiguo Egipto. A pesar de la insistencia de El Cairo, el centro londinense jamás ha accedido a devolver las reliquias expoliadas.

Ahora, Gales, China, Grecia y Nigeria han visto la ocasión perfecta para pedir al museo que les devuelva los objetos históricos que un día Reino Unido les robó.

«Cerca de 2.000 objetos por valor de millones han sido robados del Museo Británico. El argumento de que la capa de oro de Mold está más segura en Londres ya no sirve», decretó esta semana Liz Saville-Roberts, la diputada del partido galés Plaid Cymbru.

La capa fue desenterrada en 1833 por unos trabajadores que cargaban piedra en un campo cerca de Mold, un pueblo al norte de Gales. El propietario de la tierra la vendió al Museo Británico en 1836; hoy, casi doscientos años más tarde, la formación soberanista Plaid Cymbru defiende que la capa debe volver a Gales.

Nigeria, por su parte, apenas tardó unas horas en reaccionar a la dimisión de Fischer. Abba Isa Tijani, director de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos de Nigeria, pidió la devolución de las esculturas de Benín en la cadena Sky News: «Es impactante escuchar que los países y museos que nos han estado diciendo que los bronces de Benín no estarían seguros en Nigeria, sufren robos».

En 1897, las tropas británicas saquearon alrededor de 4.000 esculturas que datan del siglo XVI después de invadir el Reino de Benín. Muchas de estas piezas son hoy uno de los mayores atractivos del museo de Londres. El país africano lleva décadas pidiendo a esta institución que le devuelva sus bronces, sin éxito.

A través de una editorial en el Global Times, el Estado chino ha pedido formalmente al Museo Británico que «devuelva gratuitamente a China todas las reliquias culturales chinas adquiridas a través de canales inadecuados». «Instamos al gobierno británico a cooperar en los procedimientos legales y de otro tipo para facilitar el proceso, que será una prueba y verificación de la sinceridad de Gran Bretaña al limpiar la mancha colonial y enmendar sus pecados históricos», insiste el diario estatal, que también manifiesta su apoyo a las reclamaciones hechas por otros países «saqueados por Gran Bretaña, como India, Nigeria y Sudáfrica».

«Es impactante escuchar que sufren robos los países y museos que nos han estado diciendo que los bronces de Benín no estarían seguros en Nigeria»

Desde Grecia también han alzado la voz por la repatriación de sus artículos históricos. Primero, la ministra de Cultura griega, Lina Mendoni, afirmó que el robo en el Museo Británico sembraba dudas sobre su «credibilidad» y reclamó la reunificación del los mármoles del Partenón. De hecho, entre las 2.000 piezas robadas del museo de Londres, algunos objetos pertenecen a la Grecia Antigua. «Estamos muy preocupados por el número de piezas griegas que se encuentran entre los objetos robados y queremos decirle al Museo Británico que ya no pueden decir que el patrimonio cultural griego está más protegido allí», declaró en la BBC Despina Koutsoumba, presidenta de la Asociación de Arqueólogos Griegos.

Queda un escollo

Antes de que saltara el escándalo del robo, el Museo Británico sostenía la licitud de la tenencia de objetos de otros países sobre dos cuestiones: la primera, la referente a la seguridad, se ha resquebrajado. Le queda la Ley del Museo Británico de 1963, que prohíbe actualmente la devolución total de las piezas antiguas.

Y, de momento, parece que el Gobierno británico no está por cambiar la ley. «El Reino Unido ha cuidado los Mármoles de Elgin durante generaciones. La colección del Museo Británico está protegida por ley y no tenemos planes de cambiarla», dijo el Primer Ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, en marzo, tras ser preguntado por los mármoles del Partenón cuando aún no había saltado el escándalo del robo.

Pero si el eco del escándalo resuena desde más países, puede que una ley no le baste a Londres para mantener las piezas entre sus lindes. Como no le bastó la seguridad para evitar que acabaran en eBay.