
El titular del juzgado mercantil número 2 de Barcelona ha homologado el plan de reestructuración propuesto por los acreedores de Celsa, por lo que da vía libre para que los fondos acreedores pasen a ser accionistas de la compañía y sustituyan a los actuales propietarios, es decir, a la familia Rubiralta.
El grupo siderúrgico catalán Celsa tiene cerca de 500 trabajadores en la CAV, repartidos entre Nervacero, ubicada en Portugalete, en Bizkaia, su principal acería, y lo que queda de la antigua Laminaciones Arregui, en Araba.
En una sentencia que el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya ha dado a conocer este lunes, el magistrado acuerda la homologación del plan de reestructuración, al entender que reúne los requisitos legales para llevarse a cabo, ya que, en su opinión, el importe de la deuda supera al valor de la compañía.
El juez entiende que la propuesta de los acreedores asegura la viabilidad del grupo y califica su plan de «la única alternativa viable a medio plazo para la totalidad del grupo Celsa», aunque advierte al mismo tiempo de que deben cumplir «estrictamente» sus compromisos, entre ellos el de conservar los puestos de trabajo.

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