‘Ex-Husbands’ suena como un tema de Vampire Weekend: alegre por fuera y demoledor al prestarle la mínima atención. La segunda película de Noah Pritzker, voz emergente en el panorama cinéfilo norteamericano (ha estrenado en SXSW y en Tribeca), arranca con una premisa propia de comedia de enredos: la ruptura de los padres de Nick (James Norton) y Mickey (Miles Heizer) acaba con el padre (Griffin Dune), en crisis, apuntándose al viaje de despedida de soltero de Nick, el mayor.

No obstante, Noah Pritzker apuesta por interrumpir todo giro que pueda llevarle al terreno de la comedia negra de enredos: la fiesta de despedida nunca llega a desmadrarse, ni por el padre (mucho más convivial y civilizado de lo que nadie esperaría) ni por los amigos, que se limitan a acompañar, desde la tranquilidad y el disfrute, al novio.

Pritzker concluye que cuando nada se tuerce, es la tristeza la que se impone. En este sentido, ‘Ex-Husbands’ se integra cómodamente dentro de la línea de historietas adultas ‘poscómicas’ que estos años marcan el panorama indie estadounidense, desde ‘The Meyerowitz Stories’ de Noah Baumbach hasta ‘The Adults’ de Dustin Guy Defa.

Igual que sus referentes, Pritzker carga las mochilas emocionales de sus personajes con amabilidad, privilegiando la veracidad de su guion sobre la estructura de su relato, muy clásico y con las mareas emocionales descansando al amparo de una banda sonora de guitarra a veces algo machacona. ‘Ex-Husbands’ es cine cuqui para momentos difíciles.