
Horas después de un ataque israelí que mató al menos a 109 personas -entre ellas 25 niños- en un edificio en Beit Lahia, en la Franja de Gaza, se seguía trabajando entre los escombros para buscar a las víctimas de la matanza y posibles supervivientes.
Decenas seguían desaparecidas entre las ruinas. Sin camillas y sin medios de rescate, los hombres que buscaban por las ruinas cargaban cuerpos ensangrentados sobre mantas después de extraerlos de la gigantesca pila de bloques de cemento y hormigón.
Aparecían las piernas de un hombre en ropa interior, con el resto de su cuerpo bajo los escombros, y un poco más allá, un cuerpo parcialmente quemado colgaba de una ventana, con el largo cabello castaño flotando en el aire.
Los restos eran envueltos en mortajas, sábanas o mantas y varios de ellos, apilados en un carro tirado por caballos.
No hay otra forma de llevarlos, ya que el sistema de Defensa Civil ha sido completamente destruido por el Ejército israelí con la muerte de sus trabajadores, la detención de otros y el desplazamiento forzoso del resto.
El edificio de cinco plantas se derrumbó durante la noche, sorprendiendo a los residentes mientras dormían, relató un vecino, que se había refugiado en una escuela cercana. «La gente intenta salvar a los heridos, pero no hay hospitales ni asistencia médica adecuada. La mayoría de las víctimas son mujeres y niños», relató.
«Este nuevo crimen llega junto al plan de la ocupación israelí para colapsar el sistema sanitario en el norte de la Franja de Gaza y destruir los cuatro hospitales, que busca dejar fuera de servicio, junto a la prohibición a la entrada de medicamentos y suministros médicos», denunció, por su parte, el Gobierno de Gaza, que subrayó que en el edificio había más de 200 civiles.
«El Ejército de ocupación sabía que en este edificio residencial había decenas de civiles desplazados, y que la mayoría de ellos eran niños y mujeres», añadió.
El hospital Kamal Adwan, asaltado la semana pasada por las tropas israelíes, recibía muertos y heridos, aunque solo quedan los primeros auxilios en funcionamiento.
El Ejército hizo prisionero a casi todo el personal médico. La OMS, que pudo contactar el lunes con el centro, encontró solo un cirujano ortopédico, un pediatra, una jefa de enfermeras y un puñado de médicos y enfermeras jóvenes que intentaban atender a entre 100 y 150 pacientes.
«El enemigo ha cometido otra masacre terrible contra nuestro pueblo, y el norte de Gaza está sufriendo una campaña de limpieza étnica y desplazamiento sistemático», denunció Hamas.
Se trata de la última matanza del asedio letal al que el Ejército israelí somete desde el 6 de octubre al norte de la Franja, en particular a las zonas de Yabalia, Beit Lahia y Beit Hanoun, donde pretende expulsar a la población y tratar como combatientes a los que se nieguen, en un proceso de limpieza étnica que agrava con vistas a la ocupación a largo plazo. En ese tiempo ha matado a más de mil personas, a lo que añade el hambre como arma de guerra.
Hamas denunció que estas masacres «tienen lugar ante la impotencia oficial árabe y el silencio internacional, que animan al criminal de guerra (Benjamin) Netanyahu a continuar con sus planes de genocidio y desplazamiento del pueblo palestino».
Poco después, un ataque aéreo alcanzaba las inmediaciones del hospital Kamal Adwan, al que ya habían llegado algunos afectados por el bombardeo. Otros dos ataques contra viviendas en Beit Lahia mataron a al menos siete personas y provocaron un incendio en la escuela Al Fajoura, vinculada a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa). Al menos otras cinco personas murieron en dos ataques israelíes contra el mercado Sahaba de la ciudad de Gaza.
GENOCIDIO PARA ERRADICAR A LA POBLACIÓN
«El genocidio de la población palestina se presenta como el medio para lograr la expulsión completa o la erradicación de los palestinos de la tierra a la que está vinculada una parte esencial de su identidad y que Israel codicia ilegal y abiertamente», denunció la relatora de la ONU para los Territorios Palestinos Ocupados, Francesca Albanese.
En un nuevo informe, Albanese alertó de que los actos genocidas de Israel se han multiplicado desde su último análisis de marzo y que se están propagando desde Gaza hacia Cisjordania.
«La estrategia deliberada de Israel para hacer que la vida palestina sea insostenible se ha intensificado notablemente en todo el territorio palestino ocupado», denuncia, y lo atribuye a un «proceso de expansión territorial y depuración étnica que ha durado décadas».
Según el informe, los soldados israelíes han construido carreteras y bases militares en más del 26% de Gaza, lo que sugiere un objetivo de presencia permanente, y han ampliado la zona de separación alrededor del perímetro del enclave hasta el 16% del territorio.
El informe concluye que las «declaraciones y actos de los dirigentes israelíes reflejan una intención y una conducta genocidas», y agrega que el «genocidio en curso es consecuencia del estatuto excepcional y la impunidad prolongada que se han concedido a Israel», por lo que volvió a demandar el embargo total de armas, la aplicación de sanciones y el reconocimiento formal de Israel como «Estado de apartheid».
UNA NUEVA FORMA DE MATAR NIÑOS
Otra de sus recomendaciones es la de proteger a la Unrwa, cuyas actividades precisamente Israel prohibió el lunes. Unicef alertó de que, con esta medida, Israel «ha hallado una nueva forma de matar niños». Las leyes aprobadas por el Parlamento israelí impedirán que la Unrwa opere en territorio israelí y en el resto de territorios palestinos ocupados al prohibir a cualquier agencia gubernamental o entidad pública tener contacto con esta agencia de la ONU o sus empleados.
La agencia presta servicios a más de cinco millones de refugiados palestinos -muchos descendientes de los cientos de miles de desplazados por la creación del Estado de Israel- que viven ahora en Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria y Jordania. Su prohibición elimina un soporte vital para su supervivencia, más aún en la situación crítica a la que Israel ha llevado a la población palestina.
Pero además, supone un paso para liquidar la cuestión de los refugiados palestinos y su derecho a regresar a su tierra.
La medida motivó la denuncia de agencias de la ONU, países árabes e incluso aliados de Israel como varios estados europeos y EEUU, que pidieron que el Gobierno israelí - que dispone de 90 días para aplicarla- la reconsidere.
«Si se aplica, tendrá un impacto devastador en la situación humanitaria de los palestinos en el territorio ocupado», advirtió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
El portavoz de la agencia en Jerusalén, Jonathan Fawler, advirtió del efecto dominó que estas medidas contrarias a una resolución de la ONU pueden generar en otras potencias reacias a cumplir con el Derecho Internacional Humanitario.
«¿Qué impide que otros hagan lo mismo en otros lugares?», se preguntó Fowler.
Hizbulah elige nuevo líder bajo amenaza israelí
Hizbulah confirmó como su nuevo líder a Naim Qassem, vicesecretario general del grupo desde hace más de 30 años, poniendo fin a las especulaciones sobre la sucesión de Hasan Nasrallah tras su muerte en un bombardeo israelí a finales de septiembre.
Qasem, de 71 años, nació en Beirut y fue uno de los fundadores de Hizbulah a mediados de los años ochenta, en el marco de la invasión lanzada por Israel en 1982. Entró en la política en el seno del movimiento Amal antes de integrarse en Hizbulah. Nombrado número dos en 1991, se mantuvo pese a los cambios de líderes y llegó a ser uno de sus principales actores políticos.
Queda al frente de un grupo debilitado por los bombardeos de Israel y la muerte de gran parte de su dirección, pero capaz de mantener combates que han dejado decenas de militares israelíes muertos y heridos y resistido la invasión.
El propio Qasem afirmó el 8 de octubre que los resortes de liderazgo, control y administración de Hizbulah «están organizados con precisión». El grupo chií insistió en que su nuevo líder mantendrá «encendida la llama de la resistencia hasta la victoria».
Nada más conocerse su nombramiento, el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, lo amenazó de muerte al calificar el cargo como «temporal» y afirmar que «ha comenzado la cuenta atrás». Gallant aseguró, además, que las fuerzas israelíes han destruido en gran medida el arsenal de proyectiles de Hizbulah. Calculó que le quedan «alrededor del 20%» de sus capacidades, y que ha destruido «infraestructuras de todo tipo a lo largo de la frontera».
El Ejército israelí da por completados prácticamente todos sus objetivos militares en Líbano y empieza a hablar de la posibilidad de poner fin a la ofensiva. Pero Hizbulah no parece tan acabado. Un hombre murió en la ciudad israelí de Maalot-Tarshiha tras una andanada de unos 50 cohetes. Por otro lado, al menos 60 personas murieron en ataques israelíes en las gobernaciones de Baalbek Hermel y valle de Bekaa, en el este de Líbano, y otras diez en la de Sidón.GARA

Txosnen eredua arriskuan dagoela ohartarazi dute: «Ez gara enpresa bat»

Zea Maysek Kortaturen ‘Hay algo aquí que va mal’ abestiaren bertsioa osatu du

El Partido Carlista considera probado que «Juan Carlos tiene las manos manchadas de sangre»
Elkartasunak epaiketaren hotza goxatu du Baztanen
