Isidro Esnaola
Iritzi saileko erredaktorea, ekonomian espezializatua / Redactor de Opinión, especializado en economía

Europa quiere tecnología china

Bruselas plantea exigir a las empresas chinas de baterías que opten a subvenciones en Europa que transfieran su tecnología. Un cambio que se puede desplazar a otros ámbitos y que revela el fracaso europeo en la fabricación de baterías. Y puede envenenar todavía más las relaciones con China.

Planta de Northvolt en Ett, Suecia
Planta de Northvolt en Ett, Suecia (NORTHVOLT | EUROPA PRESS)

La semana pasada, ‘Financial Times’ y Reuters publicaban una noticia en la que informaban de que la Unión Europea está barajando la posibilidad de que Bruselas imponga la obligación de transferir propiedad intelectual a las inversiones que las empresas chinas hagan en Europa.

Altos funcionarios de la UE habrían explicado que cuando en diciembre Bruselas invite a presentar ofertas con objeto de adjudicar 1.000 millones en subvenciones para el desarrollo de baterías eléctricas, introducirá nuevos criterios, como exigir a las empresas chinas que tengan fábricas en Europa que compartan conocimientos tecnológicos.

Al parecer, los criterios no están todavía cerrados, y fuentes de Bruselas señalan que exigencias similares podrían aplicarse a otras industrias. En el caso del hidrógeno, por ejemplo, la UE exigirá que, como máximo, el 25% de las piezas de los electrolizadores provengan de China.

Los nuevos criterios replican los que en su día estableció China para las inversiones extranjeras que querían acceder al mercado chino

Los nuevos criterios replican los que en su día estableció China para las inversiones extranjeras que querían acceder al mercado chino. Entonces las exigencias de Pekín fueron duramente criticadas por la Unión Europea, que las consideró poco menos que una apropiación indebida de tecnología. Ahora, sin embargo, Bruselas copia el esquema chino.

Es realmente notable que la UE esté abandonando de manera tan radical los hasta ahora inamovibles presupuestos neoliberales. Bruselas ha sido la más consecuente a la hora de aplicar la libertad de mercado en todos los ámbitos. ‘Financial Times’ explica este cambio de actitud aduciendo que con esta postura más dura frente a China trata de proteger a las empresas del bloque comunitario pero, en realidad, lo único que busca es ganar tiempo en una carrera en la que se ha quedado muy atrás, en una mezcla de soberbia, incompetencia y austeridad.

Fracaso del proyecto estrella

La empresa sueca Northvolt era la apuesta europea para la fabricación de baterías, pero no ha funcionado. El 21 de noviembre presentó una petición formal de quiebra en EEUU. Argumenta la debilidad del mercado europeo de vehículos eléctricos que se ha traducido en pedidos multimillonarios cancelados.

Según la patronal europea de automovilísticas, ACEA, en agosto la venta de coches eléctricos se hundió un 44% en la Unión Europea y un 68% en el mercado alemán, donde el Tribunal Constitucional ha prohibido las ayudas directas a la compra. Este descenso de ventas llevó a la dirección de Northvolt a anunciar en septiembre el despido de 1.600 trabajadores de los 6.500 que conforman su plantilla, un cuarto aproximadamente.

En las instalaciones de Northvolt han muerto ya cuatro trabajadores en varios accidentes laborales

No obstante, los problemas de la compañía vienen de atrás –ya en el ejercicio de 2023 la compañía acumuló 1.000 millones en pérdidas–, y no se limitan a la caída de las ventas: hace varios meses BMW suspendió un pedido de 2.000 millones por la baja calidad de sus productos. Además, en las instalaciones de Northvolt han muerto ya cuatro trabajadores en varios accidentes laborales. La Policía sueca está investigando a la empresa por las malas condiciones de trabajo y por la falta de protección para la manipulación de materiales tóxicos que han provocado 47 accidentes en sus instalaciones desde 2021.

Fundada en 2016, Northvolt logró 15.000 millones de capital gracias a las inversiones de gigantes como BMW, Volkswagen y Goldman Sachs. El Gobierno alemán también concedió una subvención de 902 millones para que la compañía construyera una gigafactoría. Y para dirigir el proyecto ficharon al exjefe de la cadena de suministros de Tesla. Pero, a la vista está que todo el apoyo financiero e institucional proporcionado no ha sido suficiente para encauzar el proyecto.

Tal vez en este fracaso esté el germen del cambio de la política comunitaria, dado que las baterías suponen un tercio del costo de los vehículos eléctricos. Esto las convierte en un elemento esencial para la reestructuración de la industria automovilística europea y para lograr los objetivos de la transición energética.

Los riesgos geopolíticos

El camino emprendido en la Unión Europea con los aranceles a los coches eléctricos de fabricación china se complementan con este cambio en los criterios para la concesión de subvenciones. Pero esto no es todo.

‘Financial Times’ asegura que la nueva Administración de Donald Trump presionará a Bruselas para que establezca barreras más altas a los bienes e inversiones chinos. En buena lógica, si Trump eleva los aranceles al 60%, las empresas chinas pueden plantearse redirigir sus inversiones a la UE, de ahí que la nueva Administración estadounidense presione a la UE para evitar que las compañías chinas se trasladen a Europa. En este contexto, la Unión Europea tendrá que plantearse hasta qué punto sigue a EEUU en su cruzada contra China o se planea una política propia.

El Gobierno chino advirtió a los fabricantes de automóviles que no hicieran grandes inversiones en Europa 

En Pekín parece que tienen las cosas más claras. A principios de año, en una reunión a puerta cerrada en el Ministerio de Comercio, el Gobierno advirtió a los fabricantes de automóviles que no hicieran grandes inversiones en Europa y les aconsejó que establecieran líneas de producción en el continente únicamente para el ensamblaje final. Según ‘Financial Times’, justificaron la recomendación en la incertidumbre política que existe en Bruselas.

De momento, el mayor fabricante de baterías eléctricas del mundo, la compañía china CATL, ha invertido miles de millones en una planta en Hungría y otra en Alemania. Otro importante fabricante de baterías, Envisión Energy, está invirtiendo en instalaciones en el Estado francés y en el Estado español.