
Otros cinco presos palestinos capturados en Gaza, Mohammad al-Akka, de 44 años; Samir al-Kahlout, de 52; Zuhair al-Sharif, de 58; Mohammad Lubbad, de 57, y Ashraf Abu Warda, de 51, han muerto bajo custodia israelí. Las nuevas víctimas mortales elevan a 54 el número de prisioneros palestinos que han muerto en cárceles israelíes desde el 7 de octubre de 2023, según datos palestinos, aunque otras fuentes elevan esta cifra a más de 60.
En cualquier caso, un número extremadamente elevado teniendo en cuenta que desde 1967 se había documentado la muerte en prisión de 291 palestinos.
Se estima que más de 10.000 personas están recluidas en cárceles israelíes, muchas de ellas detenidas en las razias que casi a diario el Ejército lleva a cabo en las ciudades de Cisjordania en paralelo a la devastación de Gaza.
Aproximadamente la mitad se encuentra bajo «detención administrativa», una práctica que les mantiene sin juicio, acusación ni pruebas en su contra y sin poder defenderse, y denunciada en repetidas ocasiones por organismos internacionales.
La Comisión de Asuntos de Detenidos y la Sociedad Palestina de Prisioneros denunciaron que «lo que les está pasando a los detenidos es solo otro aspecto más de la guerra de exterminio».
Los presos palestinos son sometidos a torturas de forma sistemática, como confirmó un informe de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU que destacaba que son sometidos a torturas, son encerrados en jaulas y sufren descargas eléctricas y quemaduras con cigarrillos.
Prisioneros liberados relataron que permanecieron con los ojos vendados, privados de alimento, agua y sueño, y que vivieron situaciones en las que se soltaron perros contra ellos, mientras que otros fueron víctimas de simulaciones de ahogamiento con agua o se les ataron las manos para colgarlos del techo.
La ONG israelí B’tslem también denunció actos frecuentes de «violencia grave y arbitraria, agresión sexual, humillación y degradación, deliberada inanición, condiciones antihigiénicas forzadas, privación del sueño y negación de tratamiento médico adecuado», entre otras muchas.
Demandas de liberación de Abu Safiya
En este contexto, cobra aún mayor gravedad el temor por la suerte del director del hospital Kamal Adwan, Hussam Abu Safiya, tras su arresto el viernes, después de que el Ejército israelí asaltara y destruyera el centro sanitario, el último hospital en funcionamiento en el norte de Gaza. Durante su detención, los soldados le obligaron a quitarse su bata médica y su ropa, y fue golpeado duramente con un cable y utilizado como escudo humano, denunció su familia.
Abu Safiya había perdido un hijo y él mismo fue herido por los ataques israelíes. Se negó a abandonar a los pacientes y heridos durante los casi tres meses de asedio y ataques que culminaron con el incendio del hospital, y apeló sin éxito a la protección internacional.
Su última imagen, con su bata blanca, acercándose entre las ruinas hacia los tanques que atacaron el hospital, se ha convertido en otro icono de la resistencia palestina, y la demanda de su liberación, en algo más que la alarma por una situación individual.
Su detención ha desencadenado una condena generalizada de organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS). Junto a Abu Safiya fueron arrestados más de 240 pacientes y trabajadores del hospital, humillados y maltratados ya en los primeros interrogatorios en el lugar.
Durante el traslado de diez pacientes críticos al hospital Al-Shifa que organizó la OMS, cuatro de ellos fueron también arrestados.
Según la CNN, presos recientemente liberados oyeron el nombre del médico en la terrible cárcel de la base militar de Sde Teiman, donde se han registrado las mayores atrocidades contra los prisioneros.

La familia hizo «un llamamiento urgente a la comunidad internacional para que actúe de inmediato por su liberación» y denunció que «fue detenido por las fuerzas de ocupación israelíes mientras cumplía con su deber humanitario, y ahora sufre graves malos tratos en el centro de detención de Sde Teiman, que incluyen humillación, exposición al frío glacial y negación de atención médica».
«A pesar de haber perdido a su hijo y de haber resultado herido durante esta guerra, el doctor Husam siguió sirviendo a su pueblo con una dedicación inquebrantable», añadió. La familia, que tiene ciudadanía kazaja, hizo un llamamiento especial al Gobierno de Kazajistán y a organizaciones internacionales como la OMS y MedGlobal para que intervengan y garanticen su liberación «antes de que sea demasiado tarde».
Un temor justificado por los precedentes del director del hospital Al-Shifa, Mohamed Abu Salmiya –que sufrió torturas diarias durante siete meses en Sde Teiman–, y del jefe de ortopedia del Kamal Adwan, Adnan al-Bursh –que murió torturado tras cuatro meses de detención–.
Albanese pide el boicot sanitario a Israel
Estos ataques sistemáticos a hospitales, médicos, enfermeros y pacientes llevaron a la relatora de Naciones Unidas Francesca Albanese a emplazar a los profesionales sanitarios de todo el mundo a romper toda relación con Israel «como forma de denuncia de la total destrucción del sistema sanitario palestino en Gaza a manos de Israel, en lo que supone una de las herramientas clave del genocidio en marcha».
Albanese acompañó su mensaje en la red X con la frase «Libertad para el doctor Hussam Abu Safiya».
Cerrado para siempre
Según el diario israelí «Haaretz», Israel no permitirá la reapertura del Kamal Adwan, y todas sus operaciones han sido trasladadas al hospital Indonesio, gravemente dañado por bombardeos de Israel y sin capacidad para prestar asistencia, según la OMS.
Muertos y frío
Los ataques israelíes en Gaza mataron a al menos 27 personas de las últimas horas. También murió de frío un bebé de un mes, gemelo del que falleció el domingo por el mismo motivo. Siete personas han muerto ya de frío por las condiciones provocadas por Israel.
Expolio en Jerusalén
La Gobernación de Jerusalén considerará tierra de nadie y no permitirá construir en cualquier inmueble cuya propiedad no pueda ser demostrada, lo que afecta sobre todo a los barrios árabes. Y ordenó demoler 13 viviendas de una familia que las habita desde la década de 1950.
El régimen sirio perfila sus estructuras de poder
El nuevo régimen de Siria convocará los próximos 4 y 5 de enero una Conferencia de Diálogo Nacional para diseñar las líneas generales del futuro del país, tras el derrocamiento de Bashar al-Assad. Según explicó una fuente del Gobierno interino a SyriaTV, portavoz de la nueva Administración de Damasco, a la conferencia serán invitados «alrededor de 1.200 personajes sirios del interior y el exterior del país». «Esto será a nivel individual y no de entidades, y entre los invitados habrán representantes de los jóvenes, las mujeres, los religiosos y la sociedad civil», detalló. La fuente aseguró que en el encuentro estarán representadas «todas» las tendencias, etnias y confesiones del tejido sirio y que durante la conferencia se comunicará la disolución del Parlamento y se formará un «comité de expertos para redactar una nueva Constitución».
También se anunciará la disolución del Organismo de Liberación del Levante o Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y de «todas las demás facciones», como adelantó el hombre fuerte del país, Ahmed al-Sharaa (antes Abu Mohamed al-Golani). El HTS, antigua filial de Al Qaeda en Siria, lidera la coalición islamo-yihadista que tomó el poder en una ofensiva relámpago.
La fuente apuntó también que en la reunión se notificará la formación de «una entidad consultiva que se encargará de asesorar al presidente interino» que dirigirá el país durante la transición, y señaló que «sus componentes pertenecerán a diversas corrientes y serán elegidos sobre la base de su competencia».
En una entrevista a la televisión saudí Al-Arabiya, Al-Sharaa indicó que el proceso de preparar y escribir una nueva Constitución puede llevar entre dos o tres años, y que no habrá elecciones antes de cuatro. Argumentó la dificultad de establecer un calendario debido a que más de 15 millones de personas están en el extranjero a raíz de la guerra civil que estalló en 2011.

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