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Maduro toma posesión en un contexto muy polarizado y con amenazas internacionales

Nicolás Maduro ha jurado su cargo como presidente reelecto de Venezuela entre desmarques internacionales (amenazas incluidas) y protestas de la oposición, que no ha forzado de momento la entrada al país de su candidato, Edmundo González.

Maduro, con la banda presidencial.
Maduro, con la banda presidencial. (Jhonn Zerpa | AFP)

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha tomado posesión del cargo en torno a las 15.30 de este viernes en Euskal Herria en la sede de la Asamblea Nacional tras las elecciones del pasado 28 de julio, en las que la oposición denunció fraude en el recuento de votos y se atribuye la victoria.

En un acto conducido por el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, Maduro ha jurado «por la historia» y por su «vida» acatar la Constitución y ejercer como presidente venezolano para los próximos seis años.

El chavismo se había movilizado en las calles de Caracas desde la víspera para arroparle, frente a movilizaciones promovidas por la oposición y que tuvieron su punto culminante el jueves con la confusa reaparición en escena de su líder, María Corina Machado.

Pese a que había anunciado que entraría en Venezuela e intentaría tomar posesión, el candidato opositor Edmundo González (teóricamente exiliado en el Estado español) permanece de momento en la República Dominicana, como colofón de una gira en búsqueda de apoyos que lo ha llevado por Estados Unidos, Argentina o Chile.

Estados Unidos y la UE frente a Rusia y China

La toma del cargo por Maduro se produce en un contexto de fuerte tensión interna y también de rechazos internacionales. En las últimas horas se ha distinguido en ello la Unión Europea, que no solo no reconoce a Maduro sino que ha aprobado este mismo día sanciones contra 15 funcionarios venezolanos. Entre ellos figuran la presidenta del Tribunal Supremo, Caryslia Rodríguez, y cargos del Consejo Nacional Electoral, a los que acusan de proclamar presidente al candidato chavista sin haber ganado los comicios de julio.

Estados Unidos ha elevado a 25 millones de dólares la recompensa por informaciones que faciliten el arresto o la condena de Maduro

 

Más lejos va Estados Unidos, que no disimula que hará todo por lo posible para acabar con el chavismo. El Gobierno de Biden ha elevado a 25 millones de dólares la recompensa por informaciones que faciliten el arresto o la condena de Maduro dentro de un nuevo paquete de medidas que incluye también sanciones contra funcionarios vinculados a instituciones chavistas y con el que Washington quiere dejar claro que el opositor Edmundo González es el «presidente electo».

Otros países sí han enviado representación a la oficialización de la reelección de Maduro. Es el caso de México, cuya presidenta Claudia Sheinbaum ha dicho que «nunca hemos estado a favor de la criminalización de la oposición política, no estamos de acuerdo con ello, pero respetamos evidentemente la soberanía de los pueblos».

Al acto de toma de posesión de Maduro han acudido algunos de sus aliados internacionales, como el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega o el de Cuba, Miguel Díaz-Canel, así como el expresidente hondureño Manuel Zelaya o representantes del presidente chino, Xi Jingping o el ruso Vladimir Putin, países a los que Maduro ha catalogado como los «hermanos mayores» de Caracas.

«Será el periodo de la paz»

En el acto encabezado por el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, Maduro ha jurado «por la memoria eterna» del expresidente Hugo Chávez, y por «el histórico y noble aguerrido pueblo de Venezuela» que cumplirá «todas las obligaciones de la Constitución y las leyes de la República».

«Este nuevo periodo presidencial será el periodo de la paz, la prosperidad, la igualdad y la nueva democracia. Lo juro por la historia, lo juro por mi vida y así cumpliré y cumpliremos. Lo juro», ha manifestado Maduro poco antes de recibir la banda presidencial y el collar con la llave del arca que guarda el texto fundacional.

El acto, que ha arrancado cerca de dos horas antes de lo previsto, ha incluido la firma del acta de juramentación por parte de Maduro y del resto de representantes de los Poderes del Estado. A continuación, el presidente ha subido a la tribuna de oradores tras abrazarse con el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.

Durante su discurso se ha erigido como «el presidente pueblo» y ha asegurado que «jamás» traicionará a los venezolanos. «Voy para adelante con la fuerza huracanada y volcánica de un pueblo que quiere patria, que quiere futuro, que quiere paz. Que nadie se confunda con el pueblo de Venezuela».

«He jurado con la fuerza y el compromiso demostrado de todos estos años de lucha, a esta misma Asamblea Nacional vine, había otro rostros y juré (...) Veníamos devastados, con el alma destrozada, con el alma destruida por haber despedido de esta vida al inmortal, al invicto, a nuestro amado comandante Hugo Chávez», ha apuntado.

Maduro: «No seré jamás el presidente de las oligarquías, los apellidos, los supremacismos ni los imperialismos»

 

En un alegato contra la influencia de gobiernos extranjeros, Estados Unidos y la derecha latinoamericana, Maduro ha aseverado que se debe al pueblo «en vida completa, en cuerpo y en alma». «No soy el presidente, no he sido ni seré jamás, de las oligarquías, de los apellidos, de los supremacismos ni de los imperialismos», ha dicho.

En sus ataques a la derecha mundial y contra los líderes sudamericanos contrarios a su régimen, Maduro ha destacado por encima de otros al presidente argentino, Javier Milei, a quien ha acusado de ser «un nazi sionista sádico social» que lidera la «extrema derecha» de la mano del «imperio norteamericano». «Cree que le puede imponer a Venezuela un presidente, a Venezuela no le impone un presidente nadie en este mundo», ha dicho.

También ha asegurado que «a los débiles, a los cobardes y a los pusilánimes no los respeta nadie», momento en el que ha mencionado directamente a la situación en Panamá y también en Canadá, a cuyo primer ministro en funciones, Justin Trudeau, ha catalogado como «el ser más arrastrado». Respecto a los expresidentes colombianos Álvaro Uribe e Iván Conde, les ha acusado de «financiar con cocaína» a grupos delincuentes.

PNV y Pradales, con González

En Euskal Herria, tanto el PNV como el lehendakari de la CAV, Imanol Pradales, han expresado su total convicción de que Edmundo González es el legítimo presidente de Venezuela frente a Maduro. Desde el PNV, Joseba Díaz Antxustegi ha cargado además contra EH Bildu por no secundar esta posición.

En mensajes en redes, Pradales ha reclamado el reconocimiento de Edmundo González como «presidente legítimo y democráticamente elegido» y ha pedido la liberación de las personas opositoras detenidas en el país.

«Es un régimen autoritario que no cuenta con el respaldo del pueblo venezolano ni de la comunidad internacional. El último episodio ha sido la detención y posterior liberación, de la líder opositora María Corina Machado tras una marcha de protesta multitudinaria en Caracas», ha criticado.