
Un masivo apagón afectó a Chile el pasado martes. El corte de suministro dejó al 95% de los casi 20 millones de chilenos sin electricidad en pleno verano. Se inició a las 15:16 de la tarde y sumió al país en el desconcierto y la confusión. Algunas personas quedaron atrapadas en ascensores y atracciones, los bancos cancelaron su actividad, los restaurantes cerraron, los comercios echaron la persiana y algunos servicios esenciales como el metro en Santiago se detuvieron. El apagón obligó a muchos trabajadores a regresar a sus domicilios andando.
Para hacer frente a las críticas, la eléctrica ISA Interchile señaló en un comunicado que a los 44 minutos de producirse la avería se empezó a restablecer el suministro. A media noche el Coordinador Eléctrico Nacional informó que se había recuperado el equivalente del 90% del consumo.
Estado de emergencia
Con el fin de garantizar la seguridad, el Gobierno decidió decretar el estado de emergencia por catástrofe y estableció un toque de queda de 22:00 hasta las 6:00 del miércoles. Asimismo, suspendió las clases de más de 300.000 escolares.
Desde el primer momento, el Gobierno descartó que se tratara de un ataque contra la red. «No hay ninguna razón para suponer que detrás de esto hay un ataque. Sería una falla propia del funcionamiento del sistema», dijo la ministra del Interior, Carolina Tohá, en una conferencia de prensa.
«No es posible que la vida cotidiana de millones de chilenos y chilenas se vea alterada de esta forma por empresas que no hacen bien su trabajo», subrayó el presidente de Chile, Gabriel Boric.
Por su parte, el presidente del país, Gabriel Boric, en una alocución televisiva calificó de «indignante» lo ocurrido. «No es posible que la vida cotidiana de millones de chilenos y chilenas se vea alterada de esta forma por empresas que no hacen bien su trabajo», subrayó Boric. Consideró que la situación debía haberse corregido mucho antes y añadió que «es deber del Estado chileno hacer valer sus responsabilidades».
La eléctrica se defiende
La empresa responsable del servicio ISA Interchile, propiedad del grupo colombiano ISA, aseguró que el corte se debía a que «un imprevisto aún no identificado» había activado los esquemas de protección que provocaron la desconexión automática de dos circuitos. Unas explicaciones que no convencieron al Gobierno. La ministra de Interior, Carolina Tohá, exhortó a las empresas a «no excusarse» de la cascada de errores que derivó del corte de una empresa que tuvo problemas en sus operaciones.
En Chile, la generación, transmisión y distribución de electricidad está privatizada casi totalmente desde la dictadura de Pinochet. El Estado se encarga solamente de la regulación. Hace apenas seis meses, en pleno invierno, un apagón dejó sin luz a millones de personas en Santiago, algunos durante semanas, lo que llevó al Estado a imponer una multa histórica a la distribuidora de origen italiano Enel.
El apagón del martes es el mayor desde 2010, entonces a causa de un terremoto. El Coordinador Eléctrico Nacional informó de que la avería se produjo por la desconexión de una línea de 500kV en el norte de Chile que provocó una caída en cadena en el sistema. Solo se libraron las regiones de Aysén y Magallanes, las más australes del país, cuyas redes eléctricas funcionan de manera independiente.
Consecuencias de la avería
El Gobierno está investigando la muerte durante el apagón de tres personas que dependían de la electricidad para vivir. Considera «altamente probable» que exista una relación entre esas muertes y el corte de suministro.
Por otra parte, las repercusiones de la avería han llegado hasta los mercados de materias primas. El corte de suministro obligó a detener la explotación de las principales minas de cobre del país, una materia prima de la que es el principal productor, lo que sacudió los mercados mundiales de metales.
En octubre del año pasado, Cuba se vio afectada por un apagón que dejó a prácticamente todo el país sin electricidad. A las infraestructuras obsoletas a causa del bloqueo se suma una demanda creciente. Una situación que se repite también en otros países, como Sudáfrica, donde la falta de inversiones en la empresa pública Eskom está obligando al Gobierno a realizar apagones rotativos cada vez que se produce un desajuste entre oferta y demanda.
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