Xabier Rodríguez

La prolongada melancolía del Rangers

Vendido en 2011 por una libra, el rival del Athletic este jueves intenta renacer de sus cenizas. Lo va logrando en lo deportivo, pero no tanto en lo económico, lo que da un plus de urgencia a esta eliminatoria.

Hinchas del Rangers en el partido de ida contra el Athletic en Ibrox Park.
Hinchas del Rangers en el partido de ida contra el Athletic en Ibrox Park. (Ewan Bootman | AFP)

Este jueves el Athletic deberá ganar en San Mamés su partido de vuelta de los cuartos de final si quiere seguir adelante en su camino hacia la soñada final de la Europa League. Enfrente tendrá al Rangers, uno de los dos gigantes del fútbol escocés. Sin duda, uno de los clubes con más historia del mundo, capaz de movilizar a una de las más numerosas legiones de aficionados. También un club que arrastra una muy delicada situación económica y que, en 2012, a punto estuvo de llevarlo a la desaparición. O tal vez sería más correcto decir que ese año nació un nuevo club de fútbol.

Hay quien sitúa en ese 2012 el inicio de la crisis del Rangers. Otros opinan que habría que remontarse a 2004, cuando el club empezó a utilizar la Employee Benefit Trust (EFT). Los más románticos, en cambio, sitúan el inicio de los males del club en el 10 de julio de 1989, el día que el Rangers volvió a fichar a jugadores católicos.

Algunos sitúan el origen de la crisis en una cuestión económica: la EFT. Otros prefieren culpar a la entrada de jugadores católicos

 

Hasta entonces el Rangers había mantenido una filosofía con ciertas similitudes a la del Athletic. En sus orígenes contó con jugadores católicos, pero, a partir de los años veinte y como representante de la comunidad protestante de Escocia, mantuvo la norma de no fichar a ningún jugador que profesara la religión que simbolizaba su rival, el Celtic. No fue una decisión meditada ni de la que quedaran registros, pero, con el paso de los años, se dio por supuesto que el Rangers no admitiría católicos.

Cuando, en 1986, Graeme Souness firmó como nuevo entrenador del club, ya anunció que no tenía intención de respetar esta norma no escrita y, en el verano del 89, provocó un terremoto social al anunciar el fichaje del delantero católico Mo Johnston. El escocés había jugado las dos temporadas anteriores en el Nantes, después de tres años en el Celtic. De hecho, estuvo a punto de volver al club católico de Glasgow y declaró que «no hay otro club británico para el que podría jugar además del Celtic». Por eso generó tanta sorpresa verlo aparecer en la sala de prensa de Ibrox Park como nuevo fichaje del Rangers y no tardaron en organizarse protestas, tanto de aficionados del Celtic, como de aficionados del Rangers.

Bancarrota

Johnston dejó el club en el año 91, pero el Rangers vivió una década de dominio deportivo durante los años 90, con 9 títulos de liga consecutivos, gracias a jugadores como Gascoigne, Brian Laudrup, Caniggia o Arteta. Desgraciadamente, el club financió estos fichajes elevando progresivamente una deuda que, para 2004, llegaba a los 74 millones de libras.

Con el club en una situación económica muy delicada, el Rangers utilizó una fórmula fiscal conocida en el Reino Unido como Employee Benefit Trust (EBT), la creación de un fideicomiso del que los empleados de una empresa pueden ir tomando dinero prestado, para devolverlo más adelante. El problema fue que, en el Rangers, nadie mostró interés en devolver el dinero y para finales de la década, la hacienda británica terminó investigando al club por evasión fiscal y reclamándole impuestos por valor de 49 millones de libras.

Ahogado por las deudas, David Murray, propietario del Rangers, vendió el club en 2011 por una libra. El nuevo propietario, Craig White, prometió resolver los problemas con hacienda y con los diferentes acreedores, pero no hizo más que empeorar la situación y en febrero de 2012, el club entró en situación de administración judicial. Esta situación de emergencia tampoco fue una solución y para verano de 2012, se decretó la quiebra del Rangers.

La noticia generó un impactó enorme en la sociedad escocesa y mientras los aficionados se manifestaban intentando evitar la liquidación del club, una nueva empresa compró la propiedad del Rangers por 5,5 millones de libras. La federación escocesa aceptó a esta empresa como nueva propietaria y este es el principal argumento de quienes defienden que se trata de los continuadores legítimos del Rangers.

El club emprendió un nuevo camino desde el escalón más bajo; en un partido contra el Brechin City el balón quedó colgado encima de unos setos

 

El resto de clubes, en cambio, rechazaron que mantuviera su plaza en la Premier escocesa y lo descendieron cuatro categorías. Sin embargo, a ojos de la Hacienda británica el Rangers que empezó en la categoría más baja del fútbol profesional escocés es una nueva sociedad anónima y este es el principal argumento de quienes defienden que se trata de un nuevo club, por más que conserve el mismo escudo, estadio y palmarés del viejo Rangers.

El club emprendió un nuevo camino desde el escalón más bajo, jugando en estadios que no tenían la capacidad necesaria para acoger a todos los hinchas que querían ver a su equipo y dejando situaciones inverosímiles, como el partido contra el Brechin City en el que el balón quedó colgado encima de unos setos.

Cuatro largos años fue lo que tardó el Rangers en volver a la Premier escocesa, logrando en ese periodo una asistencia media de 50.000 espectadores por partido. Sin embargo, la distancia con el Celtic también se fue agrandando. Así, cuando en 2016 volvieron a la máxima categoría, el presupuesto del club era tres veces más bajo que el de su histórico rival.

Desde su retorno a la élite han sido pocas las razones para celebrar que ha tenido el Rangers. En 2021, dirigidos por el ex Liverpool, Steven Gerrard, volvieron a ganar la Premier escocesa y un año más tarde disputaron la final de la Europa League frente al Eintracht Frankfurt.

La realidad económica del club, por su parte, sigue siendo preocupante. Obligado a competir con el Celtic, el Rangers presentó la pasada temporada un déficit antes de impuestos de 17,3 millones de libras, frente a los 18 millones de beneficio de su máximo rival. Ahora, la eliminatoria frente al Athletic no es sólo una oportunidad de seguir adelante en la Europa League, también es una manera de aumentar los ingresos extraordinarios y equilibrar un poco una situación económica que hace ya décadas que no da respiro.