
La planta que la multinacional Guardian tenía en Laudio podría seguir adelante con otros inversores, según la previsión del diputado general de Araba, Ramiro González, que en las últimas horas ha dicho ser «muy optimista» al respecto.
El horno de Guardian fue apagado a finales de enero en un proceso controlado y avalado por el Gobierno de Lakua, que dijo entonces que era la mejor fórmula para poder reactivar la actividad en un futuro. Esta acción se acompañó de un ERE de extinción para 171 trabajadores.
La novedad ahora estriba en que González ha afirmado que hay «inversores», en plural, interesados en la planta. Y ha añadido que se han abierto «negociaciones» al respecto, aunque por el momento no se pueden ofrecer más datos.
En Radio Euskadi, este lunes Ramiro González ha dicho solo que quizás próximamente «habrá buenas noticias». El diputado general del PNV se ha referido al asunto en el marco de la celebración de San Prudencio, a preguntas.
En la tarde del domingo se había mostrado más explícito en la misma emisora: «Hay un plan, hay inversores, hay un análisis de la operación y unas negociaciones en marcha», señaló, de modo que espera que finalmente «esta operación se conseguirá cerrar».
El diputado general arabarra añadió que buscan «una garantía de que no solo se inicie una actividad, sino que esa actividad vaya creciendo y cada vez vaya ocupando a más personas de la comarca».
Paradójicamente, tras estas afirmaciones en Onda Vasca el propio Ramiro González ha pedido «discreción» en torno a este proceso porque mantenerla «es fundamental».
Para construir ese proyecto industrial, ha subrayado, se necesita la colaboración de varios actores, «en primer lugar, de la propiedad actual de Guardian, que tiene que colaborar porque tiene que ser parte de la operación y tiene que transmitir la propiedad de las instalaciones», y, por otro lado, «de los inversores industriales locales, que tienen un proyecto industrial para dar continuidad a una actividad o a varias actividades en esas instalaciones», además de que las administraciones, en este caso Lakua y Diputación de Araba, «tienen que acompañar en esta operación».
Dudas de la plantilla
A finales de febrero la plantilla se mostró muy escéptica respecto a la posibilidad de que la actividad se reinicie. Calificó de «humo y publicidad» los anuncios sobre posibles inversores cuando «la única realidad son los despidos».
Mikel Sánchez, en nombre del comité, indicó que «el horno es viable y se puede arreglar, como han hecho en varias ocasiones, porque estos hornos tienen fecha de caducidad y cuando termina su periodo de actividad, se tira y se reconstruye e instala otro». Desmintió así lo mantenido por la multinacional, en el sentido de que «una avería» obligaba al cierre de la actividad.

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